Historia de las Hermandades de Sevilla: El Museo






Real, Ilustre y Fervorosa Hermandad del Santísimo Sacramento y Archicofradía de Nazarenos de la Sagrada Expiración de Ntro. Señor Jesucristo y María Stma. de las Aguas








Consecuencias de un sermón

Un sermón bien pudo ser el detonante para que naciera esta hermandad a cuyo ímpetu debemos el nacimiento, junto a la de las Aguas, del lunes santo como día en el que también procesionan las cofradías en la Semana Santa de Sevilla. Corría el año de 1575 y el gremio de los plateros celebraba sus cultos en la parroquia de San Andrés cuando en el sermón de la Pasión del domingo de ramos el sacerdote encargado del oficio centraba su plática en el momento de la expiración del Señor. Cuentan las crónicas que el predicador lo hizo con tanto acierto y realismo que entre los artistas de la plata, que frecuentaban la parroquia, surgió la idea de fundar una hermandad cuyo titular fuera Cristo en el momento de la expiración. Nació así una cofradía de sangre y luz en la que intervinieron activamente en estos primeros pasos Francisco Lozano, Gaspar Campuzano, Rodrigo de Hurtado, Pedro Herrera, Baltasar de Aguilar, Hernando de Soria, Andrés de Heredia, Bartolomé Prieto y Juan de Ordóñez. Ese mismo año eran aprobadas las reglas fundacionales por el cardenal Cristóbal de Rojas y Sandoval.

El ordenamiento constaba de cuarenta y siete normas y en ellas se establecía la propia iglesia de San Andrés como primera sede de la corporación ocupando la capilla de los “Mexías” y la tarde del  viernes santo para realizar la estación de penitencia así como celebrar cultos específicos coincidiendo con la “Invención de la santa Cruz, en la Natividad de Nuestra Señora y en el día de Todos los Santos”.

Existen noticias sobre que la hermandad podría haber contado con un hospital benéfico, que los plateros denominaron de “San Eloy”, pues así se conoce por documentos de la hermandad si bien son poco los datos escritos dudándose incluso si llegara a existir pues al breve tiempo se decretó la orden de disolución de los hospitales gremiales.





Marcos Cabrera

Según documento encontrado en el Archivo de Protocolos por Celestino López Martínez, no había ni acabado el significativo 1575 cuando Hernando de Soria y Rodrigo Hurtado concertaron en nombre de la cofradía y con el escultor vecino de San Vicente Marcos Cabrera, la ejecución de un Cristo crucificado que se haría en pasta de madera y con la mirada en el cielo en el momento de la expiración. En la actualidad la cruz sobre la que se “clava” la imagen es arbórea aunque posiblemente en sus orígenes el crucificado la llevara de plana.

Siguiendo la tradición, los moldes fueron despedazados y arrojados al Guadalquivir con el fin de que no se pudiese ejecutar una obra igual en su impresionante concepción barroca. Al año siguiente salía por primera vez la imagen portada a hombros de sus hermanos, pues aún no poseía unas andas adecuadas, en una estación de penitencia que se efectuaba a los cinco templos más próximos en recuerdo de las cinco llagas del redentor.

Los historiadores del arte son unánimes al expresar que el autor pudo inspirarse en unos bocetos de Miguel Ángel, siguiendo la línea “serpentinatta”.



Crucificado expirante de Miguel Ángel




Lo cierto es que la talla rompe bruscamente con los cánones escultóricos de la época, en que predominaban las representaciones góticas. Sobre ella Bermejo decía que “la propiedad de ese divino simulacro es mucha. Los músculos violentamente contraídos, el semblante pálido, la vista quebrada y los labios entreabiertos, todo indica el momento en que el Salvador del mundo dio el último aliento con tanta expresión y naturalidad, que no se puede observar sin estremecerse, principalmente si se mira desde alto creyendo ver un hombre espirar”.






En 1895 Manuel Gutiérrez-Reyes Cano sustituyó el sudario original, una pieza de lino que se ajustaba a la cintura de la imagen, por otro de telas encoladas colocándole corona de espinas. Ya en el siglo XX, Peláez del Espino incorporó elementos metálicos a la estructura de la talla mientras que en 1991 la imagen fue trasladada hasta Madrid donde en el Instituto de Conservación y Restauración de Obras de Arte de los hermanos Cruz Solís resanaron su policromía que se encontraba muy ennegrecida. La cruz actual es obra de Francisco Berlanga en 1993.



El Cristo de las Expiración, con la Virgen de las Aguas arrodillada, una imagen de finales del siglo XIX. Van sobre el paso de Cristo del Amor.







José Fernández Martínez explica que una de las versiones sobre la hechura de la imagen habla de la posibilidad de que estuviera realizada por un indiano que introdujo para su realización una pasta que los aztecas utilizaban para hacer sus esculturas. Continúa contando Fernández Martínez que “con el paso del tiempo que el, ya de por sí original escorzo del Cristo, se fuera cada vez más retorciendo, haciendo creer al pueblo que en realidad, toda la posición de la escultura, más que deberse al buen hacer de su autor, era producto de la pasta con que el paso del tiempo se había ido encogiendo dando así paso a la posición que todos conocemos”.





Llegada al Convento de la Merced

La procesión que salió de San Andrés fue la única que se realizó desde esa parroquia pues dos años después de la creación de la hermandad, ésta se trasladó a una capilla en el claustro del convento casa grande de Santa María de la Merced que se convirtió con el tiempo en el actual Museo de Bellas Artes. La hermandad abonó al convento tres mil maravedíes obligándose los frailes a celebrar la fiesta de la Santa Cruz y a asistir a la salida procesional. Allí estuvo la hermandad hasta que decidió trasladarse a la parroquia de la Magdalena de donde volvió por diferencias con la comunidad de frailes dominicos. A la vuelta, la comunidad concedió en 1613 un terreno en el compás del convento de “setenta y cinco pies de largo por veinticinco de ancho” tal y como figura en la escritura firmada por el  provincial de la orden mercedaria fray Melchor Guerrero y por el que la hermandad hubo de pagar ochocientos ducados. Este solar es el que ocupa en la actualidad, la capilla donde reside la corporación y donde, tras la construcción de la capilla, se trasladó la hermandad abandonando la iglesia que había conseguido en 1577.

De ese tiempo se conoce que la hermandad se titulaba “de la Expiración y Madre de Dios de las Mercedes” ya que había adquirido el nombre de María al que estaba dedicado el convento. Se da la curiosa circunstancia de que en 1624 “sin que se sepa por qué ni cómo, en algún documento de la época aparece, por primera vez, el nombre de la Virgen de las Aguas como titular de la hermandad, sin que se conozca que ninguna imagen la representara”.

Poco se sabe de los derroteros que siguió la hermandad los años siguientes sólo que durante la epidemia de peste que asoló la ciudad en 1696 fallecieron numerosos hermanos y que desde esa fecha hasta pasada la mitad del siglo XVIII la hermandad procesionaba con dos pasos que habían sido realizados por Francisco Antonio Ruiz Gijón. El primero era un paso alegórico en el que se representaba al sol y la luna eclipsados recordando los fenómenos atmosféricos sucedidos en el momento de la expiración de Jesús. En el segundo paso, del que se cuenta era de grandes dimensiones, portaba al crucificado de Marcos Cabrera sobre un extenso calvario irregularmente asentado con los evangelistas que tallara el propio Ruiz Gijón en las esquinas.





La Virgen arrodillada

Al paso de Cristo se unió en 1772 la imagen de la Virgen de las Aguas que Cristóbal Ramos modeló en terracota, única dolorosa sevillana de las que procesionan realizada en este materia, concibiéndola para que fuera arrodillada delante del Cristo con las manos entrelazadas con la posición conocida como el “Stabat Mater”, formando así parte del único paso que poseía la hermandad tras dejar el alegórico. 







También nos referimos a Bermejo quien habla de ella diciendo que es “una de las buenas de esta ciudad; ostentándose la Señora arrodillada, con las manos cruzadas sobre el pecho, y los ojos fijos en el cielo, en una actitud expresiva y devota”. La posición en la que fue creada fue modificada en la restauración de 1829 en la que se procedió a colocarla erguida separándosele las manos. Otras restauraciones conocidas fueron las de Manuel Gutiérrez-Cano Reyes en 1880 que la retocó y sometió a una limpieza y la de 1922 cuando Infantes Reina talló en madera el actual juego de manos. En 1962 se le realiza nuevo candelero por Sebastián Santos Rojas, el cual modifica la posición del cuerpo variándole su inclinación. La última restauración fue realizada en el año 2000 por Francisco Berlanga.

Como hemos dicho, la imagen fue colocada de rodillas a los pies de la cruz con las manos cruzadas aunque sólo procesionó así ese año pues al siguiente la imagen procesionó sobre unas parihuelas sin palio. La hermandad procesionaba en el antepenúltimo lugar de la tarde del Viernes Santo, precedida por el del Santo Crucifijo de San Agustín y seguida después por la del Santo Entierro y la Soledad de San Lorenzo. A punto de concluir la centuria, el Consejo d Castilla aprobaba las primitivas reglas de la hermandad.

Los años de invasión francesa vieron mermar considerablemente los bienes de la hermandad que logró conservar a los titulares y a los evangelistas que para el paso realizara Ruiz Gijón. Fue  tanto el destrozo que se produjo en su sede que la hermandad hubo de abandonar la capilla y alojarse hasta 1825 en la parroquia de San Vicente. Ese año celebró cabildo general con la idea de poder reorganizar la corporación lo que consiguió con la ayuda de los frailes mercenarios logrando salir ese mismo viernes santo con un nuevo paso sobre el que iban el Crucificado y la Virgen a los pies. Cuatro años después volvía a salir el paso de palio, seguramente el que diseñara Juan Astorga, que incorporaba tun techo de terciopelo negro sostenido por doce varales de madera. La imagen de la Virgen se colocaba sobre dos peanas con un manto morado.



El paso del Museo a principios del siglo XX, con el Crucificado y la Virgen, con gesto implorante, arrodillada a los pies.









La Virgen de las Aguas en los años 20.








La Virgen de las Aguas el Viernes Santo de 1922. Primera salida procesional de la dolorosa que no pudo efectuar por la lluvia. Palio realizado en los talleres de Olmos, encajes de tela de oro de Amiens de Austria y varales de Seco Imberg.
Previamente el escultor Antonio Infantes Reina, ejecuta nuevas manos para la Virgen. La novedad era que no estaba entrelazadas como anteriormente. Los nazarenos visten por primera vez túnica y antifaz negro con capa blanca.












Con las manos entrelazados como llevaba hasta 1922, vemos una antigua fotografía en primer plano de la Virgen de las Aguas.










En 1923 el hermano mayor, Luis torres, José Luis Garrido Ávila y Alfredo Estrada de la Roza, gestionaron para la hermandad el traslado de estación al Lunes Santo, siendo la primera en procesionar en ese día junto con la de las Aguas de San Jacinto, por aquel entonces. Al poco tiempo en 1929, el cabildo general aprobó las actuales túnicas con la que se revisten en la procesión los hermanos que en la comitiva del paso del Señor son de color negro y cíngulo blanco mientras que los de la Virgen portan sotana negra y antifaz negro y capa blanca.



Virgen de las Aguas sobre el paso de la Divina Pastora de Triana, preparada para salir desde su Capilla del Museo el 15 de octubre de 1972, para celebrar el segundo centenario de su hechura por parte de Cristóbal Ramos.






Andas procesionales

El impresionante paso sobre el que se levanta la desgarradora talla de Jesús expirante fue estrenado en 1940 siguiendo el diseño del hermano de la cofradía Francisco Jiménez Fernández de Toro y Manuel Fuentes. 






En 1944 se acometió la tarea de remozamiento del paso de palio al que se adaptaron los antiguos respiraderos de la Virgen de la Amargura.



Palio de la Virgen de las Aguas en 1940, con el paso más sencillo, de varales torneados.









La misiones

La imagen de la Señora fue trasladada a la antigua iglesia de San Laureano en la Puerta Real con motivo de las misiones generales de 1965 mientras que el Crucificado fue portado por los hermano en Vía Crucis hasta la plaza de San Lorenzo. En 1972, coincidiendo con el segundo centenario de la hechura de la Virgen de las Aguas, se organizó una procesión con la imagen de la dolorosa por las calles de la feligresía.








La Virgen de Las Aguas , el 15 de octubre de 1972, salió de manera extraordinaria sobre el paso de la Pastora de Triana.






IV Centenario fundacional



Azulejo conmemorativo del IV Centenario fundacional de la Hermandad del Museo.

Capilla del Museo.








En 1975 se procedió a celebrar el cuarto centenario de que el gremio de plateros procediera a la creación de la cofradía. El quinario anual de la hermandad tuvo lugar en la catedral donde fueron trasladadas las imágenes a hombros de sus cofrades.



Crucificado de la Hermandad Museo por la plaza de la Campana dirección Martín Villa, 1975 (pasando por la freiduría 'La Coruñesa')
Traslado a la Catedral, junto con la Virgen de las Aguas, para celebrar el quinario del IV centenario fundacional de la corporación.









Altar de culto que se levantó en la Catedral, en 1975, con motivo de los solemnes cultos que celebraron para conmemorar el IV Centenario de su fundación.










Más recientemente

Entre los meses de junio de 2012 y enero de 2013 la imagen del Santísimo Cristo de la Expiración fue restaurada en las instalaciones del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico. Tal y como ocurriera tras la restauración del año 1991, la sagrada imagen pudo contemplarse en todo su esplendor en el Museo de Bellas Artes de Sevilla, del cual regresó a su Capilla la noche del 1 de febrero, en un emotivo, solemne traslado.







En el mes de septiembre de este mismo año, el Papa Francisco concede a la hermandad la celebración de un año jubilar, por el IV centenario de la Capilla de la Expiración. Dicha celebración comenzó el 28 de septiembre con una solemne eucaristía de apertura del Año Jubilar presidida por el arzobispo de Sevilla, Don Juan José Asenjo Peregrina.









En el mes de noviembre de 2013 la imagen del Santísimo Cristo de la Expiración fue elegida por la Junta Superior del Consejo General de Hermandades y Cofradías de Sevilla para presidir el Vía Crucis de las Cofradías de la ciudad de 2014, que se celebra en la Santa Iglesia Catedral. 



Cristo de la Expiración expuesto en el Museo de Bellas Artes de Sevilla tras la restauración de 2013.








Procesión extraordinaria de la Virgen de las Aguas


El sábado, 15 de octubre de 2022 se celebró una misa y una procesión extraordinaria como broche a la Misión Evangelizadora.

La procesión extraordinaria fué con motivo del 250 aniversario de su imagen. La Dolorosa, obra de Cristóbal Ramos en 1772, presidió en su paso de palio una misa estacional en la Plaza del Museo, a las 18:00, oficiada por el arzobispo de Sevilla, José Ángel Saiz Meneses, en un altar efímero que se ha instalado en la explanada contigua a su capilla.







Dentro de esta Misión Evangelizadora, y en alusión a la advocación de esta Dolorosa, patrona de Emasesa desde 1998, la corporación del Museo ha proyectado la ejecución diez pozos de agua potable en zonas rurales de Zambia, a través del proyecto denominado «Aguas de vida», en colaboración con Manos Unidas, abasteciendo a 6.500 personas.

La proseción extraordinaria salió a las 20:45 entrando pasadas las 2 de la madrugada.  




Para esta salida especial portaba sus primitivas manos, realizadas en barro cocido por el escultor Cristóbal Ramos, en 1772, en lugar de las actuales, que son obra de Antonio Infantes Reina, en 1922.




Para su tocado se ha empleado una mantilla donada por Gonzalo Fernández, en lugar del tradicional tul blanco; en su parte frontal luce un encaje de Bruselas, del siglo XIX; finalmente, a su espalda porta una mantilla del mismo siglo, donada por Dolores Mejías Guerra, viuda de Mariano Bellver y camarera de honor.

Además, la Virgen de las Aguas estrena la nueva saya, diseñada y ejecutada en el taller de Manuel Soleano para esta efeméride.















Vía Crucis de Sevilla

El crucificado del Santísimo Cristo de la Expiración de la hermandad del Museo fue la imagen elegida por la Junta Superior del Consejo General de Hermandades y Cofradías de Sevilla para presidir el Vía Crucis de las Cofradías de la ciudad de 2014.








Túnica de procesión

La túnica de nazareno de Cristo está formado por sotana de sarga de algodón negro con botones blancos al frente, tres botones en la bocamanga y cola de 1,5 metros de larga recogida a la cintura por la espalda. Cíngulo blanco de algodón en el lado izquierdo de la sotana, zapatos y calecetines negros. El antifaz de 1 metro de altura y escudo de la hermandad a la altura del pecho.

La túnica de nazareno de Virgen se diferencia en que el antifaz debe medir entre 60 y 70 cm de largo. Lleva capa blanca de algodón y en el lado izquierdo de la capa, escudo de la Cruz de Jerusalén a la altura del hombro.








El detalle



Respiradero de paso de palio que perteneció al palio de la Amargura










San Juan Evangelista de Ruiz Gijón. Paso de Cristo




















Cruz pectoral para la Virgen de las Aguas, obra del joyero Lucío Rodríguez





















Escucha algunas de las marchas dedicada a los titulares de la hermandad.

EXPIRACIÓN Manuel Font Fernández de la Herranz 1941

LUNES SANTO EN EL MUSEO José Manuel Delgado Rodríguez

REINA DEL MUSEO Pascual González Moreno 1991

RESIGNACIÓN  David Hurtado Torres 1999

SAGRADA EXPIRACIÓN José Albero Francés 1988

VENITE AD AQUAS Juan García Sánchez 2014

VIRGEN DE LAS AGUAS Santiago Ramos Castro 1953

VIRGEN DEL MUSEO Manuel Torres Díez 2006










Video de Fernando Comas 






Video,  HERMANDAD DEL MUSEO 



















Bibliografía

Enciclopedia de la Semana Santa de Sevilla del El correo de Andalucía
Historia de las cofradías de Sevilla del ABC
El poder de las imágenes, iconografía de la Semana Santa de Sevilla, del Diario de Sevilla 
http://www.hermandaddelmuseo.org



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