Así fue la Semana Santa de 2021 en la Hermandad de los Estudiantes

 


La Hermandad de Los Estudiantes ha preparado un reportaje audiovisual, en la sección "Conversaciones con...", en el que narra la histórica celebración de la pasada Semana Santa de 2021, que estuvo marcada por la icónica fotografía del Viernes Santo, se cuenta los secretos de la velación al Cristo de la Buena Muerte. 











Archicofradía AMOR "Donde habita el Amor. Semana Santa 2021"





La Hermandad del Amor estrena a través de su canal de Youtube el audiovisual, de 20 minutos, titulado "Donde habita el  Amor. Semana Santa 2021". El montaje, de producción propia, repasa a través de imágenes de gran calidad todos los actos y cultos celebrados por nuestra Archicofradía en la Iglesia Colegial del Salvador durante la pasada Semana Santa, algunos de los cuales han constituido todo un hito en la historia de la corporación.











Marchas Clásicas. Banda de Música del Maestro Tejera.

 No hay mejores momentos en la Semana Santa de Sevilla que cuando se espera un palio de recogida, en una estrecha calle casi a oscuras, sólo iluminada por los cirios de los nazarenos, el murmullo de la gente que también esperan y todo bajo un olor a azahar. En este ambiente, nada mejor que la llegada del palio acompañado por la banda de música del Maestro Tejera y con un repertorio de las marchas clásicas de la Semana Santa Sevilla.



Banda del Música del Maestro Tejera

"Pepín Tejera en en Recuerdo"



Virgen del Valle



Amarguras




Virgen del Subterráneo




Tus dolores son mis penas




Soleá dame la mano




Rocío




Quinta Angustia




Pasan los Campanilleros




Nuestro Padre Jesús




Música del Silencio




La Estrella Sublime




Jesús de las Penas




Corpus Christi



Virgen de Montserrat



Virgen de las Aguas



Sevilla Cofradiera



Semana Santa en Sevila



Sagrada Lanzada




Pasa la Virgen Macarena




Esperanza Macarena



Coronación de la Macarena
















Juan de Mesa y Velasco - Escultor e Imaginero. 1ª Parte


Mesa y Velasco, Juan de. (Escultor e imaginero). 

Córdoba, 26.VI.1583 baut. – Sevilla, 24.XI.1627. 


Juan de Mesa y Velasco fue el más destacado de los discípulos de Juan Martínez Montañés y uno de los maestros más significativos de la escultura e imaginería barroca tanto andaluza como española, pudiéndose considerar como el prototipo del imaginero.


Muy poco es lo que se conoce de la vida de Juan de Mesa, sobre todo de sus años de juventud. Se sabe que fue bautizado en Córdoba, en la Iglesia de San Pedro, el día 26 de junio de 1583 y que sus padres fueron Juan de Mesa y Catalina de Velasco. Existen todavía dudas acerca de su primera formación artística, habiéndose generalizado la idea de que antes de llegar al taller de Montañés debió haber estado en el de otro maestro, que acaso fuera Andrés de Ocampo, ligado a Córdoba por lazos profesionales y familiares, donde también habría coincidido con el granadino Alonso de Mena.


Pero nada se sabe con certeza de él hasta que aparece afincado en Sevilla en 1607. Este año firma el 7 de noviembre un contrato de aprendizaje con Juan Martínez Montañés. Cuando esto sucede, llevaba un año y cinco meses trabajando con el maestro; con esta escritura pretendía formalizar su contrato de aprendizaje por tres años más; para ello necesitó un curador ad litem, pues era huérfano, función que fue asumida por el ensamblador Luis de Figueroa. Esto significa que entró en el taller de Montañés en 1605 y que saldría el uno de noviembre de 1610. También está documentada en estos primeros años la adquisición, el día 18 de febrero de 1615, de tres trozos de madera de cedro y algunos meses después, en octubre, se comprometía a tallar una imagen de San José itinerante con el Niño para el mercedario de Fuentes de Andalucía fray Alonso de la Concepción.


Se desconoce lo que hizo Juan de Mesa entre 1610 y 1615, ya que el contrato de aprendizaje con Martínez Montañés caducó en 1610. En esta fecha, Mesa tenía ya capacidad para contratar y montar taller aunque no se tengan noticias de su examen de escultor. Se piensa que durante estos años permaneció en el taller de Montañés, como oficial, argumentándose incluso para ello razones de tipo psicológico, como sería el carácter retraído del escultor y su necesidad de protección y cariño.


Por otra parte, la estética y la iconografía de Juan de Mesa no se entenderían sin su aprendizaje junto a Martínez Montañés; el aprendizaje montañesino dotó a Juan de Mesa de un excelente bagaje técnico, tan magníficamente asimilado que le permitió alcanzar niveles similares a los de su maestro. No obstante, hay que reseñar que el imaginero cordobés introdujo en el ambiente sevillano un temprano barroquismo, un realismo crudo y un especial sentido de lo patético que, como ha señalado Villar Movellán, son inigualables y nuevos en Sevilla.


En 1615 tenía Mesa 32 años, edad muy madura para que un maestro del seiscientos decidiera emprender su vida independiente, circunstancia por otra parte no sorprendente cuando el artista se encuentra integrado en un amplio taller, pero llamativa en un hombre que, como indicara Hernández Díaz, es capaz de acometer entre 1618 y 1627 la ejecución de once crucificados, todos ellos piezas maestras.


Anteriormente, en 1613, había casado Juan de Mesa con María de Flores y vivían en la collación de Omnium Santorum; ello presupone la posesión de cierta estabilidad económica, la cual pudo haberla conseguido trabajando como oficial, en el taller de Martínez Montañés. Pero su hacienda debía de ser algo más saneada que la de un simple oficial ya que en 1616 se cambió a la collación de San Martín, a unas casas del artista Diego López Bueno, en las que vivió hasta su muerte. Ello evidencia que no era el hogar de un principiante, sino que sería un taller en toda regla del que saldría toda su producción posterior.


Los primeros datos que se conocen de este taller datan de 1616, momento en que firmaron contrato de aprendizaje Juan Vélez y Lázaro Cano; según estos contratos, habrían de permanecer junto a él unos siete años. Además existen referencias documentales de que Juan de Vargas, Francisco de la Puerta y Felipe de Ribas estuvieron trabajando con él como aprendices; como oficiales sólo se conocen dos, Miguel de Descurra y Manuel Morales; pero su colaborador más directo y aventajado fue su cuñado, el ensamblador Antonio de Santa Cruz. A su muerte, el taller fue arrendado a Luis Ortiz de Vargas y Gaspar Ginés, quienes también se quedaron con parte de los dibujos del maestro, pasando los útiles de trabajo a su cuñado y colaborador Antonio de Santa Cruz.


Las primeras obras de Juan de Mesa siguen siendo una incógnita, aun cuando actualmente se tiene mejor conocimiento de su actividad como imaginero. El contrato de aprendizaje con Martínez Montañés caducó en 1610 y la primera obra documentada data del 1615 que es el momento en que se compromete a realizar la talla de San José con el Niño para los mercedarios de Fuentes de Andalucía.



San José con el Niño (1615) - Fuentes de Andalucía

Obra de Juan de Mesa (1583-1627), seguramente realizado con anterioridad al retablo en cuyo lugar central está situado.

Su estilo es muy parecido al de Montañés, por lo que no sería extraño que fuera obra realizada en el taller de los dos artistas. La misma realización de los paños, en el manto del Santo y en la túnica del Niño, se parece a obras de los dos escultores.

El grupo escultórico es de una enorme originalidad: parece como si fuera el Niño, ya crecido, el que llevara de la mano a San José, en un gesto de movimiento hacia adelante. Los rostros del Niño y de San José tienen un cierto parecido con las figuras del retablo de San Isidoro del Campo (Sevilla). 





Pero publicaciones recientes han puesto de manifiesto que, con anterioridad a esta obra, Juan de Mesa había ejecutado un San José y una Inmaculada para el Convento de San José del Carmen de Sevilla; estas obras ofrecen algunos interrogantes; en especial, el San José con el Niño del que Villar Movellán ha dicho “que no se ajusta al temperamento y potencia peculiares de las imágenes de Mesa y que se halla, en cambio, muy cerca de las obras montañesinas”. Por el contrario, la Inmaculada carmelitana ofrece una frescura muy acorde con un maestro lleno de ilusiones tempranas como es Juan de Mesa en esos momentos.



San José con el Niño e Inmaculada (1610). Convento de San José del Carmen de Sevilla.




 El estilo de esta imagen ha permitido identificar la Virgen con el Niño del hospital complutense de Antezana como obra del maestro, fechada en 1611, y de la que Luna Moreno ha dicho, al compararla con la carmelitana, que “parece una versión simplificada de la escultura de la Virgen de la Misericordia, o bien ésta una versión enriquecida de aquella”.



Virgen con el Niño (1611) de Antezana.



Esta imagen explica por su calidad el auge paulatino que fue adquiriendo la imaginería mesina hasta llegar a la eclosión de 1618-1623. Por otra parte, en este grupo de obras, realizado hacia 1610-1611, está casi plenamente definido el estilo del maestro, de tal forma que incluso la Inmaculada carmelitana ha sido fechada en plena madurez del artista.


El San José de la parroquia de Santa María de las Nieves de Fuentes de Andalucía es su primera obra documentada; concertada en 1615 con los mercedarios de la citada localidad, es una pieza de gran importancia, pues muestra su dependencia con respecto al maestro; sin embargo, revela unas cualidades y una forma de hacer y tallar la madera totalmente distintas.


Juan de Mesa se obligaba a realizar estas esculturas de madera de cedro, sin estofar ni encarnar. Se ajustó al precio de 70 ducados y con la condición de entregarla el 30 de noviembre de 1615. La iconografía muestra al patriarca guiando al Niño, siendo una de las primeras representaciones icónicas de este tema en la escuela sevillana. Mesa ha representado a san José joven, rechazando la tendencia de algunos hagiográficos que preferían efigiarlo anciano.


Otra obra significativa del maestro en estos años es el San Blas de la iglesia conventual de Santa Inés de Sevilla, de la que no existe contrato y que se fecha en 1617; sin embargo, ello no impide que se tenga como obra del maestro, ya que el tratamiento del rostro, el arrogante porte y la magnífica indumentaria pontifical denotan su inconfundible mano. 



San Blas. (1617) Talla completa dorada policromada, 140 cm de altura. Iglesia Conventual de Santa Inés , Sevilla.




Un año después, el 11 de enero de 1618, se comprometía con los religiosos de San Juan de Dios a ejecutar una imagen de San Carlos Borromeo, en madera de cedro, de dos varas de alta, insignias cardenalicias y crucifijo en la mano izquierda. Tenía que realizarla en un plazo de cuatro meses y cobraría por ella 600 reales. Hernández Díaz la ha identificado con el San Carlos Borromeo que se venera en la iglesia del Hospital de Nuestra Señora de la Paz, en Sevilla.



San Carlos Borromeo, (1618). Imagen de 167 cm, muy restaurado, Iglesia de San Juan de Dios, Sevilla



 A partir de 1618 se puede situar la etapa de madurez del artista, durante la cual realizará un número importante de imágenes, todas ellas de una calidad excepcional. De tal manera que la etapa que va de 1618 hasta 1623 ha sido designada por Hernández Díaz “el lustro magistral”, etapa en la que realiza una serie de obras excepcionales con las que ha pasado a la historia de la escultura como el imaginero de la Pasión y el dolor. Así, en mayo de 1618, el día 13, concierta con Juan Francisco Alvarado y otras personas realizar dos imágenes: un Cristo crucificado y una figura de la Virgen. Tenía que ejecutarlas en un plazo de tres meses y cobraría por ellas 1000 reales. La escritura especifica cómo tenían que ser las imágenes y cómo serían talladas por él sin que interviniera ningún oficial. El 4 de junio de 1620 se otorgaba carta de pago. Se trata de una interesante talla de Jesús en la Cruz que se venera en la Iglesia del Divino Salvador de Sevilla bajo la advocación del Amor. Es la imagen titular de una cofradía penitencial y Juan de Mesa hizo una imagen procesional de acuerdo con los preceptos tridentinos, en la que cabe destacar su intenso dramatismo, su fuerte expresión y su gran realismo, unidos a una anatomía muy cuidada, copiada del natural.



Cristo del Amor (1618). Crucificado titular de Hermandad del Amor de Sevilla. Colegiata del Divino Salvador.




A esta imagen siguieron hasta diez crucificados que contrató entre 1618 y 1627.


En el año 1619 talló el Crucificado de la Conversión del Buen Ladrón de la iglesia del Montserrat de Sevilla, segundo crucificado que realizó el maestro y en el que crea un tipo distinto del montañesino, que luego repetirá en el Crucificado de Vergara.




Cristo de la Conversión del Buen Ladrón (1619). Crucificado vivo en a cruz, Hemandad de Montserrat.








Cristo de la Agonía, (1622). Crucificado encargado por el contador real Juan Pérez de Irazábal, quien donó la imagen a su localidad natal en el año 1626. Iglesia de San Pedro, Vergara (Gipuzkoa).  





Los crucificados ocupan un lugar destacado en su producción. Son imágenes de iconografía pasionista destinadas a procesionar por las calles; son modelos que partiendo de los creados por Montañés, expresan toda la fuerza dramática del proceso y muerte de Jesús.


En los diversos crucificados salidos de sus manos, el imaginero ha sabido reflejar distintos momentos de la Crucifixión, de ahí que los represente, en unos casos, vivo, y en otros muerto, pero todos ellos muestran el dominio que el maestro tiene de la anatomía humana; con frecuencia van inscritos en un triángulo, prefiriendo el uso de los tres clavos, hecho que imprime movimiento al cuerpo, en el que se acusan los músculos, tendones y venas, según corresponde a la tensión que supone la sujeción a un madero.


La belleza y perfección del desnudo apenas queda velada por el paño de pureza, sujeto por una soga y formado por telas de abundantes pliegues recogidos en moñas laterales. La corona de espinas es gruesa, con inmensas púas que perforan orejas y frente, cuya huella se hace visible incluso en aquellas imágenes que no la llevan. El citado Cristo del Amor de la parroquia del Salvador (1618-1620), el de la Buena Muerte de la capilla de la Universidad (1620) y el Cristo crucificado de la Catedral de Nuestra Señora de la Almudena de Madrid (¿1621?), procedente del antiguo Colegio Imperial de la Compañía de esta ciudad, son extraordinarios ejemplos de representación de Cristo muerto, mientras que los de la Conversión del Buen Ladrón de la cofradía sevillana del Montserrat (1619), y el de la Agonía de la parroquia San Pedro de Vergara (Guipúzcoa) (1622), lo muestran aún vivo.


Los encargos se suceden, sin embargo, muchos de ellos se conocen documentalmente sin que se hayan identificado las piezas, tal ocurre con el San Nicolás de Tolentino y la Virgen del Rosario con el Niño Jesús que le había encargado el pintor Vicente Perea en 1619.



San Nicolás de Tolentino (1619), Valladolid. Fue adquirido en 2003, procedente de una colección francesa, e identificado por entonces como Santo Domingo de Guzmán; sin embargo, difiere en su iconografía tanto en el rostro enjuto e imberbe como en el hábito negro ceñido con correa y sus pies calzados, elementos que lo identifican como el santo agustino Nicolás de Tolentino. Presenta además semejanzas con la pieza del mismo tema conservada en Mérida (Venezuela). Mueseo Nacional de Escultura. 126 x 86 x 58 cm.











Virgen del Rosario con el Niño. La población colombiana de Villa de Leyva guarda entre sus bienes artísticos una Virgen con el Niño, advocada del Rosario, de claro origen hispalense y fechable en el primer cuarto del siglo XVII. Soberbia y magnífica escultura, de extraña iconografía para su época, que por la calidad de su talla, composición, características formales y grafismos, bien podía se atribuida al escultor cordobés Juan de Mesa y Velasco o a su círculo inmediato. La escultura, se localiza entronizada como titular en el retablo mayor de la iglesia parroquial. Templo dominico comenzado a construir en el año 1608.






En este mismo año contrató junto con Luis de Figueroa la realización del relieve de la Asunción de la parroquia de la Magdalena de Sevilla; obra de calidad muy desigual, circunstancia que ha llevado al profesor Gómez Piñol a cuestionarse la intervención del maestro, pensando que pudo haber suministrado el modelo e incluso retocado la pieza para darle su apariencia final sin que la ejecución sea realmente suya.



Asunción de la Virgen (1619), Parroquia de la Magdalena, Sevilla.  Se relaciona con la ejecutada por Martínez Montañés para el retablo mayor de San Isidoro del Campo (Santiponce).





La fama de Juan de Mesa se fue consolidando y los encargos se iban sucediendo tanto por parte de particulares, como de cofradías y de órdenes religiosas, siendo muy interesante la relación que Juan de Mesa mantuvo con la Compañía de Jesús. El primer encargo documentado que le hicieron los jesuitas data del 13 de marzo de 1620, momento en que le encargaron “dos imágenes de escultura, la una de Cristo Crucificado y la otra de una Magdalena abrazada al pie de la cruz, de madera de cedro ambas dos, de la estatura ordinaria humana, por precio de ciento y cincuenta ducados”. Fueron concertadas por el padre Pedro de Urteaga, prepósito de la Casa Profesa, como titulares de la Congregación de Sacerdotes. Es el Cristo de la Buena Muerte, actualmente titular de la cofradía de los estudiantes y está en la capilla de la Universidad de Sevilla. No era una imagen procesional; su adjudicación a la Congregación de Sacerdotes debió estar motivada, según Gutiérrez de Ceballos, para que éstos meditasen y conversasen con la imagen de Cristo muerto, según aconsejaba san Ignacio en los Ejercicios. Las restauraciones de 1983 y 1986 han hallado encerrado en la cabeza un billete con su nombre y firma y, en el tronco, otro, con la fecha de finalización de la imagen en 1620. Con esta imagen, Mesa da testimonio de una corriente de espiritualidad y de sensibilidad artística.


Cristo de la Buena Muerte (1620), Capilla de la Universidad, Sevilla.  Realizado para la Casa Profesa de los Jesuitas en la capital hispalense. Actualmente, este Crucificado es titular de la Cofradía de los Estudiantes. El contrato de ejecución incluía una imagen de Santa María Magadelana abrazada al madero.






La factura de este crucificado es impactante, y debió de satisfacer plenamente al maestro ya que es uno de los más perfectos salidos de su gubia, y por el cual fue muy imitado. Entre los crucificados que se contrataron con el maestro, bajo la cláusula de que los tallaran a imitación del de la Casa Profesa, está el que le encargó el pintor Jerónimo Ramírez para Francisco de Tejada y Mendoza. En el contrato del 16 de marzo de 1621 estipuló “una hechura de Cristo del natural conforme al que está hecho en la Compañía de Jesús en la Casa Profesa de esta dicha ciudad de Sevilla”.


Esta imagen, que desde 1633 había estado en una capilla de la iglesia del Colegio Imperial de Madrid, hoy está en la Catedral de Nuestra Señora de la Almudena de esta misma ciudad. 



Crucificado de la Buena Muerte (1621), Catedral de la Almudena, Madrid.




Algún tiempo después, en 1624, le encargarían otro Crucificado semejante para el Colegio de San Pablo de Lima (Perú), en el que destaca el cuerpo vigoroso y musculoso; los pliegues del perizoma, sin embargo, son más abultados y angulosos que los del Crucificado de la Buena Muerte.





Cristo de la Buena Muerte (1626), Convento de Santa Catalina, Lima (Perú). Crucificado muy inspirado en el sevillano Cristo de Los Estudiantes.



















Juan de Mesa y Velasco - Escultor e Imaginero. 2ª Parte

 

La canonización en Roma de san Ignacio de Loyola y de san Francisco Javier trajo nuevos contratos a Juan de Mesa, ya que la Compañía le encargó las imágenes de ambos santos que actualmente se conservan en el Colegio de San Luis Gonzaga de la Compañía de Jesús en El Puerto de Santa María. En el interior de la cabeza de San Francisco Javier se encontró un papel, indicando que la imagen había sido realizada para el Colegio de San Hermenegildo de Sevilla y que había sido costeada por unos navarros residentes en la ciudad hispalense. De las dos imágenes, la mejor conservada es la de San Ignacio de Loyola; posiblemente, Mesa usó la mascarilla mortuoria del santo, de la que el pintor Pacheco tenía una copia. Esculpió una imagen de cuerpo entero, con sotana y manteo, en actitud triunfante como fundador de la Compañía, con el estandarte del nombre de Jesús en la mano derecha y el libro de las Constituciones en la izquierda, como se le efigió en la estampa de Paolo Guidoti, grabada con motivo de la canonización en Roma. La estatua de San Francisco Javier representa al santo vestido con sotana, sobrepelliz y estola, llevando en la mano derecha el crucifijo con el que solía predicar, tal y como fue efigiado en el grabado oficial de la canonización.



San Ignacio de Loyola y San Francisco Javier (1622), Colegio de San Luis Gonzaga. El Puerto de Santa María (Cádiz).



Pero no terminan en estas dos obras los encargos de Juan de Mesa con la Compañía, ya que también realizó un busto relicario de San Francisco Javier para la iglesia de la Anunciación de Sevilla, hoy en la Universidad, fechado en 1625 por Hernández Díaz. El santo está representado de medio cuerpo, dirigiendo la mirada al cielo mientras que con los dedos trata de abrirse la sotana a la altura del pecho. Por encima de las manos está colocado el repositorio de las reliquias. La pieza sobresale por su gran realismo y fuerza expresiva.

Busto relicario de San Francisco Javier (1625).  Iglesia de la Anunciación, Sevilla.





Otra creación magistral del maestro, dentro del ciclo pasionista, realizada para una cofradía sevillana, es Nuestro Padre Jesús del Gran Poder, obra de la que, junto a San Juan Evangelista, daba el escultor carta de finiquito el día uno de octubre de 1620. En esta composición, Juan de Mesa ofrece su versión del modelo montañesino del Señor de la Pasión, una versión plenamente barroca, frente al clasicismo del maestro, ya que ha hecho patentes las huellas del sufrimiento, presentes en el rostro y en la curvatura de la espalda.


Jesús del Gran Poder (1620).  Basílica de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder, Sevilla.






San Juan Evangelista (1620). Basílica de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder, Sevilla.





Al año siguiente contrataría la imagen de Jesús Nazareno para la iglesia del Convento del Espíritu Santo de La Rambla (Córdoba). Es la segunda versión perfeccionada que hace del Nazareno, pero esta imagen, aunque es de vestir, está totalmente tallada. Muestra las características del maestro: grandes dimensiones, mayor que el natural, paso cansado, rostro dolorido...

Jesús Nazareno (1621 - 1622). Iglesia del Espíritu Santo, La Rambla (Córdoba).  Labrado en madera policromada de cedro (cabeza, pies y manos) y pino de Segura (resto del cuerpo, pues se hallaba completamente anatomizado incluyendo el paño de pureza). En 1727 le fueron cortados mechones del lado izquierdo del cabello para adaptar la cruz de plata. Su aspecto original se encuentra muy desfigurado a consecuencias de la desafortunada intervención practicada en 1841, cuando seguramente con el fin de eliminar el ennegrecimiento de la talla como consecuencia del incendio del templo provocado en 1812 por las tropas napoleónicas, eliminaron la policromía del rostro para aplicar otra de menor calidad, repolicromando de paso los cabellos. En 1958 fue restaurado en el taller de Antonio Castillo Lastrucci para aplicar veladuras en rostro y manos y eliminar repintes. La última restauración fue realizada con criterios científicos por María Rosa Cabello, quien colocó un tercer apoyo de acero para estabilizar la figura, eliminó repintes y añadió, y limpió la figura de suciedad y otros depósitos.





También este mismo año, el 10 de septiembre, Juan de Mesa se comprometía a tallar un Cristo resucitado para Diego de Santa Ana, vecino de Tocina (Sevilla) por el precio de 500 ducados. La iconografía es la usual en este tipo de representaciones: está efigiado medio desnudo, sólo le cubre el paño de pureza, y con la mano derecha bendiciendo. La anatomía muestra la fuerza creadora del maestro y su rostro refleja gran expresividad propia de su naturaleza humana, matizada por la mirada a la que ha dado un halo de espiritualidad.



Cristo Resucitado (1620). Parroquia de San Vicente, Tocina (Sevilla). Imagen de tamaño ligeramente inferior del natural.





Una variante iconográfica sobre los temas de la Pasión realizó Juan de Mesa, en la representación del yacente, del Santo Entierro de la iglesia sevillana de San Gregorio, obra no documentada pero aceptada como escultura realizada por el maestro hacia 1620. En él, Mesa permanece fiel a los principios técnicos del clasicismo apreciándose su estilo y su iconografía característica.

Se reconoce el estudio del natural, tratado con gran dramatismo no exento de espiritualidad.



Cristo Yacente (1620). Iglesia de San Gregorio Magno, Sevilla.





El quehacer artístico de Mesa no decaía, los encargos aumentaban y los conventos sevillanos contrataban sus obras con él. Así, el 28 de enero de 1623, fray Juan Bautista Quero concertaba con el maestro la realización de dos imágenes, una de San Juan Bautista y la otra de Nuestra Señora con el Niño, para los retablos laterales de la iglesia de la Cartuja de Santa María de las Cuevas; tenía que realizarlas por 2.500 reales y en el plazo de seis meses. Hoy estas imágenes están en el museo de Bellas Artes hispalense. Son dos obras de gran calidad con las que el maestro alcanza la plenitud de su arte, sobre todo en la imagen de María en la que culmina la estética que había introducido en sus primeras obras —Inmaculada carmelitana y Virgen de la Misericordia—.


Nuestra Señora con el Niño (1623). Museo de Bellas Artes, Sevilla.







San Juan Bautista (1623). Museo de Bellas Artes, Sevilla.





Por causas que se desconocen, a partir de 1624 decae la actividad del imaginero, reduciéndose enormemente su actividad. Ello ha hecho pensar en un agotamiento producido por su febril quehacer que causaría, con probabilidad, un resentimiento de la salud.

En estos años sólo se documentan dos obras: el Crucificado de la capilla de Nuestra Señora de la O del Colegio de la Compañía de Jesús de Lima (Perú) y el retablo para la iglesia del Convento de Santa Isabel, de Sevilla.
Cristo de la Misericordia (1622). Convento de Santa Isabel, Sevilla. Sigue el modelo de los Estudiantes aunque con rasgos personalizados. En origen, era un Cristo vivo en el madero que fue adaptado a la actual iconografía por el propio Juan de Mesa.





Muy pocas son las referencias conservadas en relación a su producción retablística, pero la crítica coincide en considerar de su mano el retablo mayor del convento sevillano de Santa Isabel, contratado en 1624; la claridad del esquema arquitectónico, vinculado a la producción de Montañés, está alterada por una serie de elementos que hacen palpable la aparición de una nueva sensibilidad artística que se refleja en el mayor volumen del retablo. La importancia dada a los ejes verticales, el voluptuoso frontón, las tornapuntas ornando los trozos de entablamento no son sino signos palpables del cambio estético que se va produciendo paulatinamente en la retablística sevillana del momento que, por otra parte, evidencian la participación del maestro; aunque no hay que olvidar que la realizó conjuntamente con su cuñado Antonio de Santa Cruz y que colaboró en ella, Felipe de Ribas.



Retablo mayor del convento sevillano de Santa Isabel (1624).




Posteriormente hay un período de dos años en que, según la documentación existente, parece ser que no realizó obra alguna. Pero de nuevo, entre 1626 y 1627, reanudará su actividad y tallará importantes obras que muestran al maestro en la plenitud de su arte. No todas, aunque se encuentran documentadas, se han podido identificar, como los crucificados que le encargan Fernando de Santa Cruz y Padilla, cargador de Indias, y el pintor Antonio Pérez, este último según modelo del crucificado de la Casa Profesa de Sevilla. Mejor suerte tuvo la talla de San Ramón Nonato que hizo por encargo del mercedario descalzo fray Juan de San Ramón, actualmente en el museo de Bellas Artes de Sevilla, en la que el maestro alcanza la plenitud del barroquismo.


San Ramón Nonnato (1626). Museo de Bellas Artes, Sevilla. Realizado para la Orden de la Merced Descalza.




Finalmente, la última obra de que se tiene constancia documental es la Virgen de las Angustias, obra encargada por el agustino fray Pedro de Góngora para titular de su cofradía, establecida en el convento cordobés de San Agustín y hoy en el Convento de San Pablo de la citada ciudad. Esta obra evidencia que Juan de Mesa permaneció fiel a su estilo hasta la muerte. Supo representar, en un tema popular y emotivo como es el de la Madre con el Hijo muerto en su regazo, el dolor profundo y silencioso de la muerte; dolor sereno, profundo y amargo pero sosegado. Evocación del dolor que se refleja en el rostro de la Virgen en el ligero desvío de las líneas del entrecejo, en la boca ligeramente abierta y en las lágrimas en las mejillas.

La imagen de la Virgen, al igual que la del Hijo, ha sido tallada por completo, pero el somero trazo de los amplios pliegues del ropaje, así como la breve talla del torso y los brazos articulados por goznes, prueban su carácter de imagen de vestir. Las dos imágenes estaban prácticamente terminadas cuando falleció Juan de Mesa en 1627, y sólo le faltaban tres días de trabajo.


Virgen de las Angustias (1627). Real Iglesia de San Pablo, Córdoba. Grupo de talla completa, con la imagen de la Dolorosa para vestir. Al fallecer el maestro, sólo lee faltaban tres días de trabajo para concluir la obra.




Murió el 24 de noviembre, a la edad de 44 años, siendo enterrado al día siguiente en la cripta de la iglesia sevillana de San Martín.




Otras obras de Juan de Mesa: 



Jesús del Perdón, nazareno del Convento de Santa María de Jesús d Sevilla (1615). Escultura de talla completa en madera policromada, atribuida a Juan de Mesa.











La Inmaculada Concepción (1615-1627), Museo Nacional de Escultura, Valladolid.  Está en íntima relación con la ejecutada por su maestro Martínez Montañés en 1608 para la iglesia de la Consolación de El Pedroso (Sevilla) y perteneció a los condes de Aguilar. Tras haber pasado por distintos anticuarios, fue subastada en Sevilla por Isbilya en octubre de 2018. Finalmente ha sido el Ministerio de Cultura quien se ha hecho con la obra, según se publicó en el Boletín Oficial del Estado (BOE nº 307) del 23 de diciembre de 2019, por un importe de 250.000 euros (muy por debajo del precio estimado por la casa de subastas).









San Crispín (1616 - 1619). Parroquia de Santa Cruz, Écija (Sevilla). Talla completa atribuida por los historiadores sevillanos José Carlos Pŕez Morales y Álvaro Dávila-Ármero del Arenal.










Inmaculada Concepción (1620). Parroquia de Santo Domingo de Guzmán, Lepe (Huelva)














Crucificado de la Misericordia (1623), Colegiata de Santa María de la Asunción, Osuna (Sevilla). Prácticamente, se trata de una réplica del Crucificado de los Estudiantes a tamaño ligeramente inferior del natural. Costó 100 ducados, siendo labrado en madera de cedro policromada.











Crucificado de la Vera Cruz (1624), iglesia parroquial de San Juan Bautista, Las Cabezas de San Juan (Sevilla). Conjuga las líneas de los Crucificados de los Estudiantes y del Amor.










San Juan Bautista (1625). Monasterio de Santa María la Real, Bormujos (Sevilla). Magnífica talla atribuida a Juan de Mesa.










La Cabeza de San Juan Bautista (c. 1625). Catedral de Sevilla, procede del Convento de Santa Clara. Imagen atribuida a Juan de Mesa.









Niño Jesús (c. 1625) de la Facultad de Bellas Artes de Sevilla. Imagen atribuida a Juan de Mesa.







Nuestra Señora del Valle (c. 1625), de la Cofradía del Valle en la Iglesia de la Anunciación de Sevilla. Imagen atribuida a Juan de Mesa, afectada por un incendio fortuito, fue remodelado por el artista sevillano José Ordóñez Rodríguez en el año 1909.










Cristo de la Expiración (siglo XVII). La Rambla - Córdoba. Atribuido a la gubia de Juan de Mesa. El Cristo parece ser, que pese a que su Cofradía lo advocó de la Expiración, el Crucificado representa un Cristo dialogante y no en los últimos momntos de su agonía.


















Referencia:

https://www.visitarsevilla.com/
http://dbe.rah.es/
http://sevillaentuslanos.blogspot.com/
https://www.lahornacina.com/
https://www.archisevilla.org/
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