Pontificia y Real Hermandad Sacramental, Nuestra Señora de Roca Amador, Ánimas Benditas, Beato Marcelo Spinola y Primitiva Cofradía de Nazarenos de María Santísima en su Soledad
Cinco hermandades
En la actual corporación que conocemos titulándose como de la hermandad de la Soledad de San Lorenzo pervive la historia de hasta cinco antiguas cofradías: la primitiva hermandad de Nazarenos de Nuestra Señora de la Soledad, la Sacramental de San Lorenzo que había sido fundada por Teresa Enríquez al principio del siglo XVI, la corporación Sacramental de lo que fue parroquia de San Juan de Acre, la hermandad de las Ánimas Benditas de San Lorenzo y la hermandad gloriosa del Rosario de Nuestra Señora de Rocamador que había visto la luz en 1691.
Nos encontramos ante una de las cofradías sevillanas que más ahonda en la historia de nuestras corporaciones ya que existen datos documentales sobre su existencia en 1549 y que sus primeras reglas fueron refrendadas en 1557 por lo que siempre ocupó puesto de privilegio en los actos a los que asistían todas las corporaciones desde antiguo como la procesión del Corpus, la Bula de la Sagrada Cruzada o las procesiones del Cristo de San Agustín. Incluso desde pronto hay noticias de la relación de la hermandad con la realeza de España pues en mayo de 1570 “el rey Felipe II pidió expresamente orar ante la imagen de la Soledad, a la cual tenía gran devoción, ya que su tercera mujer, la reina Isabel de Valois, había extendido entre la corte esta devoción. Desde entonces, y hasta el reinado de Isabel II, la Hermandad usó como escudo corporativo el del monasterio reinante”.
Copia de las Primeras Reglas de Hermandad de la Soledad. 1557.
Documento de agregación de la Capilla de la Soledad en el Convento del Carmen a la Basílica de San Juan de Letrán (1594).
La Hermandad de la Soledad conserva en su Archivo tres documentos pontificios que se relacionan con su capilla en el convento casa grande del Carmen Calzado, en la calle Baños, donde tuvo su sede. El más importante es el de la imagen, fechado en 1594, por el cual la nueva capilla de la Soledad era agregada a la basílica romana de San Juan de Letrán. El documento incluye la primera imagen iconográfica conocida de la Soledad.
La cofradía se sitúa en sus inicios, mediados del siglo XVI, en el monasterio benedictino de Santo Domingo de Silos desde donde hacía estación al templete de la Cruz del Campo. De ahí vivió en breves periodos de tiempo en el convento de Santiago de la Espada en 1561, en el Hospital del Amor de Dios, siete años después, hasta que se llega en 1575 al Convento Casa Grande del Carmen Calzado de Sevilla como cuenta los testimonios que dejó escrito Miguel de Espinosa y Maldonado quien manifestó que tras la cofradía de las Angustias y la de Nuestra Señora de la Cabeza “la tercera Cofradía es la de la Soledad de Nuestra Señora, imagen devotísima, cuya devoción publican muy bien los Nobles y serenosos sevillanos. Está colocada esta Soberana Imagen en una Real Capilla. En tiempos antiguos estuvo en el Convento de Santiago de los Cavalleros. Visitó esta Soberana Imagen el Señor y Prudente Rey Don Phelipe segundo, y fue uno de sus primeros devotos, y así mandava que en todas las ocasiones que las armadas y exercitos pudieran tener conflictos se hiciesen especiales rogativas a esta Señora. Ha más de ochenta años que labró la Capilla que oy tiene”.
En el Ayuntamiento de Sevilla se acogió en 2018 la exposición "Soledad. 150 años de San Miguel a San Lorenzo". En ella se pudo contemplar una maqueta que reproducía la capilla que poseyó la hermandad en la Casa Grande del Carmen y que contaba con una puerta independiente en la actual calle Goles. La maqueta reproduce la capilla tanto por fuera como por dentro, con el altar de la Soledad.
La cofradía del XVI
La hermandad realizaba la estación de penitencia en la noche del Jueves Santo pasando después a realizarla en la madrugada del Viernes Santo y, desde 1567, en la tarde de dicho día. El cortejo procesional constaba de “unas parihuelas con una cruz desnuda sobre su calvario, unas andas con un Cristo Yacente en su sepulcro y por último el paso de la Virgen de la Soledad sin palio ni cubierta alguna”. Era costumbre que al regreso de la estación de penitencia se dejase el segundo paso, el del Entierro de Cristo, en el cercano convento del Dulce Nombre de Jesús para el domingo de Pascua efectuar una representación con otras dos imágenes hoy desaparecidas: un Cristo Resucitado y una Virgen de gloria. Es por este motivo por lo que hay muchos testimonios de hermandades con la misma advocación de “Soledad” que también daban culto a la imagen de Jesús Yacente. La hermandad hubo de dejar este pasaje de Jesús muerto por la fundación en la ciudad de la cofradía del Santo Entierro y por la prohibición en 1604 del cardenal Niño de Guevara a que se efectuara la representación de la Resurrección que acabamos de contar. Es por este motivo que desde ese momento sólo salieran los pasos de la Cruz y de la Virgen, para la que incluso estrenaba en 1606 un paso de palio, idea propugnada por Antonio de Cabreros, siendo la primera dolorosa de la ciudad en llevar esta pieza en su paso procesional para asombro del Abad Gordillo que en sus “Religiosas Estaciones” consideró “impropio del trance tan doloroso que representa el misterio de la Soledad de María.”
Fue el historiador de las cofradías José Bermejo, que ocupó en la hermandad varios cargos en su junta de gobierno quien de descubrió, de cuentas fechadas en 1610 y 1614, el pago de “un palio de terciopelo negro bordado en oro para la ymagen de nuestra señora, esta cofradía que es y fue el que servio el biernes santo de este año”. Por documento de la hermandad se conoce que el palio estaba bordado en oro, plata y seda de colores sobre terciopelo negro y que se empleó ruan para el forro de las cenefas, cincuenta y una onzas de oro para el forro del palio, resultando curioso señalar también entre los materiales “una tercia de tela de plata rrissallana de Toledo para los escudos”. Las labores de realización de esta pieza fueron de Francisco, Ana y Bernardo Ramírez aunque se desconoce si tenían parentesco entre si, siguiendo el diseño de Gaspar de la Rúa y se conoce que tenía diez varas o varales, de madera que en 1620, se sustituyeron por otras de plata aunque fueron reducidas a ocho, según se desprende del famoso dibujo que legó Lucas Valdés en la segunda mitad del XVII. El paso se completaba con una peana, cuatro faroles y cuatro cantoneras vistiendo la Virgen de blanco con manto negro. El primero de los pasos, el de la Cruz, fue ampliamente reformada en 1631 siguiendo los dibujos de Alonso Cano siendo “la única obra que se conozca del genial y polifacético artista granadino para una cofradía sevillana”. Ese paso desapareció con la invasión francesa.
La hermandad continuó su vigencia durante el siglo XVII como denota la profusión de lujo de la capilla donde residía la hermandad siendo de las más ricas de Sevilla y en la que destacaba por ejemplo una campana de 137 libras de peso, frescos de Manuel Díaz o el altar mayor que en 1682 se encargó a Bernardo Simón de Pineda a quien ayudó Pedro Roldán. Además, hablan las crónicas sobre la profusión de plata en el frontal del altar, las lámparas, candeleros y objetos litúrgicos además de los adornos para los pasos.
Situados en el siglo XVIII, en 1707 se redactaron nuevas reglas en las que se especificaba que la estación de penitencia continuaría siendo el Viernes Santo dándose la circunstancia de que permanecía siendo la última hermandad en procesionar lo que le suponía el “privilegio secular que le exoneraba de acudir al anual Cabildo de Toma de Hora en el cual el resto de las Hermandades, junto cola autoridad municipal, establecían los horarios, itinerarios y orden de salida de las restantes cofradías sevillanas”.
A lo largo de su ya dilatada historia, la hermandad de la Soledad se ha regido por ocho reglas distintas: 1557, las fundacionales; 1617, las primeras que exigían la nobleza para poder ingresar en la corporación; 1707, recientemente descubiertas; 1862, redactadas por José Bermejo, aprobadas por Isabel II y que eximieron ya de la nobleza para el ingreso en la corporación; 1946; 1961; 1977, las de la fusión con la Sacramental, y las de 1988, actualmente en vigor.
San Miguel
La invasión francesa de Sevilla es 1810 motivó que el convento fuera convertido en cuartel y la capilla de la Soledad en establo, comenzando la hermandad unos años difíciles. Así empezó para la imagen de la Virgen en continuo tránsito entre oratorio de particulares, como el de la marquesa de Vallehermoso, en la calle Santa Clara, y el del marqués de Rianzuela, en la calle Armas, hasta que por fin pudo ser ubicada en la parroquia de San Miguel.
Esta parroquia fue fundada en el siglo XIII y reconstruida durante el reinado de Pedro I de Castilla, tras el terremoto en 1356, por iniciativa del arzobispo de la ciudad, Nuño de Fuentes. Fue gravemente afectada por el terremoto de Lisboa de 1755 y las obras de reparación se prolongaron entre 1755 y 1757. La junta revolucionaria de 1868 suprimió esta iglesia el día 6 de octubre y la demolición se inició el 8 de noviembre. Parte de su patrimonio se encuentra disperso por distintos templos de la ciudad, y en especial en la Iglesia de San Antonio Abad y en la de la Magdalena, donde se guarda su importante archivo.
La consecuencia de estos años convulsos fue la pérdida de todas las alhajas y los más de mil kilos de plata que custodiaba la hermandad en enseres. La cofradía comenzaría a salir de este bache hacía 1860 por la labor de varias por la labor de varias personas entre las que se encontraba el historiador José Bermejo.
Ocho años después, tras el cierre y el derribo de San Miguel, la cofradía llegó hasta San Lorenzo interviniendo activamente en este traslado Eugenio Fernández de Zendrera, presbítero en la parroquia. Cuenta las crónicas que la hermandad “llegó casi con o puesto: la imagen de la Virgen, una corona de plata varias veces embargada, las lozas de Génova y dos rejas de hierro que se colocaron en la antigua capilla de la Pastora”.
Ya instalados en el siglo XX, hay que indicar que esta fue la primera hermandad en incluir entre las insignias de su cortejo procesional la bandera asuncionista en 1911 y la primera en realizar un besamanos en 1929.
La incorporación al Sábado Santo fue en 1965, con motivo de las misiones, al barrio de San Jerónimo para presidir un centro misional, concretamente en las escuelas nacionales de la calle Boquerón visitando el cementerio de San Fernando hecho éste de la visita al camposanto que se repitió en el 2003.
Es lógico que a lo largo de la historia de la corporación haya habido nombres importantes que con su esfuerzo hicieron y hacen grande a esta hermandad. En este capítulo queremos pararnos ahora en la labor del poeta y escritor Joaquín Romero Murube quien recibió la primera medalla de oro de la hermandad en 1961. El escritor ingresó en la hermandad en 1917, con doce años y ella cedió los derechos de autor de varias de sus obras. De la Virgen de la Soledad quedan innumerables textos suyos como por ejemplo el que plasmó en su obra “Dios en la ciudad” donde escribió que “la de dolor, del dolor de la soledad, del dolor más real y aparente de todos los dolores… Va casi sola. Silencio, fin, agotamiento. Los hermanos de la Soledad lloramos esta soledad en que camina nuestra Virgen. Las sillas se apilan uniformes contra las aceras. No nos miran. Por entre la sombra y el silencio de las calles vamos con Nuestra Virgen de la Soledad, en soledad. ¡Bendita sea!”.
Nuestra Señora de la Soledad
La imagen de Nuestra Señora de Soledad es de candelero para vestir, si bien en origen parece que fue escultura de talla. Tiene los ojos de cristal que le fueron añadidos seguramente en una restauración efectuada en el siglo XVIII y “presenta las características propias del periodo de transición entre el tardomanierismo y el primer realismo barroco. A pesar de las numerosas restauraciones sufridas, la imagen conserva significados rasgos arcaicos que nos permiten mantener su atribución temporal en la segunda mitad del siglo XVI: pupilas levemente achinadas, boca cerrada, cierto hieratismo, frontalismo y cuello recto”.
Sobre su autoría no hay unanimidad entre los estudiosos. Los principales análisis la sitúan como obra anónima del siglo XVI, teoría de Cañizares Japón y Pastor Torres, mientras que otros la datan en torno a 1600 como apuntan Bernales Ballestero, González Gómez y Roda Peña. Hay incluso autores, como Morales Martínez, que fechan la escultura más tarde hasta mediados de siglo XVII.
La Señora procesiona en un paso diseñado por Santiago Martínez Martín y en el que aparece al pie del Santo Madero del que penden sudario y escalera que sirvieran para descender el cuerpo del Señor. La construcción data de 1949 realizada en los talleres de Francisco Ruiz Rodríguez, “Maestro Curro” interviniendo además en su ejecución los tallistas Rivette y Francisco Carrero, el escultor Manuel Vergara que hizo los ángeles mancebos y demás figuras y el dorado Manuel Calvo, mientras que la carpintería fue de Francisco Bailac.
En la delantera del paso podemos ver una capilla en la que se puede contemplar una pequeña imagen de la Virgen de la Asunción tallada y policromada en el siglo XVIII “queriendo simbolizar la mayor gloria de la Reina de los Ángeles, de subir a los Cielos, una vez terminada su vida terrenal”.
El estreno fue en la Semana Santa de 1951. Los documentos de la hermandad nos explican que “es ante todo un paso “sevillano” de estilo barroco más o menos puro y consta de respiraderos, mesa y canasto todo tallado y dorado, llevando estofado en blanco el tema de las azucenas , símbolo de la pureza de la Virgen y los tulipanes, blancos y oro, junto a los laudes que corren en rojo frisos a través de todos sus tercios, ese poema de belleza, artísticamente armonizado que es el “paso” de la Soledad”. Decora todo el paso en el friso, una inscripción latina alusiva a la Virgen, tomada de versículos y estrofas de las Sagradas Escrituras cuya traducción sería “¿A quién te compararé o con quién te asemejaré hija de Jerusalén? ¿A quién te igualaré yo para consolarte, Virgen, hija de Sión? Inmenso como el mar es tu quebranto ¿A dónde se fue tu amado? ¡Oh la más hermosa de las mujeres! ¿A dónde se marchó tu Querido, y le buscamos contigo? Sin embargo, la Virgen, más intrépida que los mismos mártires, se mantiene de pie por un nuevo milagro, no muere, oh Madre, entre tantas causas de muerte, y crucificada por tan atroces dolores. Reina de los Mártires, ruega por nosotros. Tú permaneciste junto a la Cruz de Jesús”.
Debido a la antigüedad de la Imagen es lógico suponer que ha sufrido numerosas intervenciones, siendo la de mayor envergadura la sufrida en el momento en que se mutiló la Efigie original para la colocación de un candelero y brazos articulados, para poder ser vestida más cómodamente. No es posible datar este hecho, pues pudo suceder bien en torno a 1568 o bien posteriormente.
La Virgen de la Soledad frente a la Basílica de la Macarena, en su camino hacia el Cementerio de San Fernando durante las Misiones Generales de 1965.
Hábitos de finales del XVI
El hábito actual de los nazarenos se compone de túnica de sarga o lienzo blanco de cola, ceñida por cíngulo de algodón negro y escapulario, manguitos y antifaz también negro, atuendo muy similar al que ya usaban los hermanos de esta cofradía a finales del siglo XVI.
El detalle
Incensario en plata, obra de Seco Velasco (1957).
Estandarte rojo de Nuestra Señora de Roca-Amador (conocido como Simpecado “de diario”) (1742).
La Hermandad de Nuestra Señora de Roca-Amador (integrada en la Soledad) poseía dos estandartes o simpecados. El de la imagen es el segundo estandarte, llamado «de diario», que es el que sale en la procesión penitencial del Sábado Santo. Fue bordado originalmente en 1742, con una pintura central de Santa María de Roca-Amador, obra de Domingo Martínez. La base de terciopelo rojo se renovó en 1972 en el taller de Sobrinos de José Caro.
Escucha algunas de las marchas dedicada a los titulares de la hermandad.
LA SOLEDAD Pedro Morales Muñoz 1991
LA SOLEDAD DE SAN LORENZO Jacinto Manuel Rojas Guisado 2014
MARÍA SANTÍSIMA EN SU SOLEDAD José Albero Francés 2006
Video de Nazareniteando
Bibliografía
Enciclopedia de la Semana Santa de Sevilla del El correo de Andalucía
Sevilla y su Semana Santa memoria de un siglo de ABC
http://www.hermandaddelasoledad.org
http://periodistacofrade.blogspot.com
http://www.rafaes.com
http://elforocofrade.es
https://sevilla.abc.es/pasionensevilla/
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https://sevillabuenasnoticias.com
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