El porqué del orden histórico de la Madrugada.

 


Traemos un interesante artículo de Pasión en Sevilla,  ABC de Sevilla que nos relata el porqué del orden histórico de la Madrugada. El pleito entre la Esperanza de Triana y el Calvario, clave para entender el problema (de Javier Marías Segura)



LA ESPERANZA DE TRIANA POR SIERPES ENTRE LOS AÑOS 1923 Y 1928


Desde el siglo XVI, las hermandades han sido muy celosas a la hora de defender su prevalencia por antigüedad. La participación de éstas en el Corpus  conllevó la confirmación de la supuesta antigüedad de cada cofradía para lo que se acudiría a la Autoridad Eclesiástica con el fin de confirmar la aprobación de reglas.


Desde entonces, han sido innumerables los juicios entre ellas y, en la Madrugada, ha habido dos que marcaron el devenir de lo que conocemos actualmente y que son claves para entender el problema del orden y del inmovilismo de las cofradías: el pleito de la Esperanza de Triana con el Calvario, a finales del XIX, y el de la Macarena con el Gran Poder, que «concluyó» con la Concordia entre ambas hermandades en 1903.


Del segundo se han escrito ríos de tinta, de cómo un conflicto entre dos cofradías acabó en hermanamiento sin que se resolviera jurídicamente el problema. Sin embargo, pocos conocen el primero, que desde hace 125 años viene arrastrando los recelos entre tres cofradías: el Calvario, la Esperanza de Triana y los Gitanos a cuenta del orden de paso por la Carrera Oficial, y del que en cada Cabildo de Toma de Horas queda constancia en el acta para que no se olvide.


En primer lugar, para entenderlo todo hay que remontarse hasta 1888, cuando tan sólo procesionaban tres cofradías en la Madrugada (el Silencio, el Gran Poder y la Macarena). Al trasladarse la O al Viernes Santo, la Esperanza de Triana solicitó ese lugar aunque no salió hasta el siguiente año. Entonces, el Calvario salía el Miércoles Santo y los Gitanos no salía. En 1889 salía por primera vez la Esperanza de Triana en último lugar, tras la Macarena.


En 1891, los Gitanos comienza a hacer su estación de penitencia en la Madrugada, año en el que también lo hace, ocasionalmente por lluvia el Miércoles Santo, el Calvario. Esta última, en los años sucesivos, regresó al día en el que lo venía haciendo.


El conflicto de 1899


Sin embargo, en 1899 acaece un hecho que va a marcar el devenir en el orden procesional de las seis cofradías y fue la anteposición, considerada como arbitraria, del Calvario a la Esperanza de Triana y a los Gitanos. La cofradía ahora de la Magdalena recibió en marzo de ese año la aprobación de sus reglas de forma oficial, en las que alteraba el día de su salida, estableciendo su incorporación en la nómina de la Madrugada. En las actas de la Esperanza de Triana de aquel año se recoge el testimonio del por entonces hermano mayor indicando que el Calvario le había propuesto la cesión de antigüedad para hacer estación de penitencia por delante, recibiendo una subvención de 125 pesetas, mediante escritura pública. La junta de gobierno de la Esperanza de Triana aceptó, pero supeditado  a que la Macarena —a la que también se lo habían propuesto— aceptara. Esta última no aceptó y, por tanto, se anulaba el acuerdo con la corporación trianera. Así, el Calvario recurrió al Arzobispado.


¿Parcialidad en Palacio?


En el proceso, que resultó favorable para el Calvario, la Esperanza de Triana denunció que el fiscal de Palacio encargado del pleito, Jerónimo Álvarez Troya, era tío carnal de un conocido hermano del Calvario, Jerónimo Gil Álvarez. La cofradía de ruan argumentaba que en sus reglas (de ese mismo año) se hacía explícita referencia a que su estación de penitencia se fijaba en la Madrugada del Viernes Santo, mientras que las de la Esperanza de Triana (de 1774) indicaban que celebraría una procesión solemne el Viernes Santo precedida del sermón de la pasión, por lo que esta cofradía estaría incumpliendo sus reglas. La explicación de la corporación trianera fue que, cuando se aprobaron sus reglas, las hermandades de la Madrugada hacían estación de penitencia al alba y no con los horarios actuales.


De esta forma, el provisor del Arzobispado ordena, a pocos días de la Semana Santa de 1899, que «atendida la urgencia con que esta resolución se impone, deberá mandarse que en el año actual preceda en el orden de salida la hermandad del Calvario a la de Nuestro Padre Jesús de las Tres Caídas, sin que por este mandato se entienda que se prejuzga del derecho que pueda asistir a ambas hermandades su puesto del orden».


En señal de protesta, la Esperanza de Triana acordó salir a las nueve de la mañana por el agravio que consideraba había sido sometida. De esta forma, la hermandad siguió invocando su derecho todos los años posteriores a 1899. Tras una resolución provisional en 1909 —en los mismos términos que una década antes—, en 1914 se dictó un decreto dando carta de naturaleza al cambio producido en 1899 entre ambas cofradías.


El pleito de 1971


Pasaron los años y, en 1971, bajo una iniciativa de los Gitanos, se citaron los hermanos mayores y el delegado de la Madrugada a fin de solucionar los problemas que seguía habiendo en la jornada después del caos vivido en 1966, cuando se colapsó el día y motivó que el Gran Poder aceptara dar el rodeo por el Arenal y el Museo que hace actualmente, y por el que la Esperanza de Triana sufre para comprimirse para dejarla pasar. De esta manera, el entonces hermano mayor de los Gitanos, Manuel Moreno, propuso que el Calvario procesionara la primera de la Madrugada, por delante del Silencio, propuesta que fue rechazada por su hermano mayor, Álvaro Dávila.


La falta de acuerdo obligó al teniente fiscal del Arzobispado, en 1972, a dictar un informe en el que señalaba lo siguiente: «Ha quedado probado que la más antigua en hacer estación de penitencia en la Madrugada es la de Triana, siguiéndole la de los Gitanos y siendo la más moderna la del Calvario». Sin embargo, «el legislador (…) tiene que tener ante sus ojos no solamente el derecho de una corporación, sino el bien común del Pueblo de Dios y éste (…) exige que, a veces, que el derecho particular sea pospuesto en beneficio del derecho y del bien pastoral del Pueblo de Dios». Apelaba así al último canon del Derecho Canónico, el conocido como «salus animarum» (salvación de las almas), para concluir que «estimamos que el orden actual del desfile procesional de la Madrugada debe seguir como está y que los litigantes deben comprender que dicha orden es un bien para todos y que no deben mirar única y exclusivamente a la defensa de sus derechos, que por otro lado no se les niega y se les reconoce de manera indudable».


Han pasado más de cien años desde que se fijara el orden actual, a pesar de los pleitos. Hace 44 años, el Arzobispado de Sevilla apeló al bien general para todos confirmando al Calvario como la cuarta. Ahora, con el incremento de los cortejos y los mismos recorridos, la jornada vuelve a sufrir un bloqueo y hay quien ve en la recuperación del orden histórico la solución a todos los problemas.


La concordia el pleito sin resolver


Nazarenos del Gran Poder llamando a la puerta de la basílica de la Macarena


El otro gran pleito que marcó el devenir actual de la jornada fue el de el Gran Poder y la Macarena. El acuerdo promovido en 1903 por el cardenal Spínola para resolver los problemas de preferencia de paso vuelve a estar de actualidad. Aunque el hermanamiento que conllevó la Concordia va más allá de la prioridad de paso, el fondo no deja de ser ese.


La Macarena apuesta por permutar ahora con el Gran Poder y ésta no lo aceptará. Si bien no se trata de la ruptura de la Concordia en toda su extensión, vuelve a abrir las heridas de un pleito sin resolver que acabó en acuerdo sellado ¿para siempre? Muchos se preguntan si ha llegado el momento de resolver el juicio entre ambas corporaciones.


El origen del conflicto tiene lugar en 1777, cuando se incorpora el Gran Poder a la Madrugada, viviéndose un episodio en 1827, cuando esta última adelantó a la Macarena en Sierpes, adelantando de nuevo ésta al Gran Poder en la Punta del Diamante y no haciendo la estación a la Catedral con el fin de ganarle la posición en el camino de vuelta. El último episodio fue en 1902, cuando, tras una bronca en el Cabildo de Toma de Horas, la Macarena pasó delante del Gran Poder al llegar a la Carrera Oficial. Todo se resolvió en 1903 con la Concordia.