Historia: El Palio



Origen del palio


 El palio no se inventó en Sevilla, su origen es más antiguo. Otra cosa es que en Sevilla fuera el primer sitio en que se utilizara sobre un paso.


Como elemento procesional representa un símbolo de respeto de cuyo uso sólo era acreedor Jesucristo Sacramentado en las procesiones eucarísticas. Posteriormente empezó a usarse un "palio de respeto" tras las imágenes, y luego se "adosó" a los pasos.


El primer testimonio de un palio sevillano es de la Soledad de San Lorenzo, parece ser que lo estrena en 1606 y en 1610 estaba costeando los bordados correspondientes.


No solo se usaba el palio para el Santísimo y las imágenes de María, también se hacía con los Reyes de España, privilegio que usaron hasta el año 1975 el día de la misa de acción de gracias por la proclamación de S.M. Juan Carlos I.

La costumbre de cobijar a las imágenes y al Santísimo bajo palio viene precisamente de asimilarlas a la realeza, es decir, Jesús y María son los Reyes de la Creación, por esta razón hay que presentarlos como tales, y además el pueblo identifica el poder de sus monarcas como emanados de Dios.


Fragmento curioso, escenas de la coronación del último zar de Rusia, Nicolás II, en mayo de 1896, se trata de una de las primeras filmaciones que se conservan. Hay un momento de la grabación en el que se ve un palio de madera, portado por libreas que va a buscar al Zar.







Aquí nos interesa el palio que vemos por las calles de Sevilla en Semana Santa. Estos pasos de palio es, sin ninguna duda, el elemento del cortejo procesional que más y mejor ha evolucionado.


La primera diferencia, y muy sustancial, como ya hemos mencionado: el palio que, en señal de respeto va detrás del paso del Señor y que aún hoy  lo podemos ver en la Hermandad del Santo Entierro, y en la Dolorosa se coloca sobre el paso mismo.








Primer palio en la Semana Santa de Sevilla.




Los primeros palios sólo tenían cuatro varales (hoy nos parecen templetes), después tienen seis, ocho… hasta llegar a los doce que tienen en la actualidad.


Fotografía de Ntra. Sra. De la Soledad en el antiguo paso procesional con dosel.



La iluminación de la imagen también ha cambiado sustancialmente; de los dos o cuatro faroles de un principio a la candelería actual hay un gran camino recorrido; y cada etapa es un alarde de imaginación y de buen gusto.


El último elemento que se le incorpora al paso de palio, y el más genial, es el candelabro de cola; fue en los primeros años del siglo pasado.


Hoy los candelabros de cola nos parecen indispensables, y nos dan la sensación que siempre estuvieron ahí, pese a la poca vida que le auguraron los inmovilistas de entonces.


El palio en sí, tiene un origen muy remoto, parece que se debe su nacimiento a la necesidad de proteger de la lluvia y del sol a personas importantes, identificándose enseguida con la jerarquía y quedando convertido en un símbolo de ésta.


El Paso de Palio nace en Sevilla y el primer documento gráfico de su utilización nos lo da la Hermandad del Silencio en un grabado antiguo que data de 1611. La primera cofradía en utilizar el Palio adosado a un paso fue, según la tradición, la Soledad de San Lorenzo, y de ello nos da fe el historiador Bermejo en 1882, contándonos que en 1610, la cofradía estaba costeando el bordado del Palio.



La Virgen de la Soledad, que actualmente procesiona sin palio, fue la primera dolorosa en contar con uno en sus estaciones de penitencia. El diseño se debió a Gaspar de la Rúa, mientras que el bordador Francisco Ramírez se encargó de su confección. Para ilustrar aquel palio, con el que la Soledad salió hasta 1691, vemos un lienzo pintado al óleo por autor anónimo que representa muy probablemente a la Soledad en ese primitivo paso de palio. La pintura es del siglo XVII y actualmente propiedad de la Hermandad del Silencio. 




Como dato curioso hay que decir que en la actualidad efectúa su estación de penitencia a la Catedral la tarde del Sábado Santo sin Palio. El último rasgo que le queda de haber sido la primera cofradía de Sevilla en llevar un Paso de Palio es la candelería de plata que luce en la delantera de su magnífico paso dorado.



Soledad de San Lorenzo 



Tras los primeros y añejos Palios, éstos han tenido una espectacular evolución a lo largo de los siglos hasta llegar a su portentosa configuración actual.


No podemos dejar de mencionar como figura destacada y fundamental de esta evolución al bordador y diseñador sevillano D. Juan Manuel Rodríguez Ojeda, que desarrolló sus ideas a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, principalmente en la inigualable Hermandad de la Macarena.


La introducción del Palio en los Pasos de Vírgenes sevillanas, y como todo cambio que se produce en un mundo tan tradicionalista como es el de las cofradías, no fue unánimemente aceptado.


Aunque hoy en día nos pueda parecer extraño este rechazo, en el siglo XVII el Abad Gordillo, a pesar de que no se opone frontalmente, valora el uso del Palio excesivo en las Dolorosas, y considera que su uso debería reservarse exclusivamente para el Santísimo Sacramento.


Tras lo visto, podría pensarse que el uso del Palio en los Pasos de Vírgenes fue un capricho de algún cofrade avezado. No es así, como la mayoría de las piezas de nuestras cofradía, tiene una simbología muy marcada.


En general podemos decir que, elementos que contemplamos en nuestros pasos van más allá de una mera función decorativa. Sin ir más lejos, en el Paso de Palio, los doce varales representan a los doce apóstoles; la candelería nos recuerda el pasaje bíblico del Éxodo que habla de la zarza que estaba ardiendo y no se consumía, de este modo, la Virgen aparece glorificada ante esa luz que es signo de la presencia salvífica de Dios; las jarras aluden al mundo de lo femenino, es más, la jarra con azucenas se ha convertido, iconográficamente, en el emblema mariano por excelencia.



 Palio Virgen de la Estrella 



La cara interior del palio o cielo, además de bordada puede ir decorada con un medallón central con el Espíritu Santo, motivos marianos o el escudo de la corporación (la gloria). El material empleado es el terciopelo.




Virgen de la Merced



Virgen de la Amargura 



Virgen del Rosario (San Pablo)


Virgen del Sol 



Virgen de los Ángeles 




Virgen del Rocío 



Virgen de las Lágrimas 



Virgen de la Estrella 



A mediados del XIX y, coincidiendo con la recuperación y redefinición de la fiesta, el cada vez mayor sentido festivo del palio se plasmó en una evolución de los modelos barrocos y en una revitalización de técnicas como la del bordado a realce que, por costosas, podemos imaginar no pudieron permitirse muchas hermandades en tiempos de crisis.


D. Antonio Canto, profesor de la Escuela de Bellas Artes y diseñador habitual de sus trabajos, debió influir en la introducción de variantes sobre los esquemas del XVII, como el uso de motivos únicos o figuras heráldicas, con amplios espacios sin cubrir y festón con fleco dorado rematado el paño, terminado en línea recta u ondulada.


Los dibujos se distribuían de forma asimétrica sobre terciopelo pero con su posterior agrandamiento el bordado ocupó superficie cada vez mayores.


A finales del pasado siglo predominaban en el diseño flores y hojas espinosas de gran tamaño, con un fuerte naturalismo en el trazado.




Juan Manuel Rodríguez Ojeda, revolución patrimonial y estética de la Semana Santa de Sevilla



Juan Manuel Rodríguez Ojeda nace en Sevilla en el año 1853, falleciendo el mismo año que confeccionó en Manto de Tisú de la Virgen de la Esperanza, en 1930, su obra más esplendorosa y significativa.


D. Juan Manuel Rodríguez Ojeda, aportó una distribución simétrica que ocupaba la superficie completa de la tela formando exornos circulares. Esta concepción espacial tuvo una importante consecuencia en la escenografía del paso.



Esperanza Macarena bajo el palio negro, hoy en propiedad de la Estrella, y con el primer manto verde elaborado por Juan Manuel y Elisa Rivera. Años 1883-84




La evolución desde un palio clásico, como el del año 1891, al año 1902, señala la consolidación de la influencia modernista.


El modernismo, un estilo artístico que ve la luz en las artes ornamentales y aplicadas en su sentido más amplio, ilustra la idea de confort y lujo de las clases altas de las ciudades.


Este grupo social determinó la aparición de una moda que se plasmó en la procesión, sobre todo en las labores de orfebrería y bordados.


Otra invocación importante de Ojeda, en el año 1908 donde utilizó la bambalina calada el bordado sobre malla y los flecos de madroños en lugar del simple festón que contorneaba el palio. De este modo se insistía en la movilidad del dosel con lo que se facilita la introducción del propio entorno la luz, los contornos urbanos en la contemplación de la imagen.




La Esperanza Macarena bajo el desaparecido palio rojo de Rodríguez Ojeda en una fotografía de los años 30 . Este palio se estrenó en 1908, con un diseño innovador, rompedor, único y que desgraciadamente se deshizo la hermandad por la decisión de algún mayordomo que no supo valorarlo en aquel entonces, ya que fue quien ordenó el desmontaje del palio juanmanuelino para que sus piezas se colocaran en mantos, sayas y otros enseres de la cofradía, es decir, destroza el palio para crear ajuar. Solo se salvó el soberbio techo de palio, realizado en 1930 por el propio Juan Manuel y que por fortuna ha llegado a nuestros días. 




Techo de Palio, Hermandad de la Macarena, 1930, Rodríguez Ojeda.




Rodríguez Ojeda, crea la revolución en cuanto a palios se refiere, el bordado sobre malla. Entre sus palios más relevantes para la ciudad, podríamos citar:


En 1891, Palio Negro bordado en Oro, que actualmente procesiona con la Hermandad de la Estrella de Sevilla.



Palio que Juan Manuel Rodríguez Ojeda diseñara para María Santísima de la Esperanza Macarena y que bordara su hermana Josefa (1890-1891). Este palio lo adquirió la Hermandad de la Estrella en 1909, procesionando por primera vez en 1910. 






En 1894, Palio de la Virgen de la Victoria de las Cigarreras.



Las bambalinas  exteriores del paso de la Virgen de la Victoria, obra acabada en 1894, en origen bordadas en oro sobre terciopelo negro, con medallones rematadas con una inusual cornisa bordada en oro, quedando los varales por dentro. 






En 1898, Bambalinas del palio de la Virgen de las Lágrimas de la Exaltación.



En las bambalinas del palio de la Virgen de las Lágrimas, observamos simetría en el diseño de los motivos vegetales, los cuales comienzan a ser de pequeño tamaño, o por lo menos no excesivamente grandes como venía siendo habitual en los trabajos de la segunda mitad del siglo XIX.







En 1901, Palio y Manto azules de la Hermandad de la Amargura.



 

 

 El diseño para el palio de la Virgen de la Amargura, supuso un cambio importante sobre el estilo hasta entonces imperante. Fue bordado en hilo de oro sobre terciopelo de color azul, en lugar del negro tradicional que se utiliza en los palios como señal de luto. El techo de palio fue estrenado en 1902.






En 1903, Palio de la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso. Gran Poder.



El elegante palio de la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso, de líneas rectilínias, de los "de cajón" de gusto plenamente neobarroco, uno de sus diseños más elegante. Su diseño incluye además los bordados del techo del palio y sus caídas y se completan a al año siguiente, en 1904, con los del manto, saya de la Virgen y los bordados de la túnica y mantolín de San Juan.






En 1907, Palio y Manto de la Hermandad de la Hiniesta.


Bajo las nave catedralicias,  vemos a la Virgen de la Hiniesta luciendo el manto que en terciopelo azúl bordado en plata le hiciera Juan Manuel Rodriguez Ojeda el año en 1907 y sería pasado a nuevos terciopelos por la familia Carrasquilla en varias ocasiones. 







En 1915, Palio de la Virgen de los Angeles de los Negritos.




Palio de la Virgen de los Ángeles, bordado en terciopelo azul, de original silueta y con sinuosas líneas en su parte superior, donde Rodríguez Ojeda introduce también la malla. 



Este palio fue vendido en 1960 a la Hermandad de Nuestra Señora de la Palma de Cádiz.







En 1916, Palio de la Virgen de la Prentación, de la Hermandad del Calvario.


  

Del taller de Ojeda sale el precioso y elegante también el techo del palio de la Virgen del la Presentación, obra integral del taller de Ojeda, como es evidente por su diseño. En esta ocasión lo preside el escudo corporativo sobre un águila bicéfala. El conjunto del palio se inspiró en de la cofradía del Gran Poder, al igual que el paso del Cristo, aunque se realizó en madera en su color y apliques de plata. La originalidad en el palio estuvo en colocar pequeños calados en el centro de las bambalinas, algo poco corriente en los palios de cajón.








En 1921, Palio de la Virgen del Dulce Nombre.




Palio para la Virgen del Dulce Nombre, en terciopelo azul, en cuyas caídas combina el palio de figuras con el de malla. En la bambalina frontal aparece el escudo de la ciudad de Sevilla, y en la posterior las armas de Castilla y León.




El paso de la Virgen del Dulce Nombre, editada sobre 1925, a poco de haberse trasladado la Hermandad desde San Román a su nueva sede del Convento Franciscano de San Antonio de Padua, en la calle San Vicente.  Los varales son los salomónicos que habían pertenecido a la Esperanza de Triana y en los respiraderos observamos el medallón con el relieve de la Caída del Señor, realizado por Castillo Lastruci en 1924 y que llevó este paso hasta 1931.







En 1924, Palio de la Virgen del Subterráneo, Hermandad de la Cena.




Bambalinas del palio de la Virgen del Subterráneo, de terciopelo morado, bordadas por dentro y por fuera, con cuatro corbatas en sus ángulos, realizada por Rodríguez Ojeda en el año 1924.




 En esta imagen vemos a la Virgen del Subterráneo por Feria y Relator, en fotografías tomadas en 1928, cuando radicaba en Omnium Sanctorum. 







En 1924, Palio de la Virgen de la Candelaria.








El palio de la Virgen de la Candelaria, reproduce en el techo, bordado en sedas de colores, la escena de la Presentación de Jesús en el Templo. Original palio bordado en plata sobre terciopelo azul y malla. 








En 1926, Palio rojo de la Virgen de la Amargura.



Soberbio palio es el que estrenó la Virgen de la Amargura en 1926 y un año después el manto de la Virgen, la túnica de San Juan y los faldones. Una pieza excepcional en terciopelo carmesí bordado en oro, de gran delicadeza en su decoración.







En 1928, Palio para la Hermandad del Cristo de Burgos.



Palio para la Madre de Dios de la Palma, bordado en oro, sobre terciopelo granate, cuyo modelo, que no incluye malla, se aparta de otros anteriores de etaetapa y remata de una forma peculiarmente ondulada.







En 1929, Palio para la Virgen del Refugio, Hermandad de San Bernardo.



En 1929 se estrena el palio de la Virgen del Refugio, un año antes se estrenó el manto de la Virgen y en 1931 los faldones del paso, estrenados después de muerto su autor. Todas estas piezas desaparecieron en 1936, durantee las revueltas de la Guerra Civil, siendo reconstruidas en la siguiente década en los talleres de José Caro siguiendo con rigor los bocetos de Rodríguez Ojeda. En la imagen, el paso de palio de la antigua Virgen del Refugio, antes de su destrucción en 1936, con suntuosos bordados de Rodríguez.








Otros talleres


La abundancia y profusión de los bordados a realce, el barroco, de motivos estilizados, y la introducción progresiva de los bordados de figura y el milanás una versión del anterior con tratamiento de hilos de seda y oro en el dibujo marca la producción de los años cuarenta con un nombre tan significativo como Esperanza Elena Caro.

 


Palio y techo de palio de la Virgen de la Palma, Hermandad del Buen Fin. Las caídas y el techo de palio, fueron diseñados por Ignacio Gómez Millán y están bordados sobre terciopelo azul marino en tisú de oro, plata y sedas de colores en los talleres de Elena Caro en 1930. La gloria representa el Santo Sudario y el techo en su conjunto asemeja los techos de los palacios renacentistas italianos, simulando incluso una balaustrada alrededor de la gloria. En cuanto a las caídas, llaman la atención las figuras de ángeles de madera policromada talladas por Antonio Castillo Lastrucci y que le dan al palio un movimiento muy particular.








Palio de la Virgen de la Caridad, Hermandad del Baratillo, bordado en oro sobre terciopelo morado de Lyon, de ornamentación vegetal con jarrones y hojarascas, fue diseñado por Manuel Elena Caro y realizado por los talleres de Sobrinos de José Caro entre 1953 y 1956. En el techo de palio , en su gloria, aparece la representación de la matrona de la Caridad bordada en sedas de colores sobre tisú de oro. 







 Palio de la Hermandad de la Macarena. La hermandad mandó elaborar una copia del “palio rojo” de Rodríguez Ojeda a los talleres de Victoria Caro en 1941, con un mal acierto tanto en proporciones como el diseño. Entre 1962 y 1965 bajo la dirección técnica de Esperanza  Elena Caro siguiendo un proyecto original de Ignacio Gómez Millán que reinterpretaba el emblemático palio rojo de taller de Ojeda en 1908, fue estrenado con motivo de la coronación canónica de la Santísima Virgen de la Esperanza. Se crearía el actual palio de la Macarena, es decir, (la copia de la copia). 







Palio Virgen María Santísima de los Dolores, Hermandad de las Penas de San Vicente. El techo de palio, realizado en el taller de Manuel Elena Caro, con diseño de Cayetano González Gómez. Realizado en terciopelo de Lyon en color carmesí con elementos bordados a realce en hilo de oro fino con aplicación de diferentes técnicas, entre 1955 y 1957. Las bambalinas fueron realizadas en terciopelo de Lyon en color carmesí  con elementos bordados a realce en hilo de oro fino rematada por fleco tipo “toalla” y borlas “tocón” y estrenadas entre 1955 y 1959.









Palio de María Santísima de las Angustia, Hermandad de los Estudiantes. La realización del paso de palio se inició en 1943. Aunque el diseño es de Joaquín Castilla, la calidad final de la obra no habría sido posible si no hubiera sido materializado por artesanos de reconocido prestigio, como Emilio García Armenta, que realizó la parte de orfebrería, y el taller de Esperanza Elena Caro, que se encargó de la parte del bordado.










La línea así definida ha caracterizado las producciones de los últimos años de los diversos artistas que se han formado en los talleres ya mencionados.


Así el de Guillermo Carrasquilla o el conventos de Santa Isabel realizan, aparte de los nuevos trabajos, una labor de conservación en el pase a nuevos terciopelos de las creaciones que desde mediados de la centuria pasada constituyen uno de los aspectos más llamativos de la artesanía cofradiera.



El palio de María Santísima de los Desamparados, Hermandad de San Esteban, de perfil mixtilíneo fue bordado en plata por Carrasquilla sobre terciopelo burdeos y se estrenó entre 1949 y 1953, sustituyéndose en 1964 por el actual de malla de oro.












En una primera fase Leopoldo Padilla fue el artífice que en 1964 ejecutó la malla de hilos de oro en que debía bordarse la pieza. A finales de ese año la Hermandad aprobó el dibujo que para los bordados del nuevo palio había realizado D. Ignacio Gómez-Millán y bordado en el taller de Esperanza Elena Caro. El techo del palio se trata de un armazón de madera de forma rectangular al que une una malla de oro, dicha malla va rodeada por un marco de terciopelo rojo. Todo el conjunto está profusamente bordado con hilos de oro y seda. Entre 2008 y 2010 el palio fue sometido a un importante proceso de restauración y enriquecimiento. La malla que soporta los bordados fue sustituida y tanto el techo como las caídas fueron restauradas y enriquecidas en su parte interior, incorporándose, en ese momento, como gloria central del palio el relieve escultórico de la Virgen del Rocío que en su día fue realizado para el palio anterior, bordado en los talleres de NHD Guillermo Carrasquilla Rodríguez. Todos estos trabajos de restauración fueron realizados por José Antonio Grande de León.










Palio de María Santísima de la Soledad, Hermandad de los Servitas, comenzaron los trabajos de confección de los bordados en el año 1983. Las distintas piezas que lo componen fueron proyectadas por Antonio Dubé de Luque y posteriormente realizadas en el Taller de bordados del Convento de Santa Isabel.








Rodríguez Ojeda y Olmo fueron coetáneos en sus trabajos hasta que, aquejado por la crisis económica, cierra el taller de este último en 1931. Del Taller Hijos de Olmo salen obras como el techo de palio de la Hermandad del Silencio o el Palio de la Hermandad del Cachorro



El palio de la Virgen del Patrocinio, Hermandad del Cachorro, tiene el mismo remate en todo su conjunto. En sus trabajos siempre emplea motivos florales. Nunca animales o ángeles. A través de su aguja esculpe diferentes formas inspiradas en Bizancio y con el lirio como elemento principal.









El taller de Hijos de Olmo trabajó en 1916, en varios proyectos estrechamente con la diseñadora Herminia Álvarez Udell, todos ellos con un dibujo menudo inspirado en el mudéjar y otros estilos orientales. Esta inspiración mudéjar es la que podemos apreciar en el techo del palio de la Virgen de la Concepción. Está bordado sobre terciopelo azul claro con hilos de plata, formando una ancha guardilla en la que se repiten sistemáticamente los motivos decorativos, al modo oriental. El centro lo ocupan las cinco cruces de Jerusalén, escudo de la Archicofradía, esta vez con hilos de oro, bordadas sobre una malla de plata, rodeadas de la leyenda "sin pecado concebida", alusiva al título de la Virgen, y en las esquinas cuatro jarras de azucenas. 










El techo de palio del paso de la Esperanza de Triana es obra de que ha sufrido varias remodelaciones. Fue diseñado, al igual que el resto del palio por José Recio en el año 1918. Contiene ricos bordados de Olmo y de Esperanza Elena Caro. Es una pieza ejecutada en malla, oro y sedas naturales. 
Este precioso techo de palio de la Esperanza de Triana, obra del taller de Olmo, es  de estilo renacentista. Originariamente no iba sobre malla y el rectángulo central era de tisú. Mucho después se pasó a malla la guardilla y el centro a terciopelo verde oscuro. El centro conserva los bordados originales de Olmo, pero la guardilla se reprodujo en el taller de Caro hacia 1970. Los bordados de la antigua se encuentran actualmente en un manto de camarín de terciopelo verde. Centra toda la composición un pequeño anagrama de María rodeado de cinco rosas de pasión. En las esquinas cartelas con bordados en sedas de colores con los cuatro evangelistas.










La Crestería


El término «crestería» nació asociado a la Historia del Arte a raíz de la descripción morfológica de los remates (ya de piedra, de madera o de metal) con los que se coronaban algunos edificios nobles en la Baja Edad Media y el Renacimiento (en Sevilla, con el plateresco). Ese mismo recurso decorativo se usa en algunos de los pasos de palio de nuestra Semana Santa.

En Sevilla tenemos, de Domingo de Ramos a Domingo de Resurrección, cinco pasos de palio que tienen este curioso elemento en lo más alto de su arquitectura. Sin ninguna duda, el más sobresaliente desde el punto de vista artístico es el de la Virgen de la Concepción del Silencio, que está inspirado en el perfil de la catedral de San Marcos de Venecia y tiene unas características jarras con azucenas rematando los varales. Es una de las obras cumbres de diseño y orfebrería de Cayetano González, quien también es el autor de la crestería del palio de la Virgen de los Dolores de la hermandad de las Penas de San Vicente. Otra dolorosa del mismo nombre, la de la hermandad de Santa Cruz, lleva asimismo una crestería, ésta neorrenacentista, obra de Emilio García Armenta. Un palio que también debe resaltarse en esta lista es el de la Virgen de la Angustia de los Estudiantes, cuya crestería de arcos mixtilíneos remata uno de los conjuntos neobarrocos más equilibrados que procesionan por nuestras calles. Su factura también es de García Armenta (palios de los que ya hemos hablado anteriormente). 




Palio de Nuestra Señora de los Dolores, Hermandad de Santa Cruz.



Se estrena el Martes Santo de 1.965. En el taller de Emilio García Armenta se realizó toda la labor de orfebrería en metal plateado, a excepción de la candelería que sería posteriormente sustituida. La labor de bordado fue completamente realizada por Guillermo Carrasquilla. El techo de palio es de terciopelo color burdeos y se comenzó a bordar en 1.964 para ser definitivamente concluido en 1.966; neorrenacentista como todo el conjunto, fue bordado por Guillermo Carrasquilla, quien utilizó hilos de oro y de seda en color, que se alternan con piezas en metal dorado. Su gloria está constituida por un óvalo en cuyo centro se recoge una imagen de la Virgen semejante a la tradicional representación de una Inmaculada en el momento que es coronada por dos ángeles bajo la presencia de la simbología del Espíritu Santo.







Palio de la Virgen de la Concepción, Hermandad del Silencio.



Primera obra como orfebre de Cayetano González se inspiró en las artes de Bizancio, sobre todo en la basílica de San Marcos de Venecia. No obstante, este altar efímero combina además elementos renacentistas y decoración de inspiración románica.
Los bordados del techo de palio, los faldones e incluso los ricos vestidos de la Virgen y San Juan, en cambio, parten de cánones barrocos con motivos mudéjares, dibujados por Herminia Álvarez Udell, y confeccionados por el taller de Hijos de Miguel Olmo. 





El orfebre Cayetano González asumió representó, con relieves sobredorados en la crestería de medio punto del techo de palio, el Nacimiento de la Virgen, la Anunciación, la Visitación, el Nacimiento de Jesús, la Sagrada Familia, la Despedida de Jesús antes de marchar a su Pasión, la Calle de la Amargura y la Crucifixión. Un total de 16 piezas, rematadas por jarras de azucenas verdes, en las que se pueden contemplar, asimismo, otras escenas como el Descendimiento de la Cruz, la Piedad, la Dormición de la Virgen, el Tránsito, la Coronación o la Asunción, que incluye en incrustaciones de cristal de Bohemia.








Las cresterías en los pasos de palio son relativamente modernas. Prácticamente todas datan del siglo XX, excepto la de Montserrat, que es de mediados del XIX y es deudor de la estética romanticista imperante en esos años.



Palio de la Virgen de Montserrat



El paso de palio de la Virgen de Montserrat es característico de esta Hermandad, al haber perpetuado los elementos principales que tenían los pasos de Sevilla en el período romántico, antes de la "revolución estilística" juanmanuelina. La crestería es de metal plateado, del taller de orfebrería de Isaura (que también realizó la preciosa Cruz de guía), y data de 1855. Las bambalinas datan de 1889, del taller de Consolación Sánchez, con diseño de Emilio Pizarro. Están bordadas en oro a realce sobre terciopelo de seda de Lyon azul marino, con motivo de rocalla, rosas y ornamentación vegetal. Los faldones del paso datan de 1851, siendo obra de Manuel Muñoz de Rivera. El techo de palio fue bordado por el Convento de las Adoratrices en 1930.









Los palios de cajón


Entre los palios de cajón están los ya mencionado de la Hermandad del Gran Poder y de la Hermandad del Calvario.


Los palios de cajón son los más clásicos y a su vez más antiguos de la Semana Santa. Prueba de ello, el del Valle, que anteriormente perteneció a la extinta hermandad de la Antigua y Siete Dolores, hasta la revolución producida a finales del XIX y principios del XX con Juan Manuel Rodríguez Ojeda.




Palio de la Virgen del Valle.

En primer lugar vamos a comenzar hablando del palio más antiguo de Sevilla y uno de los más antiguos de Andalucía siendo el caso del de la Hermandad de El Valle, que junto con el acompañamiento de la Banda de Música del Maestro Tejera forma un conjunto envidiable en la Semana Santa sevillana.




Nos encontramos ante un palio de cajón cuyas bambalinas datan del siglo XVIII y que proceden de la desaparecida Hermandad de la Antigua y Siete Dolores. Probablemente fueron realizadas en 1713, pues la citada Hermandad las estrenó un año después en 1714. Fueron adquiridas por El Valle en 1805.
Artísticamente se trata de un palio sobrio de estilo antiguo, con orfebrería en cobre, metal plateado y varales estrechos siguiendo la tradición imperante siglos atrás. Es de color granate, bordado con hojillas de plata en las bambalinas. 




El techo de Palio es de Teresa del Castillo, y nos muestra una rica iconografía con una aureola central rodeada de rayos ondulantes en cuyo interior se haya una representación del Espíritu Santo en forma de paloma y que se completa con dieciséis cabezas de querubines alados elaborados en marfil y datados en 1951. 









Palio de la Virgen del Loreto, Hermandad de San Isidoro


El de la Virgen de Loreto, Hermandad de San Isidoro, es otra maravilla en lo que a palio de cajón se refiere y es junto con el palio de la Hermandad de San Bernardo los únicos que emplean orfebrería dorada sobre los varales, los respiraderos y las jarras formando un bello conjunto.



La ejecución del mismo ha pasado por diversas etapas a lo largo de cuarenta años, lo que pone de manifiesto la enorme labor y el gran coste económico que conlleva realizar un paso de palio de este calibre. Queda finalmente culminado en los años setenta. En 1930 se estrena el palio, teniendo unos excelentes bordados en oro sobre tisú del mismo material con tonalidades de color azul-grisáceo. Es obra de las hermanas Granado bajo diseño de Francisco Ruíz, quién se inspiró en un tapiz persa expuesto con motivo de la Exposición Iberoamericana de 1929.
Hay que decir que el actual paso de cajón que todos conocemos no se concibe hasta el año 1967, pues con anterioridad a esa fecha, las caídas presentaban un perfil ondulado acabado en puntas, y con el cambio al modelo de cajón se aprovechan los bordados anteriores pasándolos a nuevo tisú.




 El conjunto de bordados de este paso se completa con el espectacular manto de salida de Nuestra Señora de Loreto, con unos bordados a juego con el palio y también realizado por las hermanas Granado siguiendo nuevamente un diseño previo de Francisco Ruíz.







Palio de la Virgen de la Victoria, Hermandad de las Cigarreras.

Si hay en Sevilla un paso que como dicen algunos, debe ser reconocido como Monumento Nacional, ese es el de La Hermandad de las Cigarreras, un fantástico palio de cajón realizado entre finales del siglo XIX y mediados del siglo pasado.



El palio de María Santísima de la Victoria, tiene bambalinas exteriores (como ya se ha visto antes) y manto diseñados por Pedro Domínguez en 1892, y que se inspiran en la fachada renacentista del Ayuntamiento de Sevilla (que da a la plaza de San Francisco) y en la Sacristía Mayor de la Catedral Hispalense. Las bambalinas fueron realizadas por Emilia Salvador Ibarra en 1894, realizadas en hilo de oro y sedas sobre terciopelo negro pasadas a terciopelo burdeo en 1928 por José Caro. 




El bordado se culmina con el techo, diseño de José Fe Escalona sobre terciopelo también burdeo. Hay que decir que tanto el techo como los magníficos faldones han sido pasados varias veces a diferentes terciopelos dando lugar al conjunto que hoy conocemos.








Palio de María Santísima de las Tristezas, Hermandad de la Vera Cruz.



Palio de María Santísima de las Tristezas, Hermandad de la Vera Cruz. Las bambalinas bordadas en hilo de oro son obra de Patrocinio López en 1888. En 1957 la Corporación las adquiere para la primera salida de la Virgen de las Tristezas. Antes perteneció a la Virgen de Loreto de San Isidoro hasta 1944 que pasó a ser propiedad de las Penas.




El mismo palio, de Patrocinio López, en tres Vírgenes distintas, con ligeras reformas. A la izquierda Virgen del Loreto, a la derecha Virgen de los Dolores de la hermandad de las Penas de San Vicente y abajo Virgen de las Tristezas. 





En el 2011, el taller de Charo Bernardino concluye un proceso de restauración de las bambalinas del paso de palio de la Virgen de las Tristezas.





Ha sido un trabajo consistente en instalar unas nuevas cogidas, sustitución de las caídas por unas nuevas idénticas a las antiguas, los galones superiores y uno que se ha incluido en la parte inferior de los interiores de las bambalinas junto una profunda limpieza a los bordados centrales.









Palio de María Santísima de la Soledad, Hermandad de los Servita.

Paso de María Santísima del Soledad, Hermandad de los Servita. Los trabajo de confección de los bordados del palio dio comienzo en el año 1983. Las distintas piezas que lo componen fueron diseñadas por Antonio Dubé de Luque y posteriormente realizadas en el Taller de bordados del convento de Santa Isabel.



El techo de palio constituye una obra admirable tanto en sus diseños como en su finalización. En cuanto a su iconografía, el techo se decanta hacía la heráldica, ya que nos muestra en su parte central el escudo de la hermandad. Este escudo queda enmarcado por un rico friso compuesto de elementos vegetales. En cada una de las zonas centrales de cada lateral, se ubica una cartela donde se recogen textos relativos a la Virgen María en forma de letanías: Regina Apostolorum, Regina Sine Labe Concepta, Regina servitorum, Regina in coelo Assumpta.










Talleres actuales


Actualmente el arte del bordado no está en decadencia gracias a los numerosos talleres y bordadores que realizan labores de restauración y nuevas creaciones, prueba de ello lo tenemos en el  estreno del palio de la Virgen de la Aurora de la Hermandad de la Resurrección, que aún no ha pisado las calles de Sevilla, pero lo pudimos contemplar el pasado 22 de diciembre de 2019 al quedar expuesto en la sala capitular del Ayuntamiento de Sevilla. La hermandad ha realizado una recreación de como quedaría este palio montado, cuyo diseño corrió a cargo de Antonio J. Dubé de Luque, mientras que la ejecución de obra de José Ramón Paleteiro



















Entre los numerosos talleres en activos nos podemos encontrar:


Charo Bernardino. Se dedica al arte de los bordados desde hace casi cincuenta años. Empezó en los talleres de Elena Caro, hasta que hace veinte años decide instalar su propio taller.


José Antonio Grande de León Grande de León,  ha conseguido dotar de un sello propio a sus imágenes y ser innovador en sus diseños, cumpliéndose 25 como bordador durante el pasado año 2018.


Francisco Carrera Iglesia “Paquili”, artesano del Bordado de la ciudad de Sevilla, lleva cuarenta años trabajando en el diseño y/o desarrollos de bordados artesanales utilizando diferentes técnicas en su Taller Artesanal.


El taller de bordados de Santa Bárbara, que regentan los artistas Juan Areal y Joaquín López.


Mariano Martín Santoja. Se formó profesionalmente en el taller de bordado creado por la hermandad de El Calvario, de Sevilla, así como en el taller del convento de las hermanas filipenses de Santa Isabel. Tiene abierto obrador propio desde el año 1998, con taller en la calle Socorro de la capital hispalense.


Bordados Fernández y Enríquez. Empresa que se crea en 1971, sus dos socios fundadores son D. Rafael Fernández Magro y D. Fernando Enríquez González.


Herederos de Caro, con más de 1000 obras repartidas por toda España, donde se ha bordado parte de la historia de la Semana Santa. Los Sucesores de Caro guardan entre sus paredes los diseños de piezas únicas que hoy son todo un icono en la calle. En el 2007 cumplió 100 años. El taller de Sucesores de Caro tiene ahora a la cabeza a Carla Elena Meléndez, en el barrio de San Lorenzo, donde siempre estuvieron, trabajando esta cuarta generación de artesanos de la ciudad. 


Manuel Solano, bordador de Morón de la Frontera. En esta localidad tiene su taller desde 1992, situado en la calle Jabonería. De allí han salido obras para casi toda Andalucía, Valencia, Madrid y cualquier ciudad que tenga una hermandad con ganas de aumentar sus ajuares. 


Otros bordores destacados:  José María Herrera Caro, José Ramón Peleteiro, José Librero Fernández, María Soldán Garrido, Dolores Fernández, etc.







Referencias:


- http://elforocofrade.es
- https://www.elguichidecarlos.com
- https://elcorreoweb.es
- http://elblogdelesparto.blogspot.com
- https://sevilla.abc.es/pasionensevilla/
- http://periodistacofrade.blogspot.com
- https://cinturondeesparto.com
- http://www.hermandades-de-sevilla.org
- http://www.lacofradia.es
- https://elitediario.com




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