La Flagelación
San Mateo, San Marco y San Juan se ocupan de la flagelación de Cristo, pero se limitan a comentar que Jesús fue hecho azotar por Pilatos (Mt. 27, 26; Mc. 15, 15 y Jn. 19, 1), sin agregar que para ello fuera atado a una columna. Por su parte, San Lucas señala que la verdadera intención de Pilato era corregir y soltar a Cristo. (Lc. 23,16 y 22).
Jesús, de acuerdo con la ley romana, recibió los azotes de pie, y aunque el arte de la Edad Media lo mostraba revestido por una larga túnica, a partir del siglo XII, ésta quedó reemplazada por un leve sudario en torno a la cintura. La Flagelación casi nunca se representa sin columna, aunque se puede encontrar algún ejemplo de lo contrario, como un Evangeliario bizantino del siglo XI en el que Cristo es sustentado por dos verdugos. La forma y las proporciones del instrumento del suplicio han variado con el transcurso del tiempo. Durante el Medievo y el Renacimiento predominó una columna de fuste alto, inspirada en la que los peregrinos a Tierra Santa y los cruzados veneraba en la capilla del Santo Sepulcro de Jerusalén; sin embargo, a partir de la Contrarreforma, las preferencia de los fieles se inclinaron por la columna de fuste troncocónico bajo que se exponía desde 1223 en la basílica de Santa Práxedes de Roma, adaptándose su tipología por los artistas del Barroco, dando mayor realismo y énfasis dramático al momento representado, pues los artistas pudieron retratar a Cristo arqueado por el dolor y completamente indefenso frente al aluvión de golpes.
Jaume Huguest.
Flagelación de Cristo (1450 - 1455)
Capilla San Marco, Catedral de Barcelona
adquirido en 1967 por el Museo del Louvre, París
Caravaggio
La flagelación de Cristo (1607)
Museo de Capodimonte, Napoles
Hermandad de la Cigarrera
Hasta cinco imágenes titulares distintas ha tenido la Cofradía de la Sagrada Columna y Azotes, a lo largo de sus más de cuatro siglos de historia. La primera es una esplendida talla del maestro flamenco Juan Giralte, concertada el 2 de enero de 1565, estando vinculada a la citada Hermandad entre 1578 y 1589. La imagen que responde a los postulados estéticos del manierismo, se presenta atada a una columna de fuste alto. Tras haberse restaurado en 1993-1994 por Mauricio López Madroñero, recibe culto en un retablo del lado de la Epístola de la iglesia de la Trinidad.
La segunda imagen fue contratada por la corporación en 1602 con el escultor y pintor de imaginería Amaro Vázquez, procesionando durante dos largas etapas: de 1602 a 1891 y de 1938 a 1972. A pesar de que el fuste columnario he decrecido en sus proporciones, el Cristo aún manteniendo una acusada verticalidad. Se conserva en las dependencias de la Hermandad.
La tercera imagen, de gran calidad, debe vincularse al taller de Roldán en los años finales del siglo XVII. Procedía del extinguido convento agustino del Pópulo, siendo entregado en depósito a la cofradía en 1892, donde permaneció hasta 1915, cuando pasó a la parroquia de Santiago Apóstol de Hinojos (más adelante ampliamos información)
La cuarta imagen, esculpido por Joaquín Bilbao en 1916, desfilando entre ese año y 1937, además de otra salida en 1973. La imagen, de aspecto monumental, y conservada también en poder de la Hermandad, hace gala de un acendrado realismo y de gran originalidad compositiva, pues presenta las manos amarradas a la espalda y el tradicional sudario se ha sustituido por una purpúrea túnica que desciende en cascada desde la cadera hasta los pies, dejando al descubierto ambas piernas.
La última y actual imagen se debe a Francisco Buiza Fernández en 1974 de plena garra expresiva.
Una talla atribuida a Pedro Roldán en Hinojos
Como ya citamos anteriormente, la tercera imagen adquirida por la Hermandad de Sevilla, fue titular hasta 1916. Debido a la intervención de célebre escritor y canónigo de Sevilla, D. Juan Francisco Muñoz y Pavón, natural de la localidad onubense de Hinojos, el cardenal Almaraz ordenó el traslado de la imagen a la Parroquia de Santiago el Mayor de Hinojos. Actualmente pertenece a la Hermandad Sacramental de Nuestro Padre Jesús Atado a la columna y María Santísima de los Ángeles, procesionando en la madrugada del martes al miércoles.
Altar de culto sobre 1900, cuando la Hermandad de la Cigarrera
aún residía en su primitiva sede de la Iglesia de los Terceros
Hermandad de la Cigarrera hacia 1900
La imagen del Cristo Atado a la Columna puede relacionarse con otras de finales del siglo XVII y principio del siglo XVIII. En este sentido tiene evidentes semejanzas con el Cristo Atado a la Columna de la iglesia de San Juan de la Orotava (Tenerife), encargado a Pedro Roldán en 1689. En ambas versiones, el cuerpo se inclina hacia adelante mediante una curvatura de las cervicales y ligera inflexión de las rodillas, estando atadas sus manos de fuste bajo y separando las piernas para conseguir una mayor estabilidad. Tan sólo un escueto paño de pureza, artísticamente plegado, cubre la desnudez de su cuerpo.
Otra imagen con la que se puede relacionar es con el Cristo de Lucena (Córdoba), recibe en el año 1675 para su cofradía de la santa Veracruz la imagen "de cuerpo entero en madera de cedro" de Cristo Nuestro Señor Amarrado a la Columna. Procedía del taller sevillano de Pedro Roldán y Onieva, en el barrio de san Juan de la Palma. El Amarrado de la Veracruz de Lucena se ha de incluir en el período de madurez de Pedro Roldán (1665-1675), al que pertenecen también sus trabajos del retablo sevillano de la Caridad y otro buen número de obras altamente valoradas.