Archicofradía del Santísimo Sacramento, Pontificia y Real de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús de la Pasión y Nuestra Madre y Señora de la Merced.
Joaquín Turina y Areal, "Juan Martínez Montañés contemplando la salida de Jesús de la Pasión". 1890.
Joaquín Turina y Areal, "Juan Martínez Montañés contemplando la salida de Jesús de la Pasión". 1890.
La cofradía de los Martirios
Nos encontramos ante la hermandad que fue conocida en sus comienzos como de “los Martirios y Sangre de Nuestro Señor Jesucristo” y que vio la luz en el Convento Casa Grande de Nuestra Señora de la Merced allá por 1533 fundada por un grupo de devotos originarios de Valladolid. Los documentos de González de León explican que “ciertos buenos hombres de la collación de Santiago, de Valladolid, llamados Mateos Fernández, Cosme Pesquera y Juan de Rojas consultaron con el cura, beneficiados y sacristán de aquella iglesia sobre la institución de esta cofradía y siendo aprobada por ellos, vinieron a Sevilla y se verificó la fundación como tenía proyectado”. Precisamente esta ascendencia castellana motivó el cambio de denominación en el nombre de la hermandad al redactar nuevas reglas en 1577 adoptando el título de “Sagrada Pasión de Nuestro Señor Jesucristo” al modo de una cofradía que radicaba en la ciudad castellana y de la que algunos autores consideran era filial la de Sevilla a la luz de unos documentos en los que se especificaba que la hermandad se encontraba “junta y congregada” con la vallisoletana. En los años que se fundó la hermandad de los Martirios existía ya desde 1524 un hospital bajo la advocación de Nuestra Señora de las Mercedes fundado por catalanes que llegaron hasta nuestra ciudad. La reducción de estos establecimientos, hizo que la cofradía que residía en el hospital pasó a la Merced uniéndose a la de Pasión en 1584.
Nos encontramos ante la hermandad que fue conocida en sus comienzos como de “los Martirios y Sangre de Nuestro Señor Jesucristo” y que vio la luz en el Convento Casa Grande de Nuestra Señora de la Merced allá por 1533 fundada por un grupo de devotos originarios de Valladolid. Los documentos de González de León explican que “ciertos buenos hombres de la collación de Santiago, de Valladolid, llamados Mateos Fernández, Cosme Pesquera y Juan de Rojas consultaron con el cura, beneficiados y sacristán de aquella iglesia sobre la institución de esta cofradía y siendo aprobada por ellos, vinieron a Sevilla y se verificó la fundación como tenía proyectado”. Precisamente esta ascendencia castellana motivó el cambio de denominación en el nombre de la hermandad al redactar nuevas reglas en 1577 adoptando el título de “Sagrada Pasión de Nuestro Señor Jesucristo” al modo de una cofradía que radicaba en la ciudad castellana y de la que algunos autores consideran era filial la de Sevilla a la luz de unos documentos en los que se especificaba que la hermandad se encontraba “junta y congregada” con la vallisoletana. En los años que se fundó la hermandad de los Martirios existía ya desde 1524 un hospital bajo la advocación de Nuestra Señora de las Mercedes fundado por catalanes que llegaron hasta nuestra ciudad. La reducción de estos establecimientos, hizo que la cofradía que residía en el hospital pasó a la Merced uniéndose a la de Pasión en 1584.
El convento de la Merced junto a la Puerta Real, dibujo de Richard Ford, 1830.
Cierre del Convento
El convento que servía de residencia a la hermandad quedó cerrado durante la invasión francesa. La hermandad, como muchas otras de la ciudad, perdió prácticamente todo su patrimonio incluido el archivo. Una de las piezas que se perdió totalmente fue el paso procesional de Señor realizado en carey y plata. Así, en 1810 se trasladaron los titulares a San Julián de donde era párroco Rafael Escudero, mayordomo de la cofradía. Allí permaneció la hermandad por espacio de ocho años, hasta 1818, trascurridos los cuales a cofradía retornó al convento de la Merced. Al año siguiente volvió a hacer estación de penitencia desde el convento mercedario con prácticamente todos los enseres prestados por otras cofradías lo que obligó a la hermandad a no poder realizar otra salida hasta 1833 en la que no solamente recibió el préstamo del paso de la Columna y Azotes para el Señor y el de la Encarnación para la Virgen sino que incluso la hermandad del Niño Perdido, le prestó una dolorosa atribuida a Martínez Montañés.
De nuevo se vuelve a cerrar la sede donde se fundó la hermandad y a la que había retornado pues la desamortización de Mendizábal convirtió el convento en museo tal y como ha llegado hasta nuestros días. Los titulares fueron llevados en 1840 a la capilla del Cristo de la Expiración.
Durante un tiempo estuvieron en San Vicente en un intento de revitalizar la hermandad pero las relaciones con lo sacerdotes residentes no permitieron la continuidad por lo que la cofradía pasó a San Miguel instalándose en la capilla de San José de ese templo y uniéndose a la hermandad sacramental que allí estaba. Un año después de la llegada de la hermandad a San Miguel, ante la pérdida de la dolorosa titular que había sido realizada por Juan García, un grupo de hermanos donó una nueva imagen que había realizado, según Celestino López Martínez, sobre una talla anterior que representaba a Santa Rosa de Lima y que había sido realizada por Duque Cornejo. Esta imagen recibe culto desde 1966 en el Convento de las Madres Mercenarias de San José.
Primer plano de la antigua titular de la Hermandad, actualmente en el Convento de las Mercedarias. Formó parte de la corporación desde 1842 hasta 1966, cuando llegó la talla de Sebastián Santos., igual que la imagen inferior
Pleito de ida y vuelta
La Semana Santa de 1843 vivió un pleito que la hermandad de Pasión planteó y ganó si bien se le volvió en su contra. Ese año la cofradía de las Tres Caídas de San Isidoro anunció en el Cabildo de Toma de Horas que cambiaría el día de su salida que hacía e viernes santo, por el jueves. La hermandad de Pasión protestó alegando que las reglas de la hermandad de San Isidoro eran claras y no había lugar a cambio. Tal fue la intransigencia de la hermandad que no hubo acuerdo en el cabildo siendo la autoridad eclesiástica quien tomó la decisión de que la hermandad de San Isidoro realizara la procesión el viernes santo tal y como especificaban sus reglas. Pero no quedaron así las cosas ya que la hermandad de las Tres Caídas volvió a hacerse presente ante los tribunales para pedir esta vez que si a ellos les obligaban a cumplir sus reglas debía de hacerse lo mismo con la hermandad de Pasión y “se obligase a salir a sus cofrades con traje de etiqueta y no con túnica de nazarenos, ya que no estaban autorizados como hermanos de luz y penitencia". Ante estas pruebas, la jerarquía comunicó a la hermandad de Pasión la prohibición de que sus cofrades vistieran hábito de nazareno. Al final todo se resolvió con el diálogo entre las cofradías dejando la de Pasión que la de las Tres Caídas salieran el jueves mientras que la de San Isidoro desistía de seguir con la denuncia sobre la indumentaria de los hermanos de la antigua cofradía de la Sangre.
Llegada al Salvador
En 1868 se cerraba al culto la iglesia de San Miguel por la junta revolucionaria, trasladándose la cofradía a la parroquia del Divino Salvador tras recibirse una petición de su párroco, Salvador Cruz, y ocupando las imágenes los altares de San Cristóbal y San Fernando en la nave de la epístola.
En 1918 la hermandad se fusionó con la del Santísimo Sacramento que residía en la antigua colegial ocupando desde entonces la capilla del Sagrario.
Bambalina delantera del palio dee la Virgen de la Merced estrenado en 1986, bordado por las hermanas Ana y Josefa Antúnez.
Manto que bordó Emilia Salvador en 1897 y que fue conocido en la Sevilla Cofrade como "el manto de la paloma".
Esta gran pieza del bordado decimonónico fue vendida en 1928, junto con el palio a la Hermandad de Nuestro Padre Jesús de Ronda y sigue formando parte en la actualidad del paso de Nuestra Señora de los Dolores, como se puede ver en la imagen.
La desgracia provoca, en muchas ocasiones, grandes alegrías posteriores. El actual paso de plata de Nuestro Padre Jesús de la Pasión, obra cumbre de la orfebrería del siglo XX, tuvo su origen en un accidente. En agosto de 1940 se produjo un incendio en el almacén que guardaba el paso del Señor de Pasión, una obra tallada por Manuel Gutiérrez y Reyes Cano entre 1903 y 1908 a partir del diseño de Pedro Domínguez.
El Señor de Pasión saliendo del Salvador en su antiguo paso de madera dorada y que ardió accidentalmente en verano de 1940.
Un dramático suceso para el patrimonio de la hermandad que motivó que la salida procesional del año 1941 se realizara sobre unas sencillas andas que portaron hermanos nazarenos. Era, en cierto modo, un regreso a las primitivas formas de procesión que fue alabado por la prensa de la época. Un incendio que fue el origen de una gran obra, en plata, no consumible por el fuego: el paso de Cayetano González, cuya primera fase se estrenaría en 1943.
Todavía se produciría una estampa insólita al año siguiente, en 1942, cuando la imagen del Señor de Pasión procesionó sobre andas de la vecina hermandad del Amor, una histórica canastilla que conoció numerosos cambios en su historia pero que mantiene las formas originales de la que contrató en 1694 el escultor utrerano Francisco Antonio Gijón. Al no estar terminado el nuevo paso, la hermandad del Amor cedió el paso de su Crucificado, que fue adaptado tras la procesión del Domingo de Ramos.
En 1943 se estrenaron las portentosas andas realizadas en plata por Cayetano González de estilo barroco y pudiéndose contemplar a todo su largo cuatro hermosa capillas. En el frente se representa el triunfo de la Eucaristía bajo una imagen de la Inmaculada Concepción. En la parte de atrás, la Virgen de la Merced, y en los laterales, la Transfiguración del Seño y la Exaltación de la Cruz. En los intercolumnios de estas escenas figuran imágenes de San Isidoro, San Leandro, San Fernando y San Hermenegildo. En otros cuerpos se representan escenas de la Pasión, la Flagelación, el Calvario, la calle de la Amargura y el Santo Entierro. Contemplan las esquinas unos faroles de plata bajo, donde se sitúan las figuras de arcángeles con armaduras de plata y carnes de marfil: San Miguel, San Rafael, San Gabriel y el Ángel de la Guarda. En su frente y trasera se reproducen los escudos de la hermandad y de la ciudad.
Un soberbio conjunto del que no se terminaron aquel año sus respiraderos, que se hicieron con una provisional malla de plata. Una excepcional obra de arte que aquel año sólo llegó hasta la calle Cuna: un fuerte aguacero provocó el regreso de la cofradía al templo del Salvador en el año de su gran estreno.
Estrenando su nuevo paso de plata obra de Cayetano González, aún sin terminar, vemos al Señor de Pasión en el interior de la Colegial del Salvador.
En 2003 la hermandad efectuó la estación de penitencia desde la Sala San Hermenegildo, antigua iglesia desacralizada, debido al cierre del Salvador, y antes en la iglesia de las Misericordias de la Orden de San Juan de Dios. A esta iglesia, de San Hermenegildo, estuvo a punto de trasladarse la hermandad en 1972 fecha en la que realizó un cabildo general siendo aprobado el traslado pero fue tanto el revuelo que se suscitó que los feligreses del Salvador que el acuerdo nunca llegó a hacerse efectivo aunque en 1975 se recibió permiso del arzobispado para que se efectuara la mudanza.
La historia de los “cirineos” de la hermandad comenzó en 1884 cuando se utilizó uno que procedía de la Casa Profesa de la Compañía de Jesús.
Este Cirineo, conocido como el "mirabalcones" por su peculiar posición de su cabeza, comenzó a procesionar en la Semana Santa de 1844.
En 1950, se encarga a Fernández Andes que talle un cuerpo y que adapte la cabeza y el brazo derecho de una imagen procedente de los Agustinos de Córdoba y documentado como de Juan de Mesa. Fernández Andes no pudo terminar esta obra y la concluyó Ortega Bru procesionando hasta 1969 pues al año siguiente se estrenó la escultura de Sebastián Santos.
Cabeza del Cirineo, cuya procedencia original era el convento de San Agustín de Córdoba
Este Cirineo puede considerarse la obra póstuma de Fernández Andes, que falleció antes de verlo terminado, saliendo por primera vez el Jueves Santo de 1950.
La obra de Simón Cirineo de Sebastián Santos se considera obra cumbre de su última etapa. La escultura, de gran fuerza y acentuada expresión, destaca por una cabeza perfectamente modelada y, al parecer, el escultor se inspiró en su propio rostro. En 1974 la imagen fue suprimida al considerarse perjudiciales las vibraciones que producía en el Nazareno al llevar la Cruz sujeta por el Cirineo.
Cirineo de Sebastián Santos.
El Señor de Pasión, en su paso de plata, con su último Cirineo, de Sebastián Santos, que estenó en 1970.
El Señor de Pasión
La imagen del Señor de Pasión no está documentada pero todo apunta a que fue realizada por Martínez Montañés según se desprende de un documento de la época escrito por Fray Juan Guerrero, religioso mercedario, en el que se especifica que “no encarezco ni podré lo prodigioso de esta hechura porque cualquier encarecimiento será sin duda muy corto, solo basta decir es obra de aquel insigne maestro Juan Martínez Montañés, asombro de los siglos presentes y admiración de los porvenir”. Diversos estudios datan la obra de 1623 aunque parece ser que en 1619 estaba ya realizada por documentos de obra que se realizaron con otros escultores en los que se especificaba que las imágenes que éstos realizaran debían inspirarse “de la materia y hechura de la que tiene el Cristo Nazareno de la Cofradía de la Pasión dentro en la Merced”. Hernández Díaz considera que estilística, iconográfica y morfológicamente “se puede inscribir sin titubeos” a Montañés. González de León reflejó por su parte que ”esta imagen es la mejor que hay en la ciudad y asimismo de su autor Juan Martínez Montañés”.
La talla ha pasado por la manos restauradoras de Peláez del Espino en 1974 y los hermanos Cruz Solís en 1996. En 1965, durante las Misiones, la imagen del Señor es trasladada al barrio del Juncal. En 1981 el Señor de Pasión preside el Vía Crucis Cuaresmal del Consejo de Hermandades y Cofradías de Sevilla.
La xilografía de Enrique Laporta reproduce un óleo de José Jiménez Aranda de 1897, en la que aparece el Señor de Pasión saliendo de la Puerta de los Palos a comienzo del siglo XIX.
Nuestra Señora de la Merced fue una de las dolorosas más apreciada por su autor, Sebastián Santos, y se trata de la que más dolor representa en su cara. El artista utilizó madera de ciprés par la cara y las manos mientras que el resto del cuerpo es de pino de Flandes.
En 2003 la hermandad efectuó la estación de penitencia desde la Sala San Hermenegildo, antigua iglesia desacralizada, debido al cierre del Salvador, y antes en la iglesia de las Misericordias de la Orden de San Juan de Dios. A esta iglesia, de San Hermenegildo, estuvo a punto de trasladarse la hermandad en 1972 fecha en la que realizó un cabildo general siendo aprobado el traslado pero fue tanto el revuelo que se suscitó que los feligreses del Salvador que el acuerdo nunca llegó a hacerse efectivo aunque en 1975 se recibió permiso del arzobispado para que se efectuara la mudanza.
La historia de los “cirineos” de la hermandad comenzó en 1884 cuando se utilizó uno que procedía de la Casa Profesa de la Compañía de Jesús.
En 1950, se encarga a Fernández Andes que talle un cuerpo y que adapte la cabeza y el brazo derecho de una imagen procedente de los Agustinos de Córdoba y documentado como de Juan de Mesa. Fernández Andes no pudo terminar esta obra y la concluyó Ortega Bru procesionando hasta 1969 pues al año siguiente se estrenó la escultura de Sebastián Santos.
La obra de Simón Cirineo de Sebastián Santos se considera obra cumbre de su última etapa. La escultura, de gran fuerza y acentuada expresión, destaca por una cabeza perfectamente modelada y, al parecer, el escultor se inspiró en su propio rostro. En 1974 la imagen fue suprimida al considerarse perjudiciales las vibraciones que producía en el Nazareno al llevar la Cruz sujeta por el Cirineo.
El Señor de Pasión, en su paso de plata, con su último Cirineo, de Sebastián Santos, que estenó en 1970.
El Señor de Pasión
La imagen del Señor de Pasión no está documentada pero todo apunta a que fue realizada por Martínez Montañés según se desprende de un documento de la época escrito por Fray Juan Guerrero, religioso mercedario, en el que se especifica que “no encarezco ni podré lo prodigioso de esta hechura porque cualquier encarecimiento será sin duda muy corto, solo basta decir es obra de aquel insigne maestro Juan Martínez Montañés, asombro de los siglos presentes y admiración de los porvenir”. Diversos estudios datan la obra de 1623 aunque parece ser que en 1619 estaba ya realizada por documentos de obra que se realizaron con otros escultores en los que se especificaba que las imágenes que éstos realizaran debían inspirarse “de la materia y hechura de la que tiene el Cristo Nazareno de la Cofradía de la Pasión dentro en la Merced”. Hernández Díaz considera que estilística, iconográfica y morfológicamente “se puede inscribir sin titubeos” a Montañés. González de León reflejó por su parte que ”esta imagen es la mejor que hay en la ciudad y asimismo de su autor Juan Martínez Montañés”.
La talla ha pasado por la manos restauradoras de Peláez del Espino en 1974 y los hermanos Cruz Solís en 1996. En 1965, durante las Misiones, la imagen del Señor es trasladada al barrio del Juncal. En 1981 el Señor de Pasión preside el Vía Crucis Cuaresmal del Consejo de Hermandades y Cofradías de Sevilla.
Nuestra Señora de la Merced fue una de las dolorosas más apreciada por su autor, Sebastián Santos, y se trata de la que más dolor representa en su cara. El artista utilizó madera de ciprés par la cara y las manos mientras que el resto del cuerpo es de pino de Flandes.
La imagen tiene un rostro de cuidadas proporciones y quizá anatómicamente más carnosa que otras obras salidas de su taller con una serena expresión acentuada por la expresión de los ojos y el modelado. La imagen fue adquirida para sustituir a la antigua en 1966.
Se cuenta que el escultor y la junta no se ponían de acuerdo sobre el precio por lo que los dirigentes de la hermandad enseñaron a Sebastián Santos una carta firmada por Antonio Illanes comprometiéndose a realizar gratis una imagen para la cofradía a lo que respondió el imaginero que muy tontos serían si no aceptaban una obra de tan gran imaginero y sin tener que pagar nada. Al final, el precio se estipuló en sesenta y cinco mil pesetas.
Se cuenta que el escultor y la junta no se ponían de acuerdo sobre el precio por lo que los dirigentes de la hermandad enseñaron a Sebastián Santos una carta firmada por Antonio Illanes comprometiéndose a realizar gratis una imagen para la cofradía a lo que respondió el imaginero que muy tontos serían si no aceptaban una obra de tan gran imaginero y sin tener que pagar nada. Al final, el precio se estipuló en sesenta y cinco mil pesetas.
En la estación de penitencia del jueves santo, la dolorosa se acompañaba de una imagen de San Juan Evangelista que en 1862 había donado Gabriel de Astorga restaurado por Sebastián Rojas en 1967.
San Juan Evangelista
Realizada por Gabriel de Astorga y estrenada en 1862 (datos que lleva firmados y fechados en su pecho)
Palio de la Virgen de la Merced saliendo del Salvador, 1929. Aparece sin la imagen de San Juan al lado ya que no se pudo acabar su ropa a tiempo para esa Semana Santa. Lleva el palio y manto estrenado en 1928, ambos diseñados por Amiáns Austria y ejecutado por Carmen Campmany.
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Virgen de la Merced en la Hermandad de Pasión
Vía Crucis del Año de la Fe
El Vía Crucis del Año de la Fe de Sevilla fue organizado para su celebración el 17 de febrero de 2013 en el entorno de la Santa Iglesia Catedral. Su desarrollo tenía como referencia el Vía Crucis de las Jornada Mundiales de la Juventud de Madrid y aunque fue convocado por la propia Archidiócesis, su organización corrió a cargo por el Consejo General de Hermandades y Cofradías de la ciudad.
Se designaron dieciséis hermandades que irian en su paso procesional y no en andas como es habitual y que representarían al Vía Crucis de Juan Pablo II, que fueron: las hermandades de Montesión, Redención, San Gonzalo, el Carmen, Torreblanca, San Esteban, los Gitanos, Pasión, el Gran Poder, la Estrella, Montserrat, las Siete Palabras, el Cachorro y el Santos Entierro, junto con la Cruz de Guía de la Hemandad del Silencio y el Lignum Crucis de la Hermandad de la Vera Cruz.
Las adversas condiciones meteorológicas y las previsiones existentes frustraron la celebración de este Vía Crucis del Año de la Fe en Sevilla tal y como estaba previsto, ya que al final por la no salida de los diferentes pasos, se desarrolló en el interior de la Catedral con catorce cruces de la hermandad de Santa Cruz, que representaron a los diferentes misterios.
En el 2023 participó en el Santo Entierro Grande que se organizó por el 775 aniversario de la recuperación del culto cristiano.
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Túnica de procesión
El hábito de nazareno está compuesto por túnica de ruan, de hilo negro, con cola, cinturón de abacá amarillo de ocho centímetros de anchura y al cuello cíngulo del mismo material y color con pasador y terminado en borlas alargadas.
En el centro del antifaz el escudo de la Merced, en fondo grana, bordado en amarillo y con la cruz blanca.
Como calzado se llevará sandalias de cuero negro u otro material similar con calcetines del mismo color.
El detalle
Aperece representado el monumento del triunfo, entre una pareja de angelitos.
Aparece una reproducción de la Cruz de Cerrajería, con los detalles de los faroles y la reja inferior.
Virgen de los Reyes en el respiradero del paso del Señor.
A la izquierda, túnica más moderna del Señor de Pasión.
En el centro, en 1868, año de la llegada de la hermandad al Salvador, Patrocinio López García confeccionó una túnica de color morado con bordados en oro.
A la derecha, antigua que conserva el Señor, la de terciopelo morado bordado en oro por Manuel María Ariza en 1845.
En la entrecalle del palio de la Virgen de la Merced figura una Inmaculada de marfil y plata donada en 1830 por Antonio María Ruano y realizada en el siglo XVIII por un autor anónimo indoportugués.
Carmen Capmany bordó la saya de salida de la Virgen de la Merced bajo el diseño de estilo neogótico de Antonio Amiáns sobre el tisú de plata del vestido de bodas de la Condesa de Barcelona, Doña María de las Mercedes de Borbón y Orleans, 1930.
En el centro, en 1868, año de la llegada de la hermandad al Salvador, Patrocinio López García confeccionó una túnica de color morado con bordados en oro.
A la derecha, antigua que conserva el Señor, la de terciopelo morado bordado en oro por Manuel María Ariza en 1845.
José Antonio Grande de León restaura la saya en el 2022.
Vestimenta de salida de San Juan Evangelista, compuesta de túnica verde y mantolín rojo, ambos bordados en oro por Carmen Capmany, según el diseño nuevamente de Antonio Amián.
Proyecto de manto para Nuestra Madre y Señora de la Merced firmado por Antonio Amián en 1922.
Carmen Capmany, al frente de un equipo de operarios, bordó el manto procesinal de Nuestra Madre y Señora de la Merced, 1925-1929.
Escucha algunas de las marchas dedicada a los titulares de la hermandad.
Farol del paso de palio de la Virgen de la Merced realizado en la orfebrería de los Hermanos Delgados en plata de ley, año 2000.
La efervescencia artística que vivió Sevilla a principios del siglo XX, que se plasmó en el Regionalismo y en la Exposición Iberoamericana de 1929, hizo que la Hermandad en 1918 se plantease la necesidad de reformar el paso de la Santísima Virgen.
La Archicofradía escoge el diseño presentado por Antonio Amián y Austria, hermano de la Hermandad, quien realiza tanto para el manto como para el palio un diseño regionalista basado en el estilo gótico florido, que aportaba una nota de originalidad por desarrollar en pleno siglo XX el bordado antiguo sevillano en oro y seda de imaginería”.
Las obras de este nuevo palio no empezaron hasta 1924. Aunque en un principio se pensó en el color “rojo cardenal” para el soporte de los bordados tanto del manto como del palio, inspirándose en el color de las colgaduras de la catedral, finalmente fueron ejecutados en terciopelo azul por Carmen Capmany, a base de cardina gótica de gran volumen. La gloria del techo representa el escudo de la corporación en plata, esmaltes y pedrería, fue realizado por la Casa Mateo de Madrid.
Faroles del antiguo paso del Señor de Pasión. Actualmente en la Iglesia de Santiago de Cádiz, propiedad de la Hermandad de la Piedad (imagen inferior).
La Archicofradía Sacramental de Pasión ha recuperado una importante pieza del ajuar bordado del Señor de Pasión, la túnica conocida como “de delantal” que ha sido intervenida para su restitución por el taller de José Antonio Grande de León, 2023.
Se trata de una actuación en la que se han rehabilitado a su estado original los bordados de esta túnica datada en 1888 que, no obstante, debido al deterioro de la misma, fue “reconvertida” en saya para la Virgen de la Merced en torno a 1984, y que ha lucido la imagen en numerosas ocasiones.
Según su restaurador su autoría podría pertenecer al círculo de Teresa del Castillo por la analogía con otras piezas y técnicas empleadas por la bordadora, que ejecutaba sus bordados según los diseños de su marido Antonio del Canto.
La túnica “de delantal” forma parte del ajuar del Señor de Pasión desde la segunda mitad del siglo XIX, una época intensa en la adquisición de enseres bordados en la Archicofradía. Según el acta del Cabildo del 6 de mayo de 1888, se indica la donación de “una rica túnica de terciopelo morado, bordada en oro y cordón”, no figurando más datos acerca de la pieza.
El Señor de Pasión con la túnica bordada en plata sobre terciopelo corinto de 2017, reproduce la estampa del grabado más antiguo que se conserva con su imagen, datada en 1746.
Escucha algunas de las marchas dedicada a los titulares de la hermandad.
AL SEÑOR DE PASIÓN. Abel Moreno Gómez. 1999
EL SEÑOR DE PASIÓN. Ramón González Varela. 1897
JESÚS DE LA PASIÓN. Jacinto Manuel Rojas Guisado. 2010
JESÚS DE PASIÓN. Pedro Braña Martínez. 1971
MARCHA FÚNEBRE A NUESTRO PADRE JESÚS DE LA PASIÓN. Joaquín Turina Pérez. 1899
MERCED, LUZ DE PASIÓN. Cristóbal López Gándara Reciente. 2019
NAZARENOS DE PASIÓN. Fulgencio Morón Ródenas. 1994
NUESTRA SEÑORA DE LA MERCED. José Manuel Bernal Montero. 2007
NUESTRA SEÑORA DE LA MERCED. Pedro Braña Martínez. 1951
NUESTRO PADRE JESÚS DE PASIÓN. Miguel Vázquez Garfia. 1983
PASIÓN. José Albero Francés. 1983
PASIÓN, 1615. Antonio Moreno Pozo. 2015
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Bibliografía
Enciclopedia de la Semana Santa de Sevilla del El correo de Andalucía
Historia de las cofradías de Sevilla del ABC
El poder de las imágenes, iconografía de la Semana Santa de Sevilla, del Diario de Sevilla
Sevilla en sus cofradías de Rafael Jiménez Sampedro
La Semana Santa según ABC de Sevilla 1929-1946 de ABC
Pasión, historia y patrimonio artístico. José Roda Peña, 2019. Fundación Cajasol.
http://www.hermandaddepasion.org
https://archicofradiadepasionarchivofrancisconavarro.wordpress.com
http://simplementecapillita.blogspot.com
http://periodistacofrade.blogspot.com
https://www.gentedepaz.es
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