Historia de las hermandades de Sevilla: San Isidoro

 

Antigua e Ilustre Hermandad del Santísimo Sacramento, María Stma. de las Nieves y Ánimas Benditas del Purgatorio y Pontificia y Real Archicofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús de las Tres Caídas, Nuestra Señora de Loreto y Señor San Isidoro. 







Cochero de casas grandes


San Isidoro nació con toda probabilidad, en Sevilla hacía el año 570. En la segunda mitad del siglo XIV se construyó el templo que recuerda su memoria y en el que reside esta cofradía que se fundó en los inicios del siglo XVII en San Benito de la Calzada llegando a la parroquia cercana de la Alfalfa a finales de la misma centuria tras pasar por San Roque y Santiago. Tanto Bermejo como González de León colocan a la cofradía en Santiago el año de su fundación.


La cofradía aparecen en 1605 con la autorización del licenciado Antonio de Covarrubias y Leiya y con un marcado carácter gremial ya que se forma por la iniciativa de los cocheros de las casas grandes o de “los muchos títulos, caballeros y personas principales de esta ciudad, cuyo número era entonces muy crecido por la opulencia en que estaba la misma, emporio a la sazón de las riquezas del Nuevo Mundo” manteniendo este espíritu hasta finales del siglo XVIII. En sus comienzos la cofradía se titulaba de las “Humillaciones y Madre de Dios del Arco” mostrando así sus componentes su deseo de aludir a las tres caídas del Señor, “las tres misteriosas y dolorosas caídas que dio el Señor en el camino del Calvario llevando la cruz sobre los hombros”. Bermejo cuenta que para participar en la procesión los hermanos habían dee ir confesados y comulgados “con la mayor modestia, compostura y silencio, sin gala ni señal alguna para ser conocidos, con los rostros cubiertos y un escapulario morado con la insignia o escudo de la hermandad”.


Sobre la advocación de la Virgen supone que hace referencia a los cercanos Caños de Carmona del lugar de fundación aunque ya a principios del siglo XVIII la Virgen se conocía como Nuestra Señora de Loreto. Se trata de una imagen erguida que gira ligeramente el cuerpo hacía la izquierda desconociéndose su autor. A lo largo de su historia ha sido restaurada por Sebastián Santos en 1955 y por José Rivera García en 1974.

 

Primitiva apariencia de Nuestra Señora del Loreto, talla anónima del siglo XVIII. Su aspecto actual, tan cambiado, se debe a una remodelación de Sebastián Santos Rojas en 1955, cuando incluso le cambió la posición de la cabeza.


Imagen actual de Nuestra Señora del Loreto.


El mismo año de la fundación eran aprobadas las primeras reglas por la fiscalía de Ambrosio Boige en las que ya se especificaban que la procesión saldría por las calles en la tarde del Viernes Santo. La cofradía deseaba efectuar la estación de penitencia de noche a lo que la autoridad no accedió pero los cofrades no se conformaron y redactaron nuevas reglas fijando la salida a las seis de la mañana siendo aprobado este nuevo reglamento en 1629.


Libro de reglas de 1526



El historiador González de León nos cuenta que esta cofradía “ha sufrido vicisitudes como todas, teniendo épocas de auge y decadencias. Salía el Viernes Santo de madrugada, hasta el año 1715, desde ese año comenzó a hacerlo el mismo día por la tarde”.






La talla de Pedro Nieto


Residiendo en la iglesia de San Roque, donde añadió a su título el de “Ánimas Benditas del Purgatorio” se conoce que en 1632 contrataba con el imaginero Pedro Nieto al que encargaron la hechura de una imagen de Cristo caído, en papelón, con túnica encarnada y estofada y que en la actualidad se encuentra en las dependencias de la hermandad. Esta imagen fue motivo de disputa cuando la cofradía se encontraba residiendo en la iglesia de Santiago. Las desavenencias con los sacerdotes del templo hicieron que la hermandad decidiera trasladarse a San Isidoro y para ello el mayordomo Gregorio Hernández solicitó el oportuno permiso a la autoridad eclesiástica. Enterados los curas, amarraron la imagen con una gruesa cadena pues consideraban que pertenecía al templo y no a la cofradía argumentando que “el Santo Cristo está colocado en una capilla con mucha decencia con tres velos y es imagen de mucha devoción y consuelo espiritual a los feligreses y todos los viernes se dice una misa cantada con su órgano y ministros”.



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Imagen de Cristo caído del imaginero Pedro Nieto.




Por su parte la hermandad replicó que la imagen estaba en un “sitio pequeño y maltratado y lleno de hueco del altar de medios ladrillos y basura“. La autoridad eclesiástica tomó cartas en el asunto enviando una persona para que verificara cual de las dos versiones era la correcta constatando que los clérigos no habían contado la verdad. No hubo posibilidad de acuerdo y la cofradía se marchó a su actual sede en 1668 dejando la imagen en Santiago estipulando con los sacerdotes que “esta efigie no se prestará, ni donará a otra cofradía que hiciese estación en Semana Santa” y tras recibir un depósito de mil doscientos reales que fueron utilizados como parte en la contratación de un nuevo artista para que realizara la talla que ha llegado a nuestros días que no fue otro que Alonso Martínez en 1668. En 1929 Francisco Marcos le hizo nuevo candelero y José Rivera García lo restauró en 1974. Esta imagen presidió el Vía Crucis de las hermandades del primer lunes de cuaresma en 1992.






Cuando la hermandad llegó hasta al templo, ocupó la capilla conocida como “De los Olivares” y, al breve, en 1687 se concierta con el escultor Francisco Antonio Gijón la hechura de un paso completo con el Señor caído en tierra y Simón de Cirene, aunque documentalmente solo consta como obras ejecutadas dichas andas (desaparecidas durante la invasión francesa) y la imagen de Simón Cirineo. 




Cirineo de Francisco Antonio Gijón. 




La desaparición de las andas de Gijón, afortunadamente no fue total. En el año 2009, se decide bajar una pareja de ángeles que se encontraban a gran altura en el ático del retablo de la Capilla de la  Cofradía, vislumbrándose desde ese mismo instante su indiscutible calidad. El profesor Roda Peña los atribuyó de inmediato a la mano de Francisco Antonio Gijón, afirmando su procedencia del desaparecido paso ejecutado por el maestro utrerano.



Pareja de ángeles que perteneció a las andas desaparecidas y ejecutado por Francisco Antonio Gijón.





Justo en la mitad del siglo XVIII, y por iniciativa del sacerdote Bernardo de la Cueva, la hermandad protagonizó una procesión de rogativas ante la sequía que padecía la ciudad. Para ello salió la imagen del Santísimo Cristo de las Tres Caída siendo llevado en sus andas procesionales hasta la plaza San Francisco donde tuvo lugar un acto.


La cofradía siguió con su actividad creciendo en número de componentes lo que conllevó algunas rencillas como las que sucedieron en 1787 cuando se presentaron nuevas reglas ante el Consejo de Castilla y en las que el gremio de los cocheros intentó incluir que aquellos cofrades que no pertenecieran a su gremio no tuvieran ni voz ni voto en los cabildos ni que pertenecieran al gobierno de la hermandad.




Vitelas del antiguo Libro de Reglas, 1788.

Se trata de la más antigua representación de Nuestra Señora del Loreto, incorporadas a las reglas impresas de 1788. Podría ser una obra de Pedro Tortolero.





Fue tanto el alboroto que vivió la corporación que en 1794 hubo de intervenir la autoridad por lo que la administración de la hermandad recayó en los hermanos que no pertenecían al gremio ya que se constataron defectos en las cuentas por parte de altos cargos de junta. Así Bermejo cuenta que “sin que los cocheros volvieran después a recobrar el gobierno de la corporación, y faltando éstos de día en día, desaparecieron completamente de la hermandad como hoy se advierte”.






Años de pleitos y crisis


A finales de siglo la hermandad elevó un escrito al Consejo de Castilla solicitando autorización para que sus cofrades pudieran salir con el rostro cubierto “como sucede con las cofradías de Jesús del Gran Poder, Tres Necesidades y la de Jesús Nazareno” para lo que explicaba que desde antiguo la cofradía había salido así “para el mejor orden y devoción de la procesión… por no querer ser conocidos unos individuos de tan distinguido carácter que desean hacer penitencia con el fervor que les anima”. En esa época de nuevo la hermandad organizó una procesión en rogativa por la epidemia de fiebre amarilla. En este caso otra vez fue la imagen del Señor la que se utilizó siendo trasladada hasta la catedral. 


La cofradía entró en un periodo de crisis aumentando en el tiempo de la invasión francesa dejando de salir prácticamente hasta mediados del siglo XIX. En una de las últimas salidas, en 1805, al “pasar la cofradía por la Audiencia, le mando esta se descubriesen el rostro los nazarenos. Los representantes de la hermandad negaron a ello alegando las circunstancias de los individuos, y como la audiencia insiste en su propósito, ordenaron aquellos que la cofradía, sin pasar por delante de Tribunal retrocediese; cediendo, empero, éste, siguió la corporación con los rostros cubiertos”.


El antiguo paso del Señor de las Tres Caídas de San Isidoro en las andas de madera de caoba con perfiles dorados que estrenó en 1853 poco antes de que fueran reformadas por Francisco Ruiz Rodríguez en 1914 añadiéndole adornos de talla y dorándolas. La túnica del Sr. fue bordada en 1891 por Patrocinio López.




Fue el empeño de un hermano llamado Diego Tixe o Tije quien, convirtiéndose en máxima autoridad de la cofradía, aglutinara las voluntades de escasos componentes que quedaban en la hermandad para comenzar a levantarla cosa que fueron poco a poco consiguiendo aunque a su muerte de nuevo la hermandad quedó algo paralizada ya que todas las mejoras se estaban se estaban realizando a costa de las expensas de este hermano. La corporación quedó inactiva hasta 1872 cuando volvió a hacer estación de penitencia el miércoles santo tras el ingreso en la corporación de “jóvenes activos y celosos que la reorganizaron y fomentaron de tal modo que no sólo se concluyeron las piezas y objetos que estaban empezadas, sino que además se hicieron con otros nuevos”.


Por estos años la hermandad procesionaba con dos pasos. En el primero iba el Cristo caído sobre peana dorada con túnica de terciopelo morado, bordada en oro. En el segundo de los pasos iba la Virgen bajo palio de terciopelo bordado de oro sostenido por varas de plata de rul con peana de igual metal. Cuentan las crónicas de esos años que “la Señora viste túnica riquísima y manto de terciopelo negro, profusamente bordados de oro. Este paso es uno de los más adornados que salen en Semana Santa”.




La Tres Caídas de San Isidoro, hacía 1926. El Señor y el Cirineo van en el anterior paso, que se había estrenado en 1853 y se restauró e 1914. Como se precia, los airosos candelabros de guardabrisas se han mantenido. 

Este antiguo paso después pasó a Nuestro Padre Jesús de la Victoria de la Paz. 





La Virgen de Loreto, también en la década de los años veinte. Su paso tiene el palio bordado por Patrocinio López en 1885. 




A principio de siglo XX ya vestían los nazarenos las túnicas que nos ha llegado hasta nuestros días, compuesta de hábito negro de rúan con cola y ancho cinturón de esparto.


La imagen de Nuestra Señora del Loreto fue una de las que participó en 1950 en la procesión con motivo de la proclamación del Dogma de la Asunción junto con otras imágenes de dolorosas y de gloria. Para esta ocasión la imagen iba en sus andas procesionales pero sin el palio y con los candelabros del paso de Cristo acoplados en sus esquinas.


Virgen de Loreto, en su paso pero sin palio, con la curiosidad de llevar en las esquinas los candelabros del paso del Señor de las Tres Caídas. 




Como hemos leídos en la reseña histórica de la corporación, en la iglesia de Santiago continuaba la imagen primitiva con la que la hermandad comenzó su camino. No fue hasta 1964 cuando se pudo proceder a su recuperación. Al año siguiente, la imagen que realizara Alonso Martínez, actual titular cristífero de la cofradía fue llevada hasta la Huerta de San Gonzalo, en el Cortijo de Cuarto, donde presidió un acto con motivo de las Misiones Generales.


El Señor de Tres Caídas, se encuentra saliendo del Colegio de Nuestra Señora de las Mercedes, de la Doctrina Cristiana, justo frente a la Parroquia de San Antonio María Claret, y un grupo de Cofrades, entre ellos el que fuera Hermano Mayor D. José Salas, coloca la Cruz al Señor, que a buen seguro, tuvo que ser quitada para salvar la altura de la reja. 




La hermandad desde que llegó a San Isidoro ha residido en sus muros alejándose sólo en 1983 cuando las obras en la fábrica del templo hicieron que las imágenes fueran colocadas en la dependencias de la parroquia, en un local en la calle San Isidoro, y a realizar la Función Principal de Instituto en la Iglesia de San Alberto de Sicilia (Padres Filipenses)  y realizando la estación de penitencia desde la cercana iglesia de la Anunciación.


Hermandad de San Isidoro en el local en la calle San Isidoro, durante las obras el la parroquia en 1983.






Nuevo manto bordado para la Virgen del Loreto


El segundo paso de la hermandad cobija bajo su palio de tisú de oro color grisáceo a Nuestra Señora de Loreto, imagen de autor desconocido. Se caracteriza el paso por el tono dorado de su orfebrería , de los talleres de Seco Velazco.







En 1884 la corporación vendió las caídas del palio que para la cofradía había realizado la bordadora Patrocinio López. La venta se hizo a la hermandad de las Penas de San Vicente que a su vez hizo lo mismo y lo vendió a la cofradía de la Vera-Cruz. Estas piezas de bordados ligeramente modificadas, son ahora las que lleva el paso de la Virgen de las Tristezas.


Bambalina de Patrocinio López




Palio de la Virgen de Loreto acompañada de San Juan, bajo el antiguo palio de Patrocinio López, en la Semana Santa de 1922





Las Penas había adquirido el manto de Patrocinio López a la cofradía de San Isidoro, en 1936 la corporación del Lunes Santo adquiere las caídas de la misma hermandad.





1957. Palio de la Virgen de las Tristezas que adquirió a la hermandad de las Penas de San Vicente, de Patrocinio López, 1885.




En 1931 se culminó el paso de la Virgen de Loreto con la terminación del nuevo manto bordado en el taller de las hermanas Pilar y Amelia Granado Vásquez, siguiendo el diseño de Francisco Ruiz.



Imagen de Nuestra Señora de Loreto para la cual se bordó un bellísimo manto.




 Las mismas autoras habían realizado el año anterior el bordado de las bambalinas y del techo de palio. La original estética de influencia oriental de la nueva pieza tuvo su origen en la admiración que causó en los hermanos de la corporación un tapiz persa expuesto en la Exposición Iberoamericana de 1929, concretamente en el Pabellón de Arte Antiguo (actual Museo Arqueológico en la Plaza de América). El contrato entre la hermandad y Pilar Granado se firmó el 10 de junio de 1929, siendo los materiales aportados por Don Eduardo Rodríguez y ascendiendo el coste de la obra a 23.000 pesetas. El bordado del manto llegó a la cantidad de 28.352 pesetas. La obra fue realizada en el taller que las dos hermanas, antiguas bordadoras de los talleres de Rodríguez Ojeda y del Olmo, tenía en la calle Santa Lucía número 6. 



Nuestra Señora de Loreto




El conjunto ha llegado algo alterado a nuestros días, ya que la intervención de las hermanas Martín Cruz en 1967 transformó en un palio de cajón unas bambalinas que tenían una terminación en flecos ondulados. Aún así, el palio sigue siendo uno de los más completos y originales de Sevilla por novedosa decoración de motivos vegetales a modo de gran tapiz y por la riqueza de sus materiales, el tisú y el bordado en oro. El manto se restauró en el año 2012 en los talleres de Jesús Rosado de Écija. 



Palio de Nuestra Señora de Loreto tras la reforma, Viernes Santo de 1939.

El palio ha sido renovado en sus bordado, aunque no ha acometido orfebrería del palio.


























Bambalinas delantera, techo de palio, varales y borlas realizadas por Amelia y Pilar Granado Vásquez en 1930.
Respiradero frontal del paso de palio (Manuel Seco Velasco, 1945), realizado en plata dorada según diseño de Joaquín Castilla. 
Faldón delantero de Jesús Rosado, 2012 









Estreno fallido del paso de las Tres Caídas de San Isidoro


El Viernes Santo de 1941 presentó como gran estreno las nuevas andas del Señor de las Tres Caídas de San Isidoro, obra de realizada por Francisco Ruiz, también conocido como “maestro Currito”. La nueva obra era un canasto de líneas onduladas, de talla menuda, con cartelas pintadas por Blas Rodríguez que representaba milagros de Jesús como la Transfiguración, las Bodas de Caná, la oración del ciego de Jericó o la resurrección de Lázaro. En la parte delantera aparecían dos ángeles reaprovechados de unos cuadros de Pedro Tortolero a los que el escultor Manuel Vergara sacó una copia por puntos que reprodujo por el resto del canasto. También se reaprovecharon en el paso los candelabros de las antiguas andas, con forma de elevadas palmas que marcaban la personalidad del paso.


Ntro. Padre Jesús de las Tres Caídas en el paso estrenado en 1941.



 Una magna obra que se quedó en su iglesia de San Isidoro por la lluvia. Aunque las primeras cofradías de la tarde, el cachorro, la Soledad de San Buenaventura y la O, llegaron a salir, el agua sorprendió a sus cortejos en la calle, motivando el refugio del Cachorro en la Universidad (entonces en la calle Laraña) o de la O en la Catedral. Las otras cofradías de la jornada, Montserrat y la Mortaja, se vieron obligadas a suspender sus respectivas estaciones de penitencia.








“Del Loreto”


Cuenta la leyenda que la advocación de “Loreto” hace referencia a un bosque de laureles cercano a la localidad italiana de Recanati, próxima a Loreto donde se supone que los ángeles trasladaron la casa de la Virgen María, llamada la Casa de la Anunciación, desde Nazaret después de su asunción al cielo y de que ese edificio se convirtiera en lugar sagrado y luego en capilla en los primeros siglos del cristianismo.


Uno de los santuarios más conocidos del mundo se construyó para acoger la casa donde nació la Virgen María. Esta casa, según la tradición, llegó a Italia volando desde Nazareth, pero haciendo antes algunas etapas. Me refiero al famosísimo santuario de la Virgen de Loreto. Esta virgen, por razones obvias, es la patrona de los aviadores y ha dado el nombre a todas las ‘Loredanas’, nombre bastante común en Italia.




La historia idealizada refleja que cuando los cruzados abandonaron Tierra Santa la casa fue transportada mediante “misterio angélico” a Lliria y de ahí a Tersato para terminar en el bosque. Ese traslado fue tomado por los pilotos como motivo religioso y así, en 1920 Benedicto XV nombró patrona de los Ejércitos del Aire a la advocación de la Virgen de Loreto. Desde entonces, la hermandad ha mantenido estrechos vínculos con el Ejército del Aire del que una representación acompaña a la procesión. Así la Virgen porta en su mano izquierda un pequeño avión de oro que reproduce la silueta de “Plus Ultra”, en recuerdo del vuelo de esta aeronave pilotada por Ramón Franco, Pablo Rada y Ruiz de Alda y que fue donado en 1926 por la ciudadana argentina María Gonzalo Cabot. 


La Virgen de Loreto llevan en la mano un pequeño avioncito de oro, se trata de una reproducción de la histórica gesta del  vuelo del "Plus Ultra". 




Ya sea porque el bosque como decimos estuviera formado por laureles o que su dueña parece ser que se llamara así, lo cierto es que en las cercanías de la ciudad de Sevilla, en el Aljarafe, ya se conocía esta advocación traída por los franciscanos hasta el santuario del Loreto en Espartinas.





Monasterio del Loreto de Espartinas y Virgen de Loreto del monasterio. 


Vía Crucis de Sevilla

La participación de Nuestro Padre Jesús de las Tres Caídas en el Vía Crucis de las Hermandades de Sevilla fue el 9 de marzo de 1992 y el acto tuvo lugar en la Sagrada Iglesia Catedral.






Túnica para procesionar

En la estación de penitencia los cofrades visten túnica de ruan negro, de cola, y antifaz igual alzado sobre capirote de cartón, con cinturón de esparto.

En todos los cultos los hermanos usan una medalla troquelada con el emblema JHS y tres clavos, pendiente de un cordón de seda roja.






El detalle


Bocina del orfebre Manuel Seco Velasco realizadas en 1945 en plata dorada.











Túnica de Ntro. Padre Jesús de las Tres Caídas en de 𝐴𝑛𝑡𝑜𝑛𝑖𝑜 𝑑𝑒𝑙 𝐶𝑎𝑛𝑡𝑜 𝑦 𝑇𝑒𝑟𝑒𝑠𝑎 𝑑𝑒𝑙 𝐶𝑎𝑠𝑡𝑖𝑙𝑙𝑜:











Cruz  al mérito aeronáutico concedida a la Hermandad en el año 2005.










Fajín donado por el General del Aire José Jiménez Ruiz, jefe del Estado Mayor del Ejército del Aire.








Naveta en plata dorada de orfebrería Hermanos Delgados, 2005.
Representa la Traslación de la Santa Casa por los ángeles, sindo la misma capilla de la la Hermandad en la iglesia de San Isidoro.











Antigua candelería del siglo XIX del palio de Nuestra Señora del Loreto.











Puñal de salida, realizado por Manuel Seco Velasco en plata dorada y piedras preciosas, 1950.

















Corona de salida, realizada por Manuel Seco Velasco. 1950. Oro, plata y esmalte. El cuerpo de Aviación ofrendó esta corona, en la persona del entonces Ministro del Aire Eduardo González-Gallarza Iragorri, a la Virgen de Loreto. Bendecida e impuesta por el cardenal Segura. Fue la pieza que culminó la reforma del palio que comenzó en 1929.











Llamador del paso de palio (Manuel Seco Velasco, 1945), realizado en plata dorada. Réplica de 1996.







Imagen de San Juan Evangelista que formaba también parte de la Sacra Conversación. Es de autor anónimo (en este caso hay más dudas sobre su posible atribución a Montes de Oca) de la segunda mitad del siglo XVIII y restaurada por David Martínez Amores.








Imagen de la Magdalena que, con San Juan, formaba parte de la escena de la Sacra Conversación junto a la Virgen de Loreto en su paso de palio, y que aún hoy se puede ver en su templo el Domingo de Resurrección. La talla se atribuye al círculo de Montes de Oca (segunda mitad del siglo XVIII), realizada en madera policromada y restaurada por David Martínez Amores.






Estandarte Sacramental (1750), de seda blanca con bordados en oro de Lucas Ortega, y asta y cruz de plata de Antonio Barrón. Junto a él aparecen dos varas sacramentales y una pértiga de plata (Miguel Palomino, 1852).







Saya de una de las hermanas Granado de 1931 de tisú de oro bordado también en oro.







Saya de tisú blanco de plata bordada en oro (Manuel Solano, 2008).








Miniatura de San Isidoro del paso de palio. Fernando Marmolejo, 1974. 












Jarras y jarritas del paso de palio. Fernando Marmolejo, 1945. 








Escucha algunas de las marchas dedicada a los titulares de la hermandad.

DOMUS AUREA Jorge Manuel Gómez González 1999

LAS TRES CAÍDAS Manuel del Castillo Díaz 1901


LORETO Joaquín Ruiz González 2003


¡DIOS TE SALVE! REINA Y MADRE DE LORETO Juan José Puntas Fernández 2000







Video de Cofradías Sevilla 






VER ÁLBUN DE FOTOS 





Bibliografía


Enciclopedia de la Semana Santa de Sevilla del El correo de Andalucía

Historia de las cofradías de Sevilla del ABC

La Semana Santa según ABC de Sevilla 1929-1946 de ABC

https://trescaidas.org

http://periodistacofrade.blogspot.com

http://elforocofrade.es

https://criosidadesycofradias.blogspot.com

http://lasevillaquenovemos.com

https://sevilla.abc.es/pasionensevilla/

http://pasionenladistancia.blogspot.com
















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