Real, Ilustre y Fervorosa Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Nuestra Señora del Santo Rosario, Nuestro Padre Jesús de la Sentencia y María Santísima de la Esperanza Macarena.
"Puerta del cielo", pintura de Nuria Barrera.
Pero como tú, ninguna
Rodríguez Buzón dejó escrito, “Por eso Reinas habrá, pero como tú ninguna”. Así finalizaba una de las composiciones más famosas repetida por los cofrades, dedicada a la Virgen de la Esperanza Macarena, titular de la hermandad que se estableció a finales del siglo XVI en el convento de San Basilio cerca de Omnium Sanctorum.
Las primeras reglas de la corporación se aprobaron en 1595 recibiendo el nombre de “Cofradía de Nuestra Señora de la Esperanza”.
Libro de Reglas de la Hermandad de la Macarena
En los comienzos de la vida de la hermandad, los cofrades de la Esperanza no podían realizar estación con su hermandad al no serle aprobado tal deseo por el provisor Gonzalo de Ocampo quien sólo autorizaba a que estos hermanos participaran con estandarte, túnica y crucifijo formando parte de la cofradía de la Humildad, justo detrás de las andas de esta cofradía. Al no estar pues prevista procesión alguna, la hermandad celebraba tres fiestas anuales que constituían su culto externo: la fiesta de San José, la de Nuestra Señora de la Esperanza y la de los Difuntos.
La primera estación la realiza en la tarde del viernes santo de 1624, treinta años después de su fundación y después de una década de gestiones negativas de la autoridad, con la imagen de un crucificado y la imagen de la Virgen de la Esperanza vestida de negro “considerando lo grato que es a Dios ejercitarse públicamente en obras buenas y actos piadosos, porque mueven y excitan a su imitación y ejemplo a los muchos que presencian sus prácticas”. El orden de la cofradía señalaba que “el muñidor, con una campanilla para hacer señal, precedería a todo: después debía ir la Cruz, llevada por un cofrade, y los hermanos a continuación con velas. Seguía el estandarte, conducido por el secretario, y la cera acompañando al Santo Cristo, cuya imagen se debía llevar con un alcarcas y un cielo de resplandor por respaldo, con dos o tres hermanos que ayudaran a llevarlo; luego los cofrades y devotos que con deseo de su salvación y de hacer penitencia de sus pecados quisieran acompañar a la corporación, los que debían ir vestidos de túnica de angeo, con una soga al cuello y los pies descalzos, llevando en la mano un Crucifijo y en la otra un Rosario; pudiendo los que tuviesen legítima causar usar calzado, con licencia del hermano mayor. En el centro del cuerpo de hermanos iba el guion de color verde, y últimamente una imagen de la Santísima Virgen, vestida de negro y escapulario verde, en parihuela de este color, yendo un coro de música delante de cada imagen y sus trompetas”. La procesión debía realizarse “con la mayor devoción y silencio que pudiera ser, contemplando la Pasión y Muerte de Nuestro Redentor Jesucristo y lo que por nosotros pasó hasta ponerse en la cruz”.
En 1628 trasladó la salida a la madrugada. Al poco tiempo, 1630, concertaba la talla de un crucificado al escultor Pedro Nieto con el que procesionaba al menos hasta 1693 perdiéndose la talla en el incendio de la parroquia de San Gil de 1936.
Crucificado de pedro nieto.
Precisamente a este templo parroquial se trasladó la hermandad en 1653 pasando a denominarse “Hermandad de la Sentencia de Muerte que dieron a Cristo Nuestro Redentor y Nuestra Señora de la Esperanza”. La redacción de nuevas ordenanzas ya especificaban la incorporaciones de cofrades de sangre acompañando al nuevo paso procesional que la hermandad se vio obligada a hacer alusivo a ese pasaje evangélico y a realizar la estación de penitencia con tres pasos: el de la Sentencia, el Cristo Crucificado de Pedro Nieto y la Virgen de la Esperanza. Ya por 1658 se guardan documentos en los que se hace referencia a la existencia de un grupo de unas veinticinco personas ataviado a la usanza romana que acompañaba a la procesión, los “armaos”, tras el primero de los pasos a los que se les abonaba cincuenta reales de vellón y arroba y media de vino. Como curiosidad, las armas que portaban semejaban las del Milanesado y del Reino de Nápoles.
Sobre las imágenes
La imagen de Nuestro Padre Jesús de la Sentencia que procesionaba con la hermandad y que nos ha llegado hasta nuestros días es de las denominadas de vestir y se debe a Felipe Morales Nieto con quien se concertó la hechura en 1654 para que hiciera en pasta de madera “una cabeza de Nuestro Señor Jesucristo con su cuello y hombros hasta medio pecho y sus manos con sus muñecas hasta el codo y sus pies y piernas hasta las rodillas y siete cabezas con sus pescuezos y manos de figuras de fariseos”.
La imagen del Señor fue restaurada en 1933 por Antonio Castillo Lastrucci quien le hizo además unas nuevas manos en 1936 que fueron sustituidas nuevamente por otras de Antonio Eslava en 1954. El mismo Eslava restaura los brazos y la corona de espinas en 1960 mientras que en 1966 lee retalló los pies haciéndole un nuevo juego de manos, cuarto que se le realizaron a la imagen. En 1984, el profesor Francisco Arquillo Torres sometió al Cristo a una completa restauración.
El anuario del año 2023 de la Hdad de la Macarena publicó la primera fotografía conocida del Señor de la Sentencia.
El año 1997, la imagen del Señor presidió el Vía Crucis de las hermandades y cofradías en la catedral.
Vía crucis del Señor de la Sentencia en el año 2020
En cuanto al misterio que acompaña a la imagen se sabe que en 1673 la hermandad encargó al escultor de la collación Juan Rodríguez dos imágenes nuevas al misterio ya existente. En 1681 la hermandad concertó con Cristóbal Pérez la hechura de un nuevo paso y cinco figuras de judíos a añadir a los siete que ya tenía la cofradía. En 1898 Emilio Pizarro reformó las figuras de los judíos con la intención de quitar “algo de sus aspectos caricaturescos y las vestimentas de judíos para cocarles otra de tipo romano”.
Antiguo misterio macareno de la Sentencia a principios del siglo XX, con el Pilatos obra de Ordóñez, el Señor de frente al mismo. Composición conocida popularmente como "La Barbería".
Fotografía antigua del Señor de la Sentencia curiosamente con las manos atadas a la espalda.
En la Semana Santa de 1929 se estrenó el misterio de Castillo Lastrucci que disponía la imagen del Señor frente a Pilato entre dos sayones semidesnudos, un judío y un soldado romano, en el centro se colocaban dos judíos más pertenecientes al sanedrín y en la parte de atrás estaba colocado Pilato que aparecía sentado en un sillón de mármol coronado por el águila con Claudia Prócula a su izquierda y ante él un esclavo de rodillas que le extendía la palangana.
Boceto de Antonio Castillo Lastrucci para el misterio de la Sentencia
El paso de la Sentencia de la Macarena con la disposición que ideó Castillo Lastrucci. El Señor daba la espalda al público.
El paso de la Sentencia de la Macarena con la disposición que ideó Castillo Lastrucci. El Señor daba la espalda al público.
En 1954 Antonio Eslava retiró las telas encoladas que cubría las imágenes para que pudieran ser vestidas. En 1978 se añadió una figura de soldado romano obra de Luis Álvarez Duarte que fue colocada junto a la imagen del procurador romano. En la actualidad, el misterio se distribuye con Jesús en la delantera, de espalda a Pilato, entre un judío que lee la sentencia y un soldado romano; en el centro un soldado romano con la espada desenvainada y otro judío, mientras que la parte de atrás se ocupa con Pilato, su mujer, un soldado romano y el esclavo romano. El misterio representa básicamente el modelo de distribución de Castillo Lastrucci levemente alterado.
Misterio actual.
Sobre 1650 ya procesionaría la imagen de Nuestra Señora de Esperanza desconociéndose quien fuera su autor pero enmarcado su realización en el siglo XVII. En 1881, Emilio Pizarro hizo una intervención sobre la talla consistente en “arreglar el cuerpo de la Virgen, hacerle el maniquí y brazos, pestañas, arreglar las lágrimas y restaurar algunos desperfectos de la cara”.
Virgen de la Esperanza Macarena vestida por Juan Manuel Rodríguez Ojeda.
Tres años después se procedió a otra restauración, colocándosele nuevas pestañas. En 1978, el profesor Francisco Arquillo restauró íntegramente la imagen. El profesor José Hernández Díaz escribió del rostro de la Macarena “es de un realismo barroquista avanzado, que tiende más a una estética de la expresión que de la belleza, siendo ésta tan inefablemente perceptible, de conceptos creativos blancos al modelar, que en cierto modo se acusa en la talla y de expresión dulce, tierna, que imanta enamora al espectador”.
Sobre la posible atribución a la imagen vamos a seguir las propias investigaciones del profesor Hernández Díaz que expone en el libro “Esperanza Macarena” editado en 1989 con motivo de cumplirse las bodas de plata de la coronación. El prestigioso profesor comienza descartando la posibilidad de que la imagen fuera realizada por Juan de Mesa por considerar que esta talla responde a otro concepto iconográfico posterior a la fecha de producción de Mesa. Igualmente, la posible realización por Pedro Roldán es descartada por ser de distinto signo iconográfico al que desarrolla en su obra este escultor. El tercer descarte que realiza Hernández Díaz es el de que la imagen pudiera estar hecha por Benito Hita del Castillo ya que la documentación de dolorosas que existen de este imaginero ofrecen otro sentido de dramatismo más agudo y fuerte. Hernández Díaz expone en esta obra que “hallo afinidades con los temas femeninos de los barros identificados de La Roldana en diversas colecciones nacionales y extranjeras; y en nuestra ciudad con la Madonna del convento de las Teresas fechada en 1699 y firmada convenientemente”.
Madonna (Virgen con el niño). La Roldana 1699. Convento de las Teresas.
Así, el profesor encuentra también semejanzas estilísticas morfológicas con las obras realizadas por La Roldana como por ejemplo la imagen de Jesús Nazareno del convento de las Clarisas de la localidad conquense de Sisante o la de los santos Servando y Germán de Cádiz que no están lejos de la estética de la Macarena por lo que llega a afirmar que “antes de ahora atribuí esta imagen a La Roldana o a su círculo y entorno, atribución que ratifico plenamente ahora”.
Concluye el profesor que es objeto de nuestra atención explicando sobre La Roldana que “su carisma está excepcionalmente dotado para lograr la gracia expresiva, el minan que arrebata suave pero definitivamente”.
Actualmente hay un movimiento donde se atribuye de nuevo la autoría de la Macarena a Pedro Roldán o circulo de éste. Se basan principalmente en el parecido de dos imágenes, una de ellas la podemos encontrar en Écija, la Virgen de la Fe y otra que podemos ver en la Catedral de Sevilla, en el retablo de los Vizcainos. Hay quien dice que la dolorosa de este retablo es la Macarena con más edad.
Nuestra Señora de la Fe. Se conserva en la iglesia de Santa Barbara (Écija). Imagen de Pedro Roldán de entorno a 1670.
Hacía la mitad del siglo XVII, el imaginero Pedro Roldán, está realizando las imágenes de Retablo de Dionisio de Ribas para la capilla de los Vizcainos del convento de San Francisco. Allí aparece la Virgen en el centro de la escena que representa el Descendimiento de Cristo. En 1840, este retablo es trasladado a la parroquia del Sagrario.
Las imágenes fueron colocadas a su llegada a San Gil en un altar aunque no hay noticias de lo sucedido con las imágenes de la Virgen expectante y San José a las que la rendía culto en San Basilio por lo que se supone fueron reformadas y transformadas en otras imágenes. Allí un buen número de hermanos que vivían en la feligresía y se dedicaban a las labores del campo y la huerta comenzaron a frecuentar más activamente en la vida de la hermandad.
La Macarena en San Gil.
Altares de culto de los titulares de la Hermandad de la Macarena en su anterior sede, la Parroquia de San Gil.
La hermandad del Rosario
Es curioso cómo la hermandad de la Esperanza se vio prácticamente obligada a la unión con la hermandad de gloria de Nuestra Señora del Rosario para no verse abocada a su desesperación. En 1788 se ordenó por la autoridad la extinción de aquellas cofradías que careciesen de la oportuna autorización real. La hermandad del Rosario, que residía en la misma parroquia, se adelantó a la hora de hacer la solicitud por lo que el Consejo de Castilla sólo accedió a que la hermandad de la Esperanza continuara con vida con la condición expresa de su unión con la Hermandad de Nuestra Señora del Rosario, a la vez que se obligaba a la hermandad de gloria a no oponerse a la unión.
Se tomó como base las reglas de la hermandad del Rosario así como preferencia de ésta en la parroquia en razón de haber obtenido con anterioridad la aprobación. En ellas se precisaba la dualidad de mayordomías y secretarías, que llevarán por separado la contabilidad y el despacho de documentación. El proceso de fusión fue aprobado el 31 de enero de 1793 y el título de la hermandad pasaba a ser “Nuestra Señora del Rosario, Nuestro Padre Jesús de la Sentencia y María Santísima de la Esperanza”.
La imagen de Nuestra Señora del Santo Rosario es una obra anónima, atribuida a Duque Cornejo. La escultura del Niño Jesús que sostiene en sus brazos, es una obra anterior de primeros del siglo XVI.
En sus orígenes la imagen de la Virgen era de talla completa, siendo posteriormente transformada en una imagen de candelero. En 1882 fue restaurada por Manuel Gutiérrez Cano. En 1960 fueron sustituidas las manos por otras realizadas por Antonio Eslava y en el año 1980, Francisco Arquillo Torres intervino también sobre la talla. Por el inventario que se realizó en 1844, sabemos que la hermandad del Rosario poseía dos retablos. Uno dorado, en el que se veneraba a la Virgen, situándose en los laterales de San Francisco y Santo Domingo; y otro dedicado a San José.
En 1807 se acordaba que la cofradía “al regreso de la Catedral, salga por la puerta de la Macarena, vía recta al Hospital de la Sangre a visitar aquel Sagrario, y sin detenerse en ninguna otra parte, salga del ángulo de la calzada, dirigiéndose rectamente a su Capilla”
La Macarena en el Hospital de las Cinco Llagas ( también conocido como hospital de la Sangre) actualmente Parlamento de Andalucía en 1937.
En 1936 incendian San Gil, quedando solo los muros y el techo hundido. Ardieron las imágenes de la Virgen del Carmen, San Simón, Santa Teresa, la Inmaculada, San José y el Cristo de la Salvación, antiguo titular de la Hermandad (imagen inferior). Años después Ortega Bru hizo el actual Cristo de la misma advocación que recibe culto en uno de los retablos de la Basílica.
José Bermejo cuenta la historia, aunque la califica de poco probable, de que antes de que la hermandad llegase a la parroquia de San Gil estuvo un tiempo en el Hospital de la Sangre al que pertenecía la imagen de la Virgen “y que la adquirió la hermandad por un reloj que a cambio entregó al mismo establecimiento con la condición de que si en algún tiempo entraba la imagen por sus puertas quedaría privada de ella la corporación”. Testimonio de 1846 hablan que “la Hermandad dispuso que la Cofradía entrara en el Hospital. En efecto, lo ejecutó el cuerpo de nazarenos del Cristo y el paso del Señor, mas al efectuarlo el paso de la Virgen se alborota el numeroso concurso allí reunido, prorrumpiendo en tales voces y amenazas que teniéndose un conflicto, que en realidad lo habría, si la Virgen continuase adelante, retrocedió la Cofradía sin pisar el paso de la Señora lo umbrales de la puerta del Hospital” Por aquellos años, explica González de León, se seguía haciendo la ceremonia de la humillación que consistía en que al volver por la mañana, se salía al campo de la Macarena y colocando los pasos, uno frente al otro, “vienen juntos entre los vivas del pueblo hasta llegar al templo”.
La Macarena en el Hospital de las Cinco Llagas, construido en el siglo XVI. Desde él, la centuria de los “armaos” del Cristo de la Sentencia inicia su desfile en 1938, cuando por la quema de San Gil en 1936 la Hermandad, pese a residir en la iglesia de la Anunciación, no se distanció de su barrio. El Hospital muestra en su balcón el escudo de la Falange y, a ambos lados, los heridos de la guerra contemplan la comitiva.
Difícil XIX
La cofradía había caído en abatimiento a mediados de siglo XIX hasta el extremo de que no existen constancia de que se celebraran cabildos. A finales del siglo anterior era nombrado mayordomo de la Esperanza Juan Nepomuceno Sarramián Ordóñez quien devolvió a la cofradía su identidad pero ya con el nuevo siglo se tropezó con la pasividad del barrio, la falta de recursos económicos y una nómina de hermanos que apenas llegaba al centenar. Así las cosas, en 1856, siendo alcalde Pedro de la Vega acudió a la parroquia para presidir un cabildo y solicitar personalmente que los hermanos procedieran al levantamiento de la cofradía. Parece que los ánimos se aliaron para volver a levantar a la hermandad y dos años después eran elegidos hermano mayor Manuel Zamara y Fernández de Cervera.
En 1864 se celebró un cabildo general con el fin de conseguir que el cuerpo de “armaos” que cincuenta años antes dejó de acompañar al paso de la Sentencia volviera a recuperarse pero a partir de ahora debería estar formado por hermanos.
El 31 de marzo de 1870, Juan Manuel Rodríguez Ojeda era recibido como hermano de la hermandad en la que desempeñó los cargos de mayordomo de la Esperanza y del Rosario, prioste, consiliario y teniente de hermano mayor contribuyendo a la innovación de la estética de la cofradía y de la Semana Santa sevillana. Entre otras actuaciones en la hermandad, modificó el ”tocado” de la Virgen, creando una fórmula original para vestirla, diseñó y realizó los bordados, cambió de forma radical las túnicas de los nazarenos en 1889 y la indumentaria de los “armaos”.
Nazarenos y Cruz de Guía de la hermandad de la Macarena en 1925.
En el Cabildo de Toma de Horas del año 1902, la hermandad pidió la autorización para poder cambiar el itinerario en un pequeño sector del recorrido antes de su entrada en la Carrera Oficial, comprometiéndose a situarse en la plaza del Duque a esperar el momento en que le tocara pasar. La petición no fue concedida por la negativa del representante del Gran Poder. Al año siguiente se procede a la restauración de la capilla que la Virgen de la Esperanza ocupaba en el templo parroquial y un año después la Virgen del Rosario fue trasladada desde el altar mayor a su nueva ubicación en la capilla que la hermandad poseía en la nave del Evangelio.
La Macarena en la década del siglo XIX. La Virgen aparece en el paso con cornisa de plata, que hizo Isaura y que ahora está en Aracena. Juan Manuel Rodríguez Ojeda cambió el paso por completo.
La Macarena, bloqueada por el gentío, en 1920, en plena calle Don Fadrique tres recorrer su arrabal y antes de recogerse en el templo de San Gil.
La Macarena en la mañana del Viernes Santo de 1942.
A principios del siglo XX tuvieron lugar dos hechos destacados en las relaciones de la hermandad con la casa real española.
Eva Perón ante la Virgen de la Macarena, junio de 1947.
En 1904 visitó la iglesia el rey Alfonso XIII jurando las reglas y siendo nombrado hermano mayor honorario. En la Semana Santa del año siguiente, el monarca invitó después de la entrada de la cofradía a la centuria romana a desplazarse a los Reales Alcázares donde la Guardia Real recibió a los “armaos” en formación militar pasando después revista el rey a la sevillanísima “tropa”. A partir de 1915 comenzó una nueva etapa para la centuria en el que “tropa” se convulsionó buscando su identidad. Así era elegido responsables de la misma el antiguo cabo de gastadores, Antonio Gutiérrez, al que sustituyó dos años después el polémico Rafael Pérez Rodríguez que no duró ni un año siendo expulsado de la cofradía en 1923. La junta administradora que fue nombrada por la autoridad eclesiástica para gobernar la hermandad en 1921 presidida por José Sebastián y Bandarán no sólo intentó encauzar la vida y el gobierno de la hermandad, sino que intentaba imponer una mayor seriedad y compromiso a la estación de penitencia y al cuerpo de “armaos”. Tampoco se encontró sosiego en la centuria por que los responsables no duraban lo suficiente como para poder desarrollar una mínima labor como sucedió con los cambios sucesivos de los capitanes Juan González, en 1926, Miguel Rueda, en 1927, y Pedro Jiménez, en 1929. La situación pareció normalizarse con los mandatos de Ramón Almagro y Francisco Durán a principio de los años treinta pues comenzaron a inculcar en los componentes de este grupo “el sentido de que eran hermanos y no personal contratado”. Parece ser que el esfuerzo de reconducir a los “armaos” dio sus frutos y así se continuó con los mandatos de Manuel Luque, Salvador Rueda, Juan Brachi y Antonio Ángel Franco a quién la hermandad reconoció afirmando “que con un entusiasmo sin límite la ha renovado totalmente y hoy es ejemplo incluso para el cuerpo de nazarenos”. Sobre las actuaciones de la junta administrativa, el historiador Hilario Arenas la califica de fructífera aunque en sus comienzos se encontrara con la obligación de tomar resoluciones duras como la expulsión de los macarenos más exaltados, las bajas por falta de pago o la inquietud de insuflar espiritualidad ante el creciente populismo de la hermandad lo que motivó la baja voluntaria de muchos de los componentes de la cofradía y las continuas dimensiones de los miembros de la junta de oficiales. En mayo de 1923 se procedía al acto por el cual el arco cercano a la basílica, recuerdo de la ciudad amurallada, fue nombrado como “Arco de la Virgen de la Esperanza Macarena” descubriéndose en su parte más alta una cerámica realizada por el ceramista Pérez de Tudela. Posteriormente se organizó una procesión que recorrió las calles del barrio.
Macarena pasando por su Arco a principio del siglo XX.
Pero la hermandad no estaba lo suficientemente tranquila. En 1925, las continuas dimisiones llevaron a que no hubiera gobierno reconocido en la hermandad por lo que Illundain nombraba al párroco de San Gil delegado de la autoridad para que “suavice las asperezas que puedan existir” lo cual se plasmó en otro decreto en el que se nombraba una comisión ejecutiva que estuvo presidida por Felipe Pachón. Una de las iniciativas de este nuevo gobierno de la hermandad fue la celebración del primer besamanos a la Virgen de la Esperanza, coincidiendo con el día de su festividad. Cuentan las crónicas que ese día pasaron por el templo más de diez mil personas.
La imagen del Santísimo Cristo de la Salvación se conserva en el retablo de su capilla, situada a los pies de la Basílica. Fue esculpida por Luis Ortega Bru en 1952.
José Bermejo cuenta la historia, aunque la califica de poco probable, de que antes de que la hermandad llegase a la parroquia de San Gil estuvo un tiempo en el Hospital de la Sangre al que pertenecía la imagen de la Virgen “y que la adquirió la hermandad por un reloj que a cambio entregó al mismo establecimiento con la condición de que si en algún tiempo entraba la imagen por sus puertas quedaría privada de ella la corporación”. Testimonio de 1846 hablan que “la Hermandad dispuso que la Cofradía entrara en el Hospital. En efecto, lo ejecutó el cuerpo de nazarenos del Cristo y el paso del Señor, mas al efectuarlo el paso de la Virgen se alborota el numeroso concurso allí reunido, prorrumpiendo en tales voces y amenazas que teniéndose un conflicto, que en realidad lo habría, si la Virgen continuase adelante, retrocedió la Cofradía sin pisar el paso de la Señora lo umbrales de la puerta del Hospital” Por aquellos años, explica González de León, se seguía haciendo la ceremonia de la humillación que consistía en que al volver por la mañana, se salía al campo de la Macarena y colocando los pasos, uno frente al otro, “vienen juntos entre los vivas del pueblo hasta llegar al templo”.
Difícil XIX
La cofradía había caído en abatimiento a mediados de siglo XIX hasta el extremo de que no existen constancia de que se celebraran cabildos. A finales del siglo anterior era nombrado mayordomo de la Esperanza Juan Nepomuceno Sarramián Ordóñez quien devolvió a la cofradía su identidad pero ya con el nuevo siglo se tropezó con la pasividad del barrio, la falta de recursos económicos y una nómina de hermanos que apenas llegaba al centenar. Así las cosas, en 1856, siendo alcalde Pedro de la Vega acudió a la parroquia para presidir un cabildo y solicitar personalmente que los hermanos procedieran al levantamiento de la cofradía. Parece que los ánimos se aliaron para volver a levantar a la hermandad y dos años después eran elegidos hermano mayor Manuel Zamara y Fernández de Cervera.
En 1864 se celebró un cabildo general con el fin de conseguir que el cuerpo de “armaos” que cincuenta años antes dejó de acompañar al paso de la Sentencia volviera a recuperarse pero a partir de ahora debería estar formado por hermanos.
El 31 de marzo de 1870, Juan Manuel Rodríguez Ojeda era recibido como hermano de la hermandad en la que desempeñó los cargos de mayordomo de la Esperanza y del Rosario, prioste, consiliario y teniente de hermano mayor contribuyendo a la innovación de la estética de la cofradía y de la Semana Santa sevillana. Entre otras actuaciones en la hermandad, modificó el ”tocado” de la Virgen, creando una fórmula original para vestirla, diseñó y realizó los bordados, cambió de forma radical las túnicas de los nazarenos en 1889 y la indumentaria de los “armaos”.
Grupo de armaos en 1925, con el uniforme que había diseñado Juan Manuel Rodríguez Ojeda diez años antes. Joselito el Gallo contribuyó para que los armaos volvieran a salir.
En el Cabildo de Toma de Horas del año 1902, la hermandad pidió la autorización para poder cambiar el itinerario en un pequeño sector del recorrido antes de su entrada en la Carrera Oficial, comprometiéndose a situarse en la plaza del Duque a esperar el momento en que le tocara pasar. La petición no fue concedida por la negativa del representante del Gran Poder. Al año siguiente se procede a la restauración de la capilla que la Virgen de la Esperanza ocupaba en el templo parroquial y un año después la Virgen del Rosario fue trasladada desde el altar mayor a su nueva ubicación en la capilla que la hermandad poseía en la nave del Evangelio.
El palio de la virgen de la Macarena por la calle Bécquer. Año 1899.
La Esperanza Macarena a finales de siglo XIX. Lleva el palio negro bordado por Josefa Rodríguez Ojeda en 1891 con diseño de Juan Manuel Rodríguez Ojeda, la saya morada y el manto verde realizados entre 1879 y 1881 por Eloísa Rivera con diseño de Manuel Rodríguez Ojeda.
A principios del siglo XX tuvieron lugar dos hechos destacados en las relaciones de la hermandad con la casa real española.
En 1904 visitó la iglesia el rey Alfonso XIII jurando las reglas y siendo nombrado hermano mayor honorario. En la Semana Santa del año siguiente, el monarca invitó después de la entrada de la cofradía a la centuria romana a desplazarse a los Reales Alcázares donde la Guardia Real recibió a los “armaos” en formación militar pasando después revista el rey a la sevillanísima “tropa”. A partir de 1915 comenzó una nueva etapa para la centuria en el que “tropa” se convulsionó buscando su identidad. Así era elegido responsables de la misma el antiguo cabo de gastadores, Antonio Gutiérrez, al que sustituyó dos años después el polémico Rafael Pérez Rodríguez que no duró ni un año siendo expulsado de la cofradía en 1923. La junta administradora que fue nombrada por la autoridad eclesiástica para gobernar la hermandad en 1921 presidida por José Sebastián y Bandarán no sólo intentó encauzar la vida y el gobierno de la hermandad, sino que intentaba imponer una mayor seriedad y compromiso a la estación de penitencia y al cuerpo de “armaos”. Tampoco se encontró sosiego en la centuria por que los responsables no duraban lo suficiente como para poder desarrollar una mínima labor como sucedió con los cambios sucesivos de los capitanes Juan González, en 1926, Miguel Rueda, en 1927, y Pedro Jiménez, en 1929. La situación pareció normalizarse con los mandatos de Ramón Almagro y Francisco Durán a principio de los años treinta pues comenzaron a inculcar en los componentes de este grupo “el sentido de que eran hermanos y no personal contratado”. Parece ser que el esfuerzo de reconducir a los “armaos” dio sus frutos y así se continuó con los mandatos de Manuel Luque, Salvador Rueda, Juan Brachi y Antonio Ángel Franco a quién la hermandad reconoció afirmando “que con un entusiasmo sin límite la ha renovado totalmente y hoy es ejemplo incluso para el cuerpo de nazarenos”. Sobre las actuaciones de la junta administrativa, el historiador Hilario Arenas la califica de fructífera aunque en sus comienzos se encontrara con la obligación de tomar resoluciones duras como la expulsión de los macarenos más exaltados, las bajas por falta de pago o la inquietud de insuflar espiritualidad ante el creciente populismo de la hermandad lo que motivó la baja voluntaria de muchos de los componentes de la cofradía y las continuas dimensiones de los miembros de la junta de oficiales. En mayo de 1923 se procedía al acto por el cual el arco cercano a la basílica, recuerdo de la ciudad amurallada, fue nombrado como “Arco de la Virgen de la Esperanza Macarena” descubriéndose en su parte más alta una cerámica realizada por el ceramista Pérez de Tudela. Posteriormente se organizó una procesión que recorrió las calles del barrio.
Pero la hermandad no estaba lo suficientemente tranquila. En 1925, las continuas dimisiones llevaron a que no hubiera gobierno reconocido en la hermandad por lo que Illundain nombraba al párroco de San Gil delegado de la autoridad para que “suavice las asperezas que puedan existir” lo cual se plasmó en otro decreto en el que se nombraba una comisión ejecutiva que estuvo presidida por Felipe Pachón. Una de las iniciativas de este nuevo gobierno de la hermandad fue la celebración del primer besamanos a la Virgen de la Esperanza, coincidiendo con el día de su festividad. Cuentan las crónicas que ese día pasaron por el templo más de diez mil personas.
La Esperanza Macarena lució en su primer besamanos, el 18 y 19 de diciembre de 1925 en la iglesia de San Gil, unas zapatillas, con las cuales nunca volvió a aparecer.
Portaba manto de camarín negro de Rodríguez Ojeda y corona de salida. Los zapatos que Enrique García Lozano donó para la ocasión, fueron traídos de Tánger.
Como curiosidad, los devotos al acercarse a la Virgen le besaban los zapatos.
Besamanos a la Virgen de la Esperanza, parroquia de San Gil.
En los sucesos del 1936 se produjo el incendio de la parroquia de San Gil salvándose las imágenes que habían sido trasladadas en secreto a otro lugar.
La Macarena en el cajón donde estuvo escondida.
El 12 de febrero la Esperanza Macarena viajó de nuevo, pues ya había sido ocultada en años anteriores. En un cajón fue sacada de San Gil e introducida en una furgoneta del Banco Español de Crédito con el hermano mayor, José Ruiz-Ternero Salvago, al volante y el secretario, Domingo de la Torre, de único acompañante. Llegó hasta la clínica veterinaria de Antonio Román Vila en la calle Orfila, 6. Sólo volvió para el septenario y la Semana Santa. El Cristo de la Sentencia y la Virgen del Rosario estuvieron en el almacén de los pasos frente a San Gil, que no ardió la noche del 18 de julio gracias a la intervención vecinal. El 4 de octubre de 1936, la Esperanza hizo su último paseo en la célebre furgoneta: de la calle Orfila a la cercana iglesia de la Anunciación, donde estuvo ya hasta la reconstrucción de San Gil.
La Virgen en su paso de palio entre paraguas, por la calle Feria, en la mañana del Viernes Santo de 1928. Y no va de vuelta a Sal Gil, sino que se encamina a la Catedral, porque ese año, a consecuencia de la lluvia, estuvieron toda la madrugada esperando y salieron a las ocho de la mañana.
La extraordinaria de 1946, en la procesión mariana organizada con motivo de la declaración de la Virgen de los Reyes como patrona de Sevilla y su Archidiócesis. La Macarena iba en su paso, sin palio, y con los faroles del Gran Poder.
La hermandad se fue hasta la Anunciación donde permaneció hasta 1942 cuando regresó a San Gil donde residió la hermandad hasta que en 1949 se trasladó a su nueva sede aledaña a la parroquia y que con el tiempo alcanzaría la dignidad de basílica menor.
En los sucesos del 1936 se produjo el incendio de la parroquia de San Gil salvándose las imágenes que habían sido trasladadas en secreto a otro lugar.
El 12 de febrero la Esperanza Macarena viajó de nuevo, pues ya había sido ocultada en años anteriores. En un cajón fue sacada de San Gil e introducida en una furgoneta del Banco Español de Crédito con el hermano mayor, José Ruiz-Ternero Salvago, al volante y el secretario, Domingo de la Torre, de único acompañante. Llegó hasta la clínica veterinaria de Antonio Román Vila en la calle Orfila, 6. Sólo volvió para el septenario y la Semana Santa. El Cristo de la Sentencia y la Virgen del Rosario estuvieron en el almacén de los pasos frente a San Gil, que no ardió la noche del 18 de julio gracias a la intervención vecinal. El 4 de octubre de 1936, la Esperanza hizo su último paseo en la célebre furgoneta: de la calle Orfila a la cercana iglesia de la Anunciación, donde estuvo ya hasta la reconstrucción de San Gil.
Año 1930, la Virgen de la Esperanza Macarena estrenando el manto de tisú con su autor, Rodríguez Ojeda, agarrado a una de las maniguetas del paso por entonces en la Iglesia de San Gil.
La hermandad se fue hasta la Anunciación donde permaneció hasta 1942 cuando regresó a San Gil donde residió la hermandad hasta que en 1949 se trasladó a su nueva sede aledaña a la parroquia y que con el tiempo alcanzaría la dignidad de basílica menor.
Cultos de la Esperanza Macarena en la iglesia de la Asunción, lugar donde la Hermandad residió desde 1936 hasta 1942 por encontrarse San Gil en reconstrucción .
El paso de palio de la Virgen de la Eperanza Macarena entrando en San Gil en los años 40, una de las últimas veces o la última vez que se produciría este hecho pues en 1949 ya se trasladó a su Basílica.
El nuevo templo se levantó sobre un terreno que Teresa Díaz donó a la cofradía a la que la corporación unió varias fincas colindantes. Aurelio Gómez Millán realizó el primer proyecto de iglesia aprobándose la construcción en 1938.
Gómez Millán diseñó un templo de una sola nave inspirado en los modelos conventuales sevillanos, buscando la visión clara del altar mayor desde cualquier perspectiva. Para la entrada se inspiró en el atrio del convento de Santa Clara, creando una zona porticada de acceso de transición entre el interior y el exterior. La primera piedra fue colocada el Domingo de Resurrección de 1941 por el cardenal Pedro Segura, en un solemne acto que presidió el palio con la Virgen de la Esperanza.
Asistieron al acto numerosas autoridades y representaciones de cofradías de la ciudad, corriendo el acompañamiento musical a cargo de los Coros Vascos.
Una vez terminada la colocación de la primera piedra de futuro templo, la imagen de la Macarena volvió en procesión a su sede provisional de la iglesia de la Anunciación.
La basílica
El edificio sigue el modelado conventual sevillano. Consta de una única nave situándose en el retablo principal la Santísima Virgen de la Esperanza.
Flanquean al templo por cuatro capillas laterales en las que se situaron a Nuestro Padre Jesús de la Sentencia, Nuestra Señora del Santo Rosario, el Cristo de la Salvación y el altar de la Hispanidad. Ante el edificio se extiende un amplio atrio. La fachada guarda similitudes con la realizada durante el siglo XVII en el compás del monasterio de Santa Clara.
El pintor Rafael Rodríguez realizó la decoración de las bóvedas entre 1983 y 1993. La bendición de la nueva sede corrió a cargo del cardenal Segura trasladándose las imágenes al día siguiente, festividad de San José, primer día del septenario anual que se dedica a la Virgen. En 1959 se bendijo el nuevo camarín de Nuestra Señora de la Esperanza, decorado íntegramente en mármol y plata, obra del orfebre Fernando Marmolejo. El templo fue consagrado el día 7 de octubre de 1966 por el cardenal Bueno Monreal y declarado basílica en noviembre del mismo año.
El palio rojo de la Macarena
Llamamos "Palio Rojo" a la obra de Juan Manuel Rodríguez Ojeda bajo la que procesionó la Macarena entre 1908 y 1941. En 1907, la Hermandad devolvió el conocido "palio azul" a Juan Manuel Rodríguez Ojeda. Él mismo vende después la pieza a la Hermandad de la Estrella.
El palio rojo, de gran mérito asrtístico, fue tremendamente imnovador, sirviendo de punto de inflexión para la realización de otros palios posteriores de reminiscencias juanmanuelinas como el palio de la Hermandad del Baratillo o de la Buena Muerte de Córdoba.
Palios de estilos juanmanuelino: a la derecha el palio de de la Hermandad del Baratillo y a la izquierda la hermandad de la Buena Muerte de Córdoba
Juan Manuel Rodríguez Ojeda no entregaría el soberbio techo de palio hasta 1930, que por suerte sigue conservándose.
En 1941, de forma casi inexplicable, la Hermandad decide convetir los bordados de las babalinas en distintos enseres de la Hermandad, como el manto de Cisnero o la saya de Otomán blanca.
Se encarga una copia de estas bambalinas al taller de Caro, bordado en malla y no en terciopelo rojo. Con motivo de la Coronación Canónica de la Señora, entre 1962 y 1965, se estrena el actual palio.
Corona y medalla de oro
Fue el ayuntamiento sevillano quien promovió en 1962 la coronación de la Macarena recibiéndose la confirmación de Roma al año siguiente firmada por el Prefecto de la Sagrada Congregación de la Reverenda Fábrica, cardenal Paulo Marella. En resumen, el escrito afirmaba que “Habiendo entendido ser antiguo y fervorosísimo el culto a la Imagen de la misma Bienaventurada Virgen María y grande el concurso de fieles para venerarla. Nos que siempre hemos procurado, con todo esfuerzo, promover y defender al honor de la Madre de Dios ansiando asentir y satisfacer tu deseo y el de tu pueblo y las promesas de adornar con corona de oro la Cabeza de la Bienaventurada Virgen María, hoy juntamente con nuestro Cabildo y legítimamente congregado en la sala capitular y por unánime acuerdo del mismo hemos decretado y ordenado que dicha sagrada imagen de la Madre de Dios pueda ser coronada en nuestro nombre y con solemne ceremonia con valiosa corona de oro”
Palio de la Esperanza Macarena en la calle Sierpes a la ida para la Coronación.
El día 27 de mayo de 1964, a la siete y media de la tarde salió la Macarena en su paso de palio hacia la Catedra para la celebración de un triduo previo al día de la coronación cuyo acto principal fue presidido por el cardenal Bueno Monreal. El padrinazgo corrió a cargo de las Hermanas de la Cruz y el alcalde de la ciudad José Hernández Díaz.
Palio de la Virgen de la Esperanza saludando a las Hermanas de la Cruz.
Para la ocasión el paso estrenaba palio en malla de oro, reproducción de uno anterior aunque enriquecido, y el manto que vino a denominarse “de la Coronación”, diseñado por el orfebre Fernando Marmolejo y realizados en los talleres de Sobrinos de Caro.
Este acto de imposición de la corona estaba previsto que tuviera lugar en la Plaza de España. Las inclemencias meteorológicas no permitieron el traslado de la Virgen en su paso de palio por lo que las naves de la Catedral fue el escenario que acogió tan fastuoso evento. La Virgen regresó a su templo el 3 de junio.
Los seises bailando ante la Esperanza Macarena, en la Catedral, durante los actos de su coronación en 1964.
La corona que se utilizó en el acto de imposición había sido realizada en 1913 corriendo a cargo la hechura a la joyería de José de los Reyes siguiendo la traza diseñada por Juan Manuel Rodríguez Ojeda y fue la que se colocó en las sienes de la Virgen de la Esperanza el 14 de marzo de 1913 por el canónigo Muñoz y Pavón en presencia del cardenal Almaraz quien la había bendecido. La presea está realizada a buril esgrafiado en oro de ley en estilo barroco. Con motivo de la coronación, la corona fue enriquecida colocándosele un brillante en el centro de cada estrella además de otras piedras en otros lugares de la misma. Estos trabajos de enriquecimiento también se efectuaron en la joyería de donde saliera la corona.
El día 5 de junio de 1971, la Virgen de la Esperanza recibió en la Plaza de San Francisco la Medalla de Oro de la Ciudad, “en un gesto de admiración, reconocimiento y gratitud”, según las palabras del alcalde Juan Fernández Rodríguez-García del Busto. La decisión de conceder la medalla fue tomada por el pleno municipal en abril de ese año e impuesta a la imagen en la Plaza de San Francisco adonde había sido trasladada en su paso de palio.
Con motivo en 1989 de cumplirse el XXV aniversario de la coronación, la Virgen de la Macarena fue de nuevo trasladada en el mes de mayo al templo catedralicio para celebrar un triduo y pontifical presidido este último por el Prefecto de la Biblioteca Vaticana, cardenal Antonio María Javierre. Durante la procesión de regreso, la comitiva se vio sorprendida por el agua teniendo que refugiarse el paso en el arquillo del Ayuntamiento. Pasando el chaparrón, la Virgen continuó su regreso al barrio.
Debido a los fraternales lazos que unen a la hermandad con la de los Estudiantes, en 1999 se produce el hermanamiento entre ambas corporaciones. El 21 de noviembre de 1999, en el transcurso de una pontifical conmemorativo del LXXV aniversario de la hermandad de los Estudiantes en la Iglesia de la Anunciación, se produjo el hermanamiento. Al final de este acto, la hermandad de la Macarena entregó su Medalla de Oro a la hermandad del martes santo.
El 14 de septiembre de 2010 la Virgen de la Esperanza preside, en el Estadio de la Cartuja, la ceremonia de beatificación de Madre María de la Purísima de la Cruz, estrechando de esta forma los lazos que unen a esta corporación con las Hermanas de la Cruz y protagonizando una multitudinaria procesión extraordinaria, a la que se estima asistieron en torno a doscientas mil personas.
La Macarena en el estadios de la cartuja.
El día 24 de mayo de 2014 a las 14:30 de la tarde, la Stma. Virgen de la Esperanza procesionó a la Santa Iglesia Catedral de Sevilla por el cincuenta aniversario de la coronación canónica de la Santísima Virgen de la Esperanza Macarena.
El 31 de mayo de 2014 a las 8:00 de la mañana la Stma. Virgen de la Esperanza salía de la Catedral de Sevilla hacia la Plaza de España, donde se celebraría la solemne Misa Estacional en Conmemoración del Cincuenta Aniversario de su Coronación Canónica. Llegaba a una abarrotada Plaza de España en la que miles de hermanos y devotos llegados de todas las partes del mundo la esperaban con anhelo. A continuación se celebró en el altar preparado para esta insigne ocasión, el Pontifical de Acción de Gracias presidido por el Excmo y Rvdmo Sr. D. Juan José Asenjo Pelegrina, Arzobispo de Sevilla.
Tras la misa estacional, la Stma. Virgen de la Esperanza se despedía de la Plaza de España a los sones del pasodoble “Suspiros de España”, tomando su paso dirección a la Capilla y al Rectorado de la misa Universidad. A las 18:00 horas se iniciaba la procesión de regreso. Las calles y Templos engalanados se convirtieron en un hermoso marco para que la Stma. Virgen derramara Esperanza para todos los sevillanos. Aproximadamente a las 8 de la mañana del día 1 de Junio hizo su entrada en la Basílica, concluyendo los grandiosos actos y con ello el Año Jubilar macareno.
La Esperanza en la plaza de españa.
Vía Crucis de Sevilla
La imagen de Nuestro Padre Jesús de las Sentencia, precidió el Vía Crucis de las Hermandades en 1997.
En el 2023 participó en el Santo Entierro Grande que se organizó por el 775 aniversario de la recuperación del culto cristiano.
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Túnica de procesión
El hábito de nazareno está compuesto de túnica de cola y capa confeccionada en sarga de color crema. Antifaz de terciopelo morado los nazarenos que acompañan al Señor y terciopelo verde en la Virgen. Escudo en el antifaz a la altura del pecho y escudo de capa al lado izquierdo. Guantes blancos, cíngulo anudado al lado izquierdo y zapatos negros con calcetines blancos.
El detalle
Las mariquillas de la Macarena.
Originalmente son cinco broches compuestos por pétalos de cristal de roca francés de color verde, engarzados en oro blanco y rematados por brillantes. No son esmeraldas aunque la imaginación popular siempre creyó que las piedras verdes eran de esta familia de gemas. Llegaron a San Gil de la mano del torero Joselito El Gallo, que en 1913 no solo contribuyó económicamente para la corona de oro, sino que trajo de París estas alhajas para la Virgen de sus devociones.
Guión de la medalla de oro de la ciudad. Plata fundida, Fernando Marmolejo Camargo, 1982.
Singular remate de esta insignia que elige a la Giralda como motivo ornamental de la misma. En la pieza, una María rematada en corona real, sostenida por la Giralda en el centro, mientras en cada extremo de la M se alza una peana con los Santos Isidoro y Leandro.
Banderín Asuncionista. Plata fundida, Fernando Marmolejo Camargo. 1951.
Reproducción del Arco que se colocó en el remate del Banderín Asuncionista, a su vez coronado por una Asunción.
Potencias del Señor. Pata repujada y dorada, Fernando Marmolejo Camargo, 1944.
Otra reproducción del Arco en el juego de potencias del Señor que actualmente ya no luce en su salida procesional.
En una de las cartelas del paso del Señor de la Sentencia está representado el pasaje de la adoración de los Reyes Magos.
Corona en plata de ley, estilo romántico, que la Hermandad de la Macarena incorpora en el año 2021 al ajuar de la Santísima Virgen y que supone la recuperación de la estética con la que se veía a la Virgen de la Esperanza a finales del siglo XIX.
Manto procesional de la Coronación de la Virgen de la Esperanza Macarena, es una magnífica obra textil en terciopelo verde de seda, realizados con hilos y elementos dorados y sedas de colores.
Confeccionado en el taller de bordados de Esperanza Elena Caro entre los años 1964 y 1965, bajo el diseño y dibujo del orfebre sevillano Fernando Marmolejo Camargo y siendo Hermano Mayor D. Ricardo Zubiría y Rubio.
Nueva saya para la Virgen de la Macarena realizada por Grande de León, 2021.
Toca de sobremanto bordada por Fernández y Enríquez en 1989 y bajo diseño de Antonio Garduño.
Mediatrix de la Hermandad, obra realizada en oro fino sobre terciopelo verde por el Taller de Carrasquilla en el 1989, llevando en el centro una miniatura de la Virgen de la Esperanza, obra de Luis Álvarez Duarte
Escucha algunas de las marchas dedicada a los titulares de la hermandad.
“Esperanza” Manuel López Farfán 1899
“Spes Nostra” Manuel López Farfán 1904
“La Virgen de San Gil” Germán Álvarez-Beigdeber 1906
“Macarena” Emilio Cebrián Ruiz 1943
“Esperanza Macarena” Juan Vicente Mas Quiles 1948
“Pasa la Virgen Macarena” Pedro Gámez Laserna 1959
“Esperanza Nuestra” Pedro Braña Martínez 196…
“Coronación de la Macarena” Pedro Braña Martínez 1964
“Esperanza y Macarena” Manuel López Quiroga / arr. Alberto Barea Tejada y José Manuel Toscano Pérez 1964/2008
“Esperanza Macarena” Pedro Morales Muñoz 1968
“Virgencita Macarena” José Albero Francés 1975
“Costalero de la Macarena (Hermano Costalero)” Julio Páez Cano 1979
“Macarena” Abel Moreno Gómez 1988
“Aniversario Macareno” José Velázquez Sánchez 1989
“Esperanza de Sor Ángela” José Velázquez Sánchez 1991
“Cuando Sonríe la Macarena” Pascual González Moreno / Pedro Morales Muñoz 1995
“Señora de Sevilla, Macarena” Adaptación para banda Emilio Muñoz Serna 1996
“Himno a la Esperanza Macarena” Abel Moreno Gómez / Joaquín Caro Romero 2000
“Esperanza” Manuel Marvizón Carvallo 2001
“Esperanza Nuestra” Adaptación para banda Francisco Javier Navarro Blanco 1995/2001
“Macarena” Adaptación para banda Bienvenido Puelles Oliver / Martín Salas Martínez 2002
“¡Ahí queó!” Dedicada a Luis León Vázquez, capataz Macareno Martín Salas Martínez 2002
“Macarenos del Carmen” Martín Salas Martínez 2002
“Salve a la Macarena” Adaptación para banda Manuel Jesús Jurado 2002
“Ya viene la Macarena” Antonio Paniagua Pueyo 2003
“Rosario Macareno” José Albero Francés 2003
“Reina de San Gil” Javier Calvo Gaviño 2003
“La sentencia de Cristo” Adaptación para banda Manuel Pérez Tejera 2004
“La Macarena en Sor Ángela” J. Ramón Pérez Soto / Fernando Romero Triguero 2004
“Plegaria Macarena” Juan José Puntas Fernández 2004
“La Macarena” Paco Lola / J.J. López Padilla 2004
“Virgen Macarena” Francisco Javier Alonso Delgado 2005
“Pasión por Macarena” José de la Vega Sánchez 2006
“Claudia Prócula” Alberto Barea Tejada 2007
“Al Cristo de la Sentencia” Alberto Toribio Díaz 2008
“La Virgen de Sevilla” Víctor Arturo López López 2009
“Oración a la Macarena” José Enrique de la Vega Parra 2009
“Madrugá Macarena” Pablo Ojeda Jiménez 2010
“Macarena, Luz de Esperanza” José Manuel Rico Muñoz 2010
“Madre Purísima Macarena” Francisco Pizarro Gómez 2010
“Esperanza Eterna” Leyenda Sinfónica David Hurtado Torres 2011
“Macarena, Emperatriz del Mundo” Francisco Jesús Flores Matute 2013
“Por testigo la Giralda” Juan Carlos Ocaña Muñoz 2013
“Como tú, ninguna” David Hurtado Torres 2014
“La Sentencia de Cristo” Manuel Pérez Tejera 1962
“Centuria Romana Macarena” José Julio Vera Cuder 1987
“Macarena” Bienvenido Puelles Oliver 1993
“Salve Macarena” Fco. Javier Navarro, José Manuel Reina y Rafael Vazquez 1994
“En tu Sentencia Macarena” Israel Jiménez Chozas 1999
“Por qué te lavas las manos” Pedro Manuel Pacheco Palomo 2012
“El hijo de la Esperanza” José Manuel Ortega León, 2014
“En tus manos macarenas” Francisco Moraza Cienfuegos 2015
“Al Cristo de la Sentencia” Herrera Raya 2014
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Bibliografía
Enciclopedia de la Semana Santa de Sevilla del El correo de Andalucía
Historia de las cofradías de Sevilla del ABC
El poder de las imágenes, iconografía de la Semana Santa de Sevilla, del Diario de Sevilla
La Semana Santa según ABC de Sevilla 1929-1946 de ABC
Sevilla en sus cofradías de Rafael Jiménez Sampedro
https://www.hermandaddelamacarena.es
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http://gelannoticias.blogspot.com
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Historia de las cofradías de Sevilla del ABC
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