Juan de Mesa y Velasco - Escultor e Imaginero. 2ª Parte

 

La canonización en Roma de san Ignacio de Loyola y de san Francisco Javier trajo nuevos contratos a Juan de Mesa, ya que la Compañía le encargó las imágenes de ambos santos que actualmente se conservan en el Colegio de San Luis Gonzaga de la Compañía de Jesús en El Puerto de Santa María. En el interior de la cabeza de San Francisco Javier se encontró un papel, indicando que la imagen había sido realizada para el Colegio de San Hermenegildo de Sevilla y que había sido costeada por unos navarros residentes en la ciudad hispalense. De las dos imágenes, la mejor conservada es la de San Ignacio de Loyola; posiblemente, Mesa usó la mascarilla mortuoria del santo, de la que el pintor Pacheco tenía una copia. Esculpió una imagen de cuerpo entero, con sotana y manteo, en actitud triunfante como fundador de la Compañía, con el estandarte del nombre de Jesús en la mano derecha y el libro de las Constituciones en la izquierda, como se le efigió en la estampa de Paolo Guidoti, grabada con motivo de la canonización en Roma. La estatua de San Francisco Javier representa al santo vestido con sotana, sobrepelliz y estola, llevando en la mano derecha el crucifijo con el que solía predicar, tal y como fue efigiado en el grabado oficial de la canonización.



San Ignacio de Loyola y San Francisco Javier (1622), Colegio de San Luis Gonzaga. El Puerto de Santa María (Cádiz).



Pero no terminan en estas dos obras los encargos de Juan de Mesa con la Compañía, ya que también realizó un busto relicario de San Francisco Javier para la iglesia de la Anunciación de Sevilla, hoy en la Universidad, fechado en 1625 por Hernández Díaz. El santo está representado de medio cuerpo, dirigiendo la mirada al cielo mientras que con los dedos trata de abrirse la sotana a la altura del pecho. Por encima de las manos está colocado el repositorio de las reliquias. La pieza sobresale por su gran realismo y fuerza expresiva.

Busto relicario de San Francisco Javier (1625).  Iglesia de la Anunciación, Sevilla.





Otra creación magistral del maestro, dentro del ciclo pasionista, realizada para una cofradía sevillana, es Nuestro Padre Jesús del Gran Poder, obra de la que, junto a San Juan Evangelista, daba el escultor carta de finiquito el día uno de octubre de 1620. En esta composición, Juan de Mesa ofrece su versión del modelo montañesino del Señor de la Pasión, una versión plenamente barroca, frente al clasicismo del maestro, ya que ha hecho patentes las huellas del sufrimiento, presentes en el rostro y en la curvatura de la espalda.


Jesús del Gran Poder (1620).  Basílica de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder, Sevilla.






San Juan Evangelista (1620). Basílica de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder, Sevilla.





Al año siguiente contrataría la imagen de Jesús Nazareno para la iglesia del Convento del Espíritu Santo de La Rambla (Córdoba). Es la segunda versión perfeccionada que hace del Nazareno, pero esta imagen, aunque es de vestir, está totalmente tallada. Muestra las características del maestro: grandes dimensiones, mayor que el natural, paso cansado, rostro dolorido...

Jesús Nazareno (1621 - 1622). Iglesia del Espíritu Santo, La Rambla (Córdoba).  Labrado en madera policromada de cedro (cabeza, pies y manos) y pino de Segura (resto del cuerpo, pues se hallaba completamente anatomizado incluyendo el paño de pureza). En 1727 le fueron cortados mechones del lado izquierdo del cabello para adaptar la cruz de plata. Su aspecto original se encuentra muy desfigurado a consecuencias de la desafortunada intervención practicada en 1841, cuando seguramente con el fin de eliminar el ennegrecimiento de la talla como consecuencia del incendio del templo provocado en 1812 por las tropas napoleónicas, eliminaron la policromía del rostro para aplicar otra de menor calidad, repolicromando de paso los cabellos. En 1958 fue restaurado en el taller de Antonio Castillo Lastrucci para aplicar veladuras en rostro y manos y eliminar repintes. La última restauración fue realizada con criterios científicos por María Rosa Cabello, quien colocó un tercer apoyo de acero para estabilizar la figura, eliminó repintes y añadió, y limpió la figura de suciedad y otros depósitos.





También este mismo año, el 10 de septiembre, Juan de Mesa se comprometía a tallar un Cristo resucitado para Diego de Santa Ana, vecino de Tocina (Sevilla) por el precio de 500 ducados. La iconografía es la usual en este tipo de representaciones: está efigiado medio desnudo, sólo le cubre el paño de pureza, y con la mano derecha bendiciendo. La anatomía muestra la fuerza creadora del maestro y su rostro refleja gran expresividad propia de su naturaleza humana, matizada por la mirada a la que ha dado un halo de espiritualidad.



Cristo Resucitado (1620). Parroquia de San Vicente, Tocina (Sevilla). Imagen de tamaño ligeramente inferior del natural.





Una variante iconográfica sobre los temas de la Pasión realizó Juan de Mesa, en la representación del yacente, del Santo Entierro de la iglesia sevillana de San Gregorio, obra no documentada pero aceptada como escultura realizada por el maestro hacia 1620. En él, Mesa permanece fiel a los principios técnicos del clasicismo apreciándose su estilo y su iconografía característica.

Se reconoce el estudio del natural, tratado con gran dramatismo no exento de espiritualidad.



Cristo Yacente (1620). Iglesia de San Gregorio Magno, Sevilla.





El quehacer artístico de Mesa no decaía, los encargos aumentaban y los conventos sevillanos contrataban sus obras con él. Así, el 28 de enero de 1623, fray Juan Bautista Quero concertaba con el maestro la realización de dos imágenes, una de San Juan Bautista y la otra de Nuestra Señora con el Niño, para los retablos laterales de la iglesia de la Cartuja de Santa María de las Cuevas; tenía que realizarlas por 2.500 reales y en el plazo de seis meses. Hoy estas imágenes están en el museo de Bellas Artes hispalense. Son dos obras de gran calidad con las que el maestro alcanza la plenitud de su arte, sobre todo en la imagen de María en la que culmina la estética que había introducido en sus primeras obras —Inmaculada carmelitana y Virgen de la Misericordia—.


Nuestra Señora con el Niño (1623). Museo de Bellas Artes, Sevilla.







San Juan Bautista (1623). Museo de Bellas Artes, Sevilla.





Por causas que se desconocen, a partir de 1624 decae la actividad del imaginero, reduciéndose enormemente su actividad. Ello ha hecho pensar en un agotamiento producido por su febril quehacer que causaría, con probabilidad, un resentimiento de la salud.

En estos años sólo se documentan dos obras: el Crucificado de la capilla de Nuestra Señora de la O del Colegio de la Compañía de Jesús de Lima (Perú) y el retablo para la iglesia del Convento de Santa Isabel, de Sevilla.
Cristo de la Misericordia (1622). Convento de Santa Isabel, Sevilla. Sigue el modelo de los Estudiantes aunque con rasgos personalizados. En origen, era un Cristo vivo en el madero que fue adaptado a la actual iconografía por el propio Juan de Mesa.





Muy pocas son las referencias conservadas en relación a su producción retablística, pero la crítica coincide en considerar de su mano el retablo mayor del convento sevillano de Santa Isabel, contratado en 1624; la claridad del esquema arquitectónico, vinculado a la producción de Montañés, está alterada por una serie de elementos que hacen palpable la aparición de una nueva sensibilidad artística que se refleja en el mayor volumen del retablo. La importancia dada a los ejes verticales, el voluptuoso frontón, las tornapuntas ornando los trozos de entablamento no son sino signos palpables del cambio estético que se va produciendo paulatinamente en la retablística sevillana del momento que, por otra parte, evidencian la participación del maestro; aunque no hay que olvidar que la realizó conjuntamente con su cuñado Antonio de Santa Cruz y que colaboró en ella, Felipe de Ribas.



Retablo mayor del convento sevillano de Santa Isabel (1624).




Posteriormente hay un período de dos años en que, según la documentación existente, parece ser que no realizó obra alguna. Pero de nuevo, entre 1626 y 1627, reanudará su actividad y tallará importantes obras que muestran al maestro en la plenitud de su arte. No todas, aunque se encuentran documentadas, se han podido identificar, como los crucificados que le encargan Fernando de Santa Cruz y Padilla, cargador de Indias, y el pintor Antonio Pérez, este último según modelo del crucificado de la Casa Profesa de Sevilla. Mejor suerte tuvo la talla de San Ramón Nonato que hizo por encargo del mercedario descalzo fray Juan de San Ramón, actualmente en el museo de Bellas Artes de Sevilla, en la que el maestro alcanza la plenitud del barroquismo.


San Ramón Nonnato (1626). Museo de Bellas Artes, Sevilla. Realizado para la Orden de la Merced Descalza.




Finalmente, la última obra de que se tiene constancia documental es la Virgen de las Angustias, obra encargada por el agustino fray Pedro de Góngora para titular de su cofradía, establecida en el convento cordobés de San Agustín y hoy en el Convento de San Pablo de la citada ciudad. Esta obra evidencia que Juan de Mesa permaneció fiel a su estilo hasta la muerte. Supo representar, en un tema popular y emotivo como es el de la Madre con el Hijo muerto en su regazo, el dolor profundo y silencioso de la muerte; dolor sereno, profundo y amargo pero sosegado. Evocación del dolor que se refleja en el rostro de la Virgen en el ligero desvío de las líneas del entrecejo, en la boca ligeramente abierta y en las lágrimas en las mejillas.

La imagen de la Virgen, al igual que la del Hijo, ha sido tallada por completo, pero el somero trazo de los amplios pliegues del ropaje, así como la breve talla del torso y los brazos articulados por goznes, prueban su carácter de imagen de vestir. Las dos imágenes estaban prácticamente terminadas cuando falleció Juan de Mesa en 1627, y sólo le faltaban tres días de trabajo.


Virgen de las Angustias (1627). Real Iglesia de San Pablo, Córdoba. Grupo de talla completa, con la imagen de la Dolorosa para vestir. Al fallecer el maestro, sólo lee faltaban tres días de trabajo para concluir la obra.




Murió el 24 de noviembre, a la edad de 44 años, siendo enterrado al día siguiente en la cripta de la iglesia sevillana de San Martín.




Otras obras de Juan de Mesa: 



Jesús del Perdón, nazareno del Convento de Santa María de Jesús d Sevilla (1615). Escultura de talla completa en madera policromada, atribuida a Juan de Mesa.











La Inmaculada Concepción (1615-1627), Museo Nacional de Escultura, Valladolid.  Está en íntima relación con la ejecutada por su maestro Martínez Montañés en 1608 para la iglesia de la Consolación de El Pedroso (Sevilla) y perteneció a los condes de Aguilar. Tras haber pasado por distintos anticuarios, fue subastada en Sevilla por Isbilya en octubre de 2018. Finalmente ha sido el Ministerio de Cultura quien se ha hecho con la obra, según se publicó en el Boletín Oficial del Estado (BOE nº 307) del 23 de diciembre de 2019, por un importe de 250.000 euros (muy por debajo del precio estimado por la casa de subastas).









San Crispín (1616 - 1619). Parroquia de Santa Cruz, Écija (Sevilla). Talla completa atribuida por los historiadores sevillanos José Carlos Pŕez Morales y Álvaro Dávila-Ármero del Arenal.










Inmaculada Concepción (1620). Parroquia de Santo Domingo de Guzmán, Lepe (Huelva)














Crucificado de la Misericordia (1623), Colegiata de Santa María de la Asunción, Osuna (Sevilla). Prácticamente, se trata de una réplica del Crucificado de los Estudiantes a tamaño ligeramente inferior del natural. Costó 100 ducados, siendo labrado en madera de cedro policromada.











Crucificado de la Vera Cruz (1624), iglesia parroquial de San Juan Bautista, Las Cabezas de San Juan (Sevilla). Conjuga las líneas de los Crucificados de los Estudiantes y del Amor.










San Juan Bautista (1625). Monasterio de Santa María la Real, Bormujos (Sevilla). Magnífica talla atribuida a Juan de Mesa.










La Cabeza de San Juan Bautista (c. 1625). Catedral de Sevilla, procede del Convento de Santa Clara. Imagen atribuida a Juan de Mesa.









Niño Jesús (c. 1625) de la Facultad de Bellas Artes de Sevilla. Imagen atribuida a Juan de Mesa.







Nuestra Señora del Valle (c. 1625), de la Cofradía del Valle en la Iglesia de la Anunciación de Sevilla. Imagen atribuida a Juan de Mesa, afectada por un incendio fortuito, fue remodelado por el artista sevillano José Ordóñez Rodríguez en el año 1909.










Cristo de la Expiración (siglo XVII). La Rambla - Córdoba. Atribuido a la gubia de Juan de Mesa. El Cristo parece ser, que pese a que su Cofradía lo advocó de la Expiración, el Crucificado representa un Cristo dialogante y no en los últimos momntos de su agonía.


















Referencia:

https://www.visitarsevilla.com/
http://dbe.rah.es/
http://sevillaentuslanos.blogspot.com/
https://www.lahornacina.com/
https://www.archisevilla.org/
http://cofrades.sevilla.abc.es/
http://blogmorado.blogspot.com
https://www.gran-poder.es
http://lashermandadessevillanas.blogspot.com
https://arsmagazine.com/



























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