Real Hermandad Sacramental del Santo Entierro de Nuestro Señor Jesucristo, Triunfo de la Santa Cruz y María Santísima de Villaviciosa.
Una cofradía singular
Debido a las especiales características de la procesión que cada Sábado Santo protagoniza esta hermandad, comenzaremos con la confirmación de este cortejo en el que la hermandad dispone de tres pasos.
El paso por entonces conocido como "La Muerte", discurriendo por la Plaza de la Campana en la tarde del Sábado Santo del año 1956.
El primero llamado del Triunfo de la Santa Cruz, o de la Muerte, ostenta una cruz vacía, en la que se apoyan dos escaleras para el descendimiento a cuyo pie aparece un esqueleto en actitud abatida, sentado sobre el Mundo, al que se enrosca la serpiente o dragón con la manzana del Pecado Original en la boca. Salió por primera vez en 1693.
La imagen del Triunfo de la Santa Cruz, conocida popularmente como “La Canina”, fue realizada por Antonio de Quirós y restaurada por Juan Astorga en 1829 y simboliza “la Muerte que aparece iconográficamente representada a los pies de la Santa Cruz, como muestra de la Triunfante Resurrección de Nuestro Señor”.
Tras el paso aparece representaciones de las hermandades de penitencia de la ciudad vistiendo cada una su propio hábito penitencial. “Siguen las representaciones de las Hermandades Sacramentales, Consejo general de Cofradías, Hermandad del Santo Entierro, de etiqueta y portando cera roja. En medio de ellas irá el Ministro, portando el libro de Reglas y acompañado de dos hermanos con varas de la Hermandad del Santo Entierro, con pértiga y ropón negro”.
El segundo paso es el de la Urna realizado en estilo gótico. La imagen de Cristo yacente, fue atribuida a Juan de Mesa en 1933 por el profesor Hernández Díaz “por razones estilísticas, iconográficas y por similitud con otras imágenes identificadas del escultor cordobés”.
Está realizado en madera policromada, fechable en el primer tercio del siglo XVII y procesiona unas andas salidas del taller de Antonio Ibáñez y Joaquín Pineda en las que se pueden contemplar los escudos de la Casa Real Española, el de la Hermandad, el de la ciudad de Sevilla y el de la Orden de la Mercedaria policromados por Emilio López Olmedo. En las esquinas del canasto se representan figuras de San Fernando Rey, San Pedro Nolasco, fundador de la orden de la Merced, San Laureano, titular de la iglesia donde la hermandad estuvo doscientos años y San Gregorio Magno. Las cartelas se estrenaron el año 2000, realizadas en su totalidad por Emilio López Olmedo y que representan la Santa Cena, la Exaltación, el Descendimiento y la Resurrección.
Antigua fotografía del Santo Entierro.
Antigua fotografía del Cristo Yacente por la Plaza de la Campana.
León que aparece en el llamador del paso del Santísimo Cristo Yacente, reproduce el azulejo de la puerta del Real del Alcázar.
Tras el segundo paso va el palio de respeto de terciopelo negro portado por servidores seguido de una centuria romana portando en Senatus y ataviada a la usanza romana del siglo I.
El resto del cortejo, según se desprende de la referencia del Consejo de Cofradía sigue así: “Tras el cuerpo de nazarenos, hermanos de etiqueta, con varas, acompañando al Estandarte de la Corporación, de terciopelo negro y bordado en oro el escudo de la Hermandad circunvalado por la inscripción: ubi est dolor sicut dolor meus. A continuación: representaciones de los ejércitos de Aire, Tierra y Marina; Colegios profesionales, Cámara de Comercio, Universidad, Reales Academias, Cuerpo Consular, Diputación Provincial, Ordenes Militares presididas por nuestra Orden Hermana de la Real Maestranza de Caballería, primeras autoridades y la presidencia oficial, ostentada por S.M. el Rey o personalidad que lo represente; tras ella el Excmo. Y Reverendísimo Sr. Arzobispo de Sevilla, el Alcalde y el Hermano Mayor en traje de etiqueta, acólitos con ciriales e incensarios, y tras ellos, el paso del Duelo”.
El paso del Duelo fue estrenado en 1965 y salió del taller de Luis Jiménez Espinosa en estilo gótico florido y sobre él se representa “la Séptima Angustia que padeció Nuestra Señora” titulada María Santísima de Villaviciosa y se completa con una serie de figuras que se disponen a la manera neoclásica.
Antiguas andas del paso del duelo ya muy reformadas y sin dorado, actualmente en la Hdad de la Borriquita de Aguilar de la Frontera.
La imagen de la Dolorosa se debe a Antonio de Quirós realizada en 1693. En 1830 fue reencarnada por José Bécquer mientras que Luís Álvarez Duarte le hizo nuevo candelero en 1980. La última restauración que se conoce es de 1991 realizada por José Rodríguez Rivero-Carrera.
El resto de las imágenes que componen la escena datan de 1830 realizadas por San Juan de Astorga y en él vemos a San Juan Evangelista, las tres Marías y los Santos Varones, José de Arimatea y Nicodemo, portando uno de ellos el documento de licencia de Pilatos para el entierro del Señor.
A continuación de estas andas aparece el Ayuntamiento de la ciudad, bajo mazas, presidido por el primer teniente de Alcalde y portando el concejal más joven de la corporación el Pendón de la Ciudad. Cierra todo el cortejo una agrupación militar con tropa, bandera y música.
El cuerpo de nazarenos que acompaña al primer y tercer paso viste túnica de crespón negro, con cola de estilo antiguo y antifaz del mismo color. Los hermanos que acompañan al paso de la Urna visten de etiqueta.
La creación de la hermandad
Sobre la fundación de esta hermandad hay varias versiones. Una de ellas señala que la corporación fue directamente fundada por el mismo rey Fernando una vez reconquistada la ciudad en 1248 tras hallar una efigie del Señor Yacente entre dos paredes de una casa en el barrio de los Humeros. Pocos datos hay que se sepan sobre este suceso quedando el tema más para la tradición que para la constatación histórica.
En un lugar cercano de donde pudo producirse el hallazgo se labró una capilla con el nombre del Monte Calvario. Esa creencia sobre la participación del rey santo en el arranque de la historia de la hermandad del Santo Entierro hizo que los monarcas españoles, sobre todo desde Carlos I, hayan venido ostentando el cargo de hermano mayor.
Hasta ahí el comienzo del devenir de la hermandad del Santo Entierro cuando hay que hacerse eco de un suceso acaecido en la ciudad durante el siglo XVI como fue la llegada a Sevilla de unos genoveses, encabezados por el alfarero Tomás Pessaro, quienes fundan una cofradía dedicada a la santísima Virgen en el Hospital del Espíritu Santo hasta que Rodrigo de Castro suprime los hospitales gremiales pasando la cofradía al Oratorio de Colón donde radicaba la hermandad del Santo Entierro.
Las dos corporaciones, que compartían sede, optan por unificarse en el último cuarto de siglo convirtiéndose en la hermandad del Santo Entierro de Nuestro Señor Jesucristo y Nuestra Señora de Villaviciosa. Es probable que el promotor de la unión fuese el alfarero genovés y que la cofradía pasase al Colegio de San Laureano en la Puerta Real. De estos años podría proceder la relación con la orden de los mercedarios tras la compra de los frailes del terreno del Oratorio de Colón. Según testimonios del abad Gordillo, en los años de la fusión “se realizaba una ceremonia en la noche del Jueves Santo. Se ponía en un callado… la Imagen del Crucificado, acompañado de los dos ladrones… Nuestra Señora, San Juan Evangelista y las Marías. A las tres de la tarde del Viernes Santo un predicador trataba el momento de la Cruz y su descendimiento que se llevaba a cabo por sacerdotes, situándolo en el regazo de la Santísima Virgen. Desde allí lo trasladaban al oratorio de la cofradía y se disponía su entierro, marchando a la Catedral donde esperaba el Cabildo. A su vuelta el Cristo Yacente se quedaba en el Convento de San Pablo, trasladándose el resto de la procesión a su oratorio. El domingo de Pascua aparecía sobre el sepulcro Cristo Resucitado y llevaban a la Sagrada Imagen con gran solemnidad a su templo, donde se celebraba la fiesta de la Resurrección.”
El cortejo de la estación de penitencia del siglo XVIII se componía del “muñidor con ropón de damasco negro galoneado de plata… a sus lados iban dos nazarenos con bocinas y en sus banderas, que era de tafetán negro, el escudo de la corporación estampado. Seguían cuatro diputados con varas, cincuenta niños de la Doctrina y veinticuatro hermanos en traje de serio acompañando el estandarte de damasco verde con la Cruz blanca y varas de plata y dos diputados a los lados. Iban luego ochenta hermanos de túnicas con hachas amarillas y al final la manguilla de terciopelo negro, guarnecida y cubierta toda ella de plata. En seguida marchaban sesenta hermanos de serio y el estandarte de damasco negro. Después varios ministriles tocando un tono fúnebre, dos bocinas y el paso de la Santísima Cruz”. Continuaban sesenta hermanos, una compañía de hombres armados conducida por un alférez y seguida por el Senatus, cuarenta hermanos de serio y dos compañías de niños, la mitad de ángeles y la otra mitad de soldados. Seguía la mujer Verónica, las tres comunidades de religiosos Mercedarios, sacerdotes y cruces parroquiales, la hermandad de San Pedro Advíncula, una música entonando salmos, más hermanos y eclesiásticos y el paso de la Urna presidido por dos alcaldes. Seguía después el palio de tela negra llevado por eclesiásticos con capas pluviales negras. El cortejo continuaba con tres compañías del batallón de la ciudad, ciento sesenta hermanos, más música interpretando el Stábat Mater y el paso de la Virgen.
Numerosos traslados
La destrucción de San Laureano en 1811 hizo que la hermandad decayera motivando una serie de traslados pasando por San Juan de la Palma, Casa-Grande de la Merced, la Magdalena, la Capilla de Montserrat, San Buenaventura, los jesuitas de Jesús del Gran Poder llegando a su actual Capilla del Santo Sepulcro y Señor San Gregorio Magno. A esta capilla se incorporaron los mercedarios el año 1939.
“Alboroto y asonadas”
Sobre el acontecimiento de la hermandad en 1793, el procurador mayor, Jerónimo Cruz de Sandoval y Villavicencio, conde de Mejorada, manifestó que “los ángeles, sibilas, armados y demás particularidades que llevaba… eran representaciones impropias y ridículas y ajenas a un acto tan serio, que sólo servía para distraer la atención de los fieles en unos días santos, dando margen a alborotos y asonadas, estimándose en su virtud que debían suprimirse limitándose la procesión a los pasos”.
Santo Entierro Grande
En 1850 se realizó el primer “Santo Entierro Grande” procesión en la que, cronológicamente ordenados se integran los pasos de otras hermandades para configurar una representación plástica de la Pasión. Esta procesión se repitió en los años 1854, 1874, 1890, 1910, 1915, 1920, 1923, 1948, 1965, 1992, con motivo del Quinto Centenario de la Evangelización de América, 2004 con motivo de cumplirse los cuatrocientos años de procesiones a la Catedral de Sevilla y 2023 por el 775 aniversario de la recuperación del culto cristiano.
(PINCHA PARA MAS INFORMACIÓN)
Escucha algunas de las marchas dedicada a los titulares de la hermandad.
CRISTO YACENTE José Albero Francés 1975
NUESTRA SEÑORA DE VILLAVICIOSA Pedro Braña Martínez 1966
Video de Semana Santa JVP
Bibliografía
Enciclopedia de la Semana Santa de Sevilla del El correo de Andalucía
Sevilla y su Semana Santa memoria de un siglo de ABC
https://www.santoentierro.org
http://periodistacofrade.blogspot.com
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http://elforocofrade.es
https://www.elmundo.es
https://criosidadesycofradias.blogspot.com
https://sevilla.abc.es/pasionensevilla/
https://www.visitarsevilla.com
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