Origen del palio
El palio no se inventó en Sevilla, su origen es más antiguo. Otra cosa es que en Sevilla fuera el primer sitio en que se utilizara sobre un paso.
Como elemento procesional representa un símbolo de respeto de cuyo uso sólo era acreedor Jesucristo Sacramentado en las procesiones eucarísticas. Posteriormente empezó a usarse un "palio de respeto" tras las imágenes, y luego se "adosó" a los pasos.
El primer testimonio de un palio sevillano es de la Soledad de San Lorenzo, parece ser que lo estrena en 1606 y en 1610 estaba costeando los bordados correspondientes.
No solo se usaba el palio para el Santísimo y las imágenes de María, también se hacía con los Reyes de España, privilegio que usaron hasta el año 1975 el día de la misa de acción de gracias por la proclamación de S.M. Juan Carlos I.
La costumbre de cobijar a las imágenes y al Santísimo bajo palio viene precisamente de asimilarlas a la realeza, es decir, Jesús y María son los Reyes de la Creación, por esta razón hay que presentarlos como tales, y además el pueblo identifica el poder de sus monarcas como emanados de Dios.
Fragmento curioso, escenas de la coronación del último zar de Rusia, Nicolás II, en mayo de 1896, se trata de una de las primeras filmaciones que se conservan. Hay un momento de la grabación en el que se ve un palio de madera, portado por libreas que va a buscar al Zar.
Aquí nos interesa el palio que vemos por las calles de Sevilla en Semana Santa. Estos pasos de palio es, sin ninguna duda, el elemento del cortejo procesional que más y mejor ha evolucionado.
La primera diferencia, y muy sustancial, como ya hemos mencionado: el palio que, en señal de respeto va detrás del paso del Señor y que aún hoy lo podemos ver en la Hermandad del Santo Entierro, y en la Dolorosa se coloca sobre el paso mismo.
Primer palio en la Semana Santa de Sevilla.
Los primeros palios sólo tenían cuatro varales (hoy nos parecen templetes), después tienen seis, ocho… hasta llegar a los doce que tienen en la actualidad.
Fotografía de Ntra. Sra. De la Soledad en el antiguo paso procesional con dosel.
La iluminación de la imagen también ha cambiado sustancialmente; de los dos o cuatro faroles de un principio a la candelería actual hay un gran camino recorrido; y cada etapa es un alarde de imaginación y de buen gusto.
El último elemento que se le incorpora al paso de palio, y el más genial, es el candelabro de cola; fue en los primeros años del siglo pasado.
Hoy los candelabros de cola nos parecen indispensables, y nos dan la sensación que siempre estuvieron ahí, pese a la poca vida que le auguraron los inmovilistas de entonces.
El palio en sí, tiene un origen muy remoto, parece que se debe su nacimiento a la necesidad de proteger de la lluvia y del sol a personas importantes, identificándose enseguida con la jerarquía y quedando convertido en un símbolo de ésta.
El Paso de Palio nace en Sevilla y el primer documento gráfico de su utilización nos lo da la Hermandad del Silencio en un grabado antiguo que data de 1611. La primera cofradía en utilizar el Palio adosado a un paso fue, según la tradición, la Soledad de San Lorenzo, y de ello nos da fe el historiador Bermejo en 1882, contándonos que en 1610, la cofradía estaba costeando el bordado del Palio.
La Virgen de la Soledad, que actualmente procesiona sin palio, fue la primera dolorosa en contar con uno en sus estaciones de penitencia. El diseño se debió a Gaspar de la Rúa, mientras que el bordador Francisco Ramírez se encargó de su confección. Para ilustrar aquel palio, con el que la Soledad salió hasta 1691, vemos un lienzo pintado al óleo por autor anónimo que representa muy probablemente a la Soledad en ese primitivo paso de palio. La pintura es del siglo XVII y actualmente propiedad de la Hermandad del Silencio.
Como dato curioso hay que decir que en la actualidad efectúa su estación de penitencia a la Catedral la tarde del Sábado Santo sin Palio. El último rasgo que le queda de haber sido la primera cofradía de Sevilla en llevar un Paso de Palio es la candelería de plata que luce en la delantera de su magnífico paso dorado.
Soledad de San Lorenzo
Tras los primeros y añejos Palios, éstos han tenido una espectacular evolución a lo largo de los siglos hasta llegar a su portentosa configuración actual.
No podemos dejar de mencionar como figura destacada y fundamental de esta evolución al bordador y diseñador sevillano D. Juan Manuel Rodríguez Ojeda, que desarrolló sus ideas a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, principalmente en la inigualable Hermandad de la Macarena.
La introducción del Palio en los Pasos de Vírgenes sevillanas, y como todo cambio que se produce en un mundo tan tradicionalista como es el de las cofradías, no fue unánimemente aceptado.
Aunque hoy en día nos pueda parecer extraño este rechazo, en el siglo XVII el Abad Gordillo, a pesar de que no se opone frontalmente, valora el uso del Palio excesivo en las Dolorosas, y considera que su uso debería reservarse exclusivamente para el Santísimo Sacramento.
Tras lo visto, podría pensarse que el uso del Palio en los Pasos de Vírgenes fue un capricho de algún cofrade avezado. No es así, como la mayoría de las piezas de nuestras cofradía, tiene una simbología muy marcada.
En general podemos decir que, elementos que contemplamos en nuestros pasos van más allá de una mera función decorativa. Sin ir más lejos, en el Paso de Palio, los doce varales representan a los doce apóstoles; la candelería nos recuerda el pasaje bíblico del Éxodo que habla de la zarza que estaba ardiendo y no se consumía, de este modo, la Virgen aparece glorificada ante esa luz que es signo de la presencia salvífica de Dios; las jarras aluden al mundo de lo femenino, es más, la jarra con azucenas se ha convertido, iconográficamente, en el emblema mariano por excelencia.
Palio Virgen de la Estrella
La cara interior del palio o cielo, además de bordada puede ir decorada con un medallón central con el Espíritu Santo, motivos marianos o el escudo de la corporación (la gloria). El material empleado es el terciopelo.
Virgen de la Merced |
Virgen de la Amargura |
Virgen del Rosario (San Pablo) |
Virgen del Sol |
Virgen de los Ángeles |
Virgen del Rocío |
Virgen de las Lágrimas |
Virgen de la Estrella |
A mediados del XIX y, coincidiendo con la recuperación y redefinición de la fiesta, el cada vez mayor sentido festivo del palio se plasmó en una evolución de los modelos barrocos y en una revitalización de técnicas como la del bordado a realce que, por costosas, podemos imaginar no pudieron permitirse muchas hermandades en tiempos de crisis.
D. Antonio Canto, profesor de la Escuela de Bellas Artes y diseñador habitual de sus trabajos, debió influir en la introducción de variantes sobre los esquemas del XVII, como el uso de motivos únicos o figuras heráldicas, con amplios espacios sin cubrir y festón con fleco dorado rematado el paño, terminado en línea recta u ondulada.
Los dibujos se distribuían de forma asimétrica sobre terciopelo pero con su posterior agrandamiento el bordado ocupó superficie cada vez mayores.
A finales del pasado siglo predominaban en el diseño flores y hojas espinosas de gran tamaño, con un fuerte naturalismo en el trazado.
Juan Manuel Rodríguez Ojeda, revolución patrimonial y estética de la Semana Santa de Sevilla
Juan Manuel Rodríguez Ojeda nace en Sevilla en el año 1853, falleciendo el mismo año que confeccionó en Manto de Tisú de la Virgen de la Esperanza, en 1930, su obra más esplendorosa y significativa.
D. Juan Manuel Rodríguez Ojeda, aportó una distribución simétrica que ocupaba la superficie completa de la tela formando exornos circulares. Esta concepción espacial tuvo una importante consecuencia en la escenografía del paso.
Esperanza Macarena bajo el palio negro, hoy en propiedad de la Estrella, y con el primer manto verde elaborado por Juan Manuel y Elisa Rivera. Años 1883-84
La evolución desde un palio clásico, como el del año 1891, al año 1902, señala la consolidación de la influencia modernista.
El modernismo, un estilo artístico que ve la luz en las artes ornamentales y aplicadas en su sentido más amplio, ilustra la idea de confort y lujo de las clases altas de las ciudades.
Este grupo social determinó la aparición de una moda que se plasmó en la procesión, sobre todo en las labores de orfebrería y bordados.
Otra invocación importante de Ojeda, en el año 1908 donde utilizó la bambalina calada el bordado sobre malla y los flecos de madroños en lugar del simple festón que contorneaba el palio. De este modo se insistía en la movilidad del dosel con lo que se facilita la introducción del propio entorno la luz, los contornos urbanos en la contemplación de la imagen.
La Esperanza Macarena bajo el desaparecido palio rojo de Rodríguez Ojeda en una fotografía de los años 30 . Este palio se estrenó en 1908, con un diseño innovador, rompedor, único y que desgraciadamente se deshizo la hermandad por la decisión de algún mayordomo que no supo valorarlo en aquel entonces, ya que fue quien ordenó el desmontaje del palio juanmanuelino para que sus piezas se colocaran en mantos, sayas y otros enseres de la cofradía, es decir, destroza el palio para crear ajuar. Solo se salvó el soberbio techo de palio, realizado en 1930 por el propio Juan Manuel y que por fortuna ha llegado a nuestros días.
Techo de Palio, Hermandad de la Macarena, 1930, Rodríguez Ojeda.
Rodríguez Ojeda, crea la revolución en cuanto a palios se refiere, el bordado sobre malla. Entre sus palios más relevantes para la ciudad, podríamos citar:
En 1891, Palio Negro bordado en Oro, que actualmente procesiona con la Hermandad de la Estrella de Sevilla.
Palio que Juan Manuel Rodríguez Ojeda diseñara para María Santísima de la Esperanza Macarena y que bordara su hermana Josefa (1890-1891). Este palio lo adquirió la Hermandad de la Estrella en 1909, procesionando por primera vez en 1910.
En 1894, Palio de la Virgen de la Victoria de las Cigarreras.
Las bambalinas exteriores del paso de la Virgen de la Victoria, obra acabada en 1894, en origen bordadas en oro sobre terciopelo negro, con medallones rematadas con una inusual cornisa bordada en oro, quedando los varales por dentro.
En 1898, Bambalinas del palio de la Virgen de las Lágrimas de la Exaltación.
En las bambalinas del palio de la Virgen de las Lágrimas, observamos simetría en el diseño de los motivos vegetales, los cuales comienzan a ser de pequeño tamaño, o por lo menos no excesivamente grandes como venía siendo habitual en los trabajos de la segunda mitad del siglo XIX.
En 1901, Palio y Manto azules de la Hermandad de la Amargura.
El diseño para el palio de la Virgen de la Amargura, supuso un cambio importante sobre el estilo hasta entonces imperante. Fue bordado en hilo de oro sobre terciopelo de color azul, en lugar del negro tradicional que se utiliza en los palios como señal de luto. El techo de palio fue estrenado en 1902.
En 1903, Palio de la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso. Gran Poder.
El elegante palio de la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso, de líneas rectilínias, de los "de cajón" de gusto plenamente neobarroco, uno de sus diseños más elegante. Su diseño incluye además los bordados del techo del palio y sus caídas y se completan a al año siguiente, en 1904, con los del manto, saya de la Virgen y los bordados de la túnica y mantolín de San Juan.
En 1907, Palio y Manto de la Hermandad de la Hiniesta.
Bajo las nave catedralicias, vemos a la Virgen de la Hiniesta luciendo el manto que en terciopelo azúl bordado en plata le hiciera Juan Manuel Rodriguez Ojeda el año en 1907 y sería pasado a nuevos terciopelos por la familia Carrasquilla en varias ocasiones.
En 1915, Palio de la Virgen de los Angeles de los Negritos.
Palio de la Virgen de los Ángeles, bordado en terciopelo azul, de original silueta y con sinuosas líneas en su parte superior, donde Rodríguez Ojeda introduce también la malla.
Este palio fue vendido en 1960 a la Hermandad de Nuestra Señora de la Palma de Cádiz.
En 1916, Palio de la Virgen de la Prentación, de la Hermandad del Calvario.
Del taller de Ojeda sale el precioso y elegante también el techo del palio de la Virgen del la Presentación, obra integral del taller de Ojeda, como es evidente por su diseño. En esta ocasión lo preside el escudo corporativo sobre un águila bicéfala. El conjunto del palio se inspiró en de la cofradía del Gran Poder, al igual que el paso del Cristo, aunque se realizó en madera en su color y apliques de plata. La originalidad en el palio estuvo en colocar pequeños calados en el centro de las bambalinas, algo poco corriente en los palios de cajón.
En 1921, Palio de la Virgen del Dulce Nombre.
Palio para la Virgen del Dulce Nombre, en terciopelo azul, en cuyas caídas combina el palio de figuras con el de malla. En la bambalina frontal aparece el escudo de la ciudad de Sevilla, y en la posterior las armas de Castilla y León.
El paso de la Virgen del Dulce Nombre, editada sobre 1925, a poco de haberse trasladado la Hermandad desde San Román a su nueva sede del Convento Franciscano de San Antonio de Padua, en la calle San Vicente. Los varales son los salomónicos que habían pertenecido a la Esperanza de Triana y en los respiraderos observamos el medallón con el relieve de la Caída del Señor, realizado por Castillo Lastruci en 1924 y que llevó este paso hasta 1931.
En 1924, Palio de la Virgen del Subterráneo, Hermandad de la Cena.
Bambalinas del palio de la Virgen del Subterráneo, de terciopelo morado, bordadas por dentro y por fuera, con cuatro corbatas en sus ángulos, realizada por Rodríguez Ojeda en el año 1924.
En esta imagen vemos a la Virgen del Subterráneo por Feria y Relator, en fotografías tomadas en 1928, cuando radicaba en Omnium Sanctorum.
En 1924, Palio de la Virgen de la Candelaria.
El palio de la Virgen de la Candelaria, reproduce en el techo, bordado en sedas de colores, la escena de la Presentación de Jesús en el Templo. Original palio bordado en plata sobre terciopelo azul y malla.
En 1926, Palio rojo de la Virgen de la Amargura.
Soberbio palio es el que estrenó la Virgen de la Amargura en 1926 y un año después el manto de la Virgen, la túnica de San Juan y los faldones. Una pieza excepcional en terciopelo carmesí bordado en oro, de gran delicadeza en su decoración.
En 1928, Palio para la Hermandad del Cristo de Burgos.
Palio para la Madre de Dios de la Palma, bordado en oro, sobre terciopelo granate, cuyo modelo, que no incluye malla, se aparta de otros anteriores de etaetapa y remata de una forma peculiarmente ondulada.
En 1929, Palio para la Virgen del Refugio, Hermandad de San Bernardo.
En 1929 se estrena el palio de la Virgen del Refugio, un año antes se estrenó el manto de la Virgen y en 1931 los faldones del paso, estrenados después de muerto su autor. Todas estas piezas desaparecieron en 1936, durantee las revueltas de la Guerra Civil, siendo reconstruidas en la siguiente década en los talleres de José Caro siguiendo con rigor los bocetos de Rodríguez Ojeda. En la imagen, el paso de palio de la antigua Virgen del Refugio, antes de su destrucción en 1936, con suntuosos bordados de Rodríguez.
Otros talleres
La abundancia y profusión de los bordados a realce, el barroco, de motivos estilizados, y la introducción progresiva de los bordados de figura y el milanás una versión del anterior con tratamiento de hilos de seda y oro en el dibujo marca la producción de los años cuarenta con un nombre tan significativo como Esperanza Elena Caro.
Palio y techo de palio de la Virgen de la Palma, Hermandad del Buen Fin. Las caídas y el techo de palio, fueron diseñados por Ignacio Gómez Millán y están bordados sobre terciopelo azul marino en tisú de oro, plata y sedas de colores en los talleres de Elena Caro en 1930. La gloria representa el Santo Sudario y el techo en su conjunto asemeja los techos de los palacios renacentistas italianos, simulando incluso una balaustrada alrededor de la gloria. En cuanto a las caídas, llaman la atención las figuras de ángeles de madera policromada talladas por Antonio Castillo Lastrucci y que le dan al palio un movimiento muy particular.
Palio de la Virgen de la Caridad, Hermandad del Baratillo, bordado en oro sobre terciopelo morado de Lyon, de ornamentación vegetal con jarrones y hojarascas, fue diseñado por Manuel Elena Caro y realizado por los talleres de Sobrinos de José Caro entre 1953 y 1956. En el techo de palio , en su gloria, aparece la representación de la matrona de la Caridad bordada en sedas de colores sobre tisú de oro.
Palio de la Hermandad de la Macarena. La hermandad mandó elaborar una copia del “palio rojo” de Rodríguez Ojeda a los talleres de Victoria Caro en 1941, con un mal acierto tanto en proporciones como el diseño. Entre 1962 y 1965 bajo la dirección técnica de Esperanza Elena Caro siguiendo un proyecto original de Ignacio Gómez Millán que reinterpretaba el emblemático palio rojo de taller de Ojeda en 1908, fue estrenado con motivo de la coronación canónica de la Santísima Virgen de la Esperanza. Se crearía el actual palio de la Macarena, es decir, (la copia de la copia).
Palio Virgen María Santísima de los Dolores, Hermandad de las Penas de San Vicente. El techo de palio, realizado en el taller de Manuel Elena Caro, con diseño de Cayetano González Gómez. Realizado en terciopelo de Lyon en color carmesí con elementos bordados a realce en hilo de oro fino con aplicación de diferentes técnicas, entre 1955 y 1957. Las bambalinas fueron realizadas en terciopelo de Lyon en color carmesí con elementos bordados a realce en hilo de oro fino rematada por fleco tipo “toalla” y borlas “tocón” y estrenadas entre 1955 y 1959.
Palio de María Santísima de las Angustia, Hermandad de los Estudiantes. La realización del paso de palio se inició en 1943. Aunque el diseño es de Joaquín Castilla, la calidad final de la obra no habría sido posible si no hubiera sido materializado por artesanos de reconocido prestigio, como Emilio García Armenta, que realizó la parte de orfebrería, y el taller de Esperanza Elena Caro, que se encargó de la parte del bordado.
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